La ingeniería química se enfrenta al desafío de buscar materiales que permitan un proceso más eficiente de saneamiento y potabilización del agua, especialmente en condiciones adversas y en comunidades con acceso limitado a tecnología. El desarrollo de resinas de intercambio, materiales absorbentes y membranas poliméricas son algunos de los esfuerzos actuales para hacer que este objetivo sea una realidad.
La tecnología de materiales en la industria moderna juega un papel fundamental en el desarrollo de cualquier nación. De ahí la importancia de abordar temas relacionados con diversas industrias, así como de identificar áreas de oportunidad y futuras perspectivas para los ingenieros químicos.
Si bien, la ingeniería química se ha asociado tradicionalmente con los procesos productivos e industriales, gran parte de su trabajo se enfoca en el diseño de materiales tecnológicos que buscan satisfacer necesidades sociales. En este sentido, los desafíos planteados por la sostenibilidad y la adopción de estilos de vida amigables con el medio ambiente han llevado a un enfoque especial en el desarrollo de biopolímeros, expresó Mario Alberto López Mendoza, director de la Facultad de Ingeniería Química Industrial de la UPAEP.
Dijo que el tema de los biopolímeros ha sido una prioridad en la ingeniería química durante décadas. Destacó su uso cada vez más común en aplicaciones como materiales de empaque. Sin embargo, señaló que aún queda un largo camino por recorrer para lograr la sustitución completa de los plásticos derivados del petróleo por materiales bioquímicos. Uno de los principales desafíos futuros en este campo es la búsqueda de biopolímeros de alto rendimiento, capaces de cumplir con propiedades específicas requeridas en sectores como la construcción y la industria automotriz.
Otro tema preocupante para las personas, es el acceso universal al agua de calidad, un objetivo planteado por la ONU en su agenda de desarrollo. La ingeniería química se enfrenta al desafío de buscar materiales que permitan un proceso más eficiente de saneamiento y potabilización del agua, especialmente en condiciones adversas y en comunidades con acceso limitado a tecnología. El desarrollo de resinas de intercambio, materiales absorbentes y membranas poliméricas son algunos de los esfuerzos actuales para hacer que este objetivo sea una realidad.
López Mendoza hizo referencia a la «revolución del grafeno». Aunque este material ha sido conocido desde mediados del siglo XX, su síntesis a escala de laboratorio en condiciones factibles para su utilización ha llevado a un creciente interés en sus propiedades únicas. El grafeno, fabricado en láminas de un solo átomo de carbono, se destaca por su conductividad eléctrica y térmica excepcionales, así como por sus propiedades ópticas.
Indicó que actualmente, muchas de las aplicaciones del grafeno se encuentran en los campos de la electrónica, la óptica y las celdas fotovoltaicas, entre otros, y se espera que tenga un impacto significativo en la industria de la tecnología y la información en el futuro.
Expresó que la ingeniería química no se limita solo al diseño de procesos productivos e industriales, sino que también se enfoca en el diseño de materiales tecnológicos que buscan satisfacer necesidades sociales y promover la sostenibilidad en distintas áreas industriales.
Uno de los temas fundamentales en esta perspectiva es el desarrollo de biopolímeros, que son materiales enfocados en llevar un estilo de vida más sostenible. Los biopolímeros han sido ampliamente estudiados y se han utilizado, por ejemplo, en materiales de empaque, siendo esta una de las aplicaciones más comunes en la actualidad. Aunque se ha avanzado en la sustitución de plásticos derivados del petróleo por materiales biopoliméricos, aún existen desafíos en el desarrollo de biopolímeros de alto desempeño, especialmente para sectores como la construcción y la industria automotriz.
El grafeno también destaca por su comportamiento en la interacción con la radiación y su capacidad como filtro molecular, lo cual lo hace prometedor en aplicaciones médicas y en procesos de separación y filtración, como la purificación de aguas y la producción de biocombustibles. Desde la perspectiva de la ingeniería química, se apuesta por la intensificación de procesos mediante el grafeno, es decir, la reducción del tamaño de las plantas químicas para lograr procesos más sustentables y económicamente viables.
Dijo que el ingeniero químico de hoy debe contar con conocimiento y gusto por la ciencia: Es fundamental tener una base sólida en ciencia, especialmente en matemáticas, y disfrutar de la exploración y aplicación de conceptos científicos en el contexto real.
Así como tener versatilidad y capacidad de adaptación: La ingeniería química abarca una amplia gama de industrias, por lo que es necesario ser versátil y capaz de adaptarse a diferentes entornos y desafíos.
Además, señaló que los ingenieros químicos deben tener la capacidad de incorporar conocimientos y conceptos de otras áreas, como la inteligencia artificial, la ciencia de datos, la biología, la ingeniería celular, la biotecnología, y aspectos medioambientales y económicos. Esta conexión con otras disciplinas fortalece el perfil del ingeniero químico y lo prepara para abordar desafíos complejos.
López Mendoza enfatizó que la UPAEP ofrece una formación sólida en ingeniería química, una infraestructura de calidad, una visión humanista y la incorporación de tendencias y disciplinas actuales. Estos aspectos hacen que la universidad sea atractiva para aquellos interesados en formar parte de su comunidad universitaria.