Un acto de patente irresponsabilidad y atolondramiento puso en riesgo la vida de un niño de 10 años y mostró la incapacidad que algunas personas al parecer tienen para convivir respetuosamente con el resto de su comunidad.
El pasado domingo por la noche, Michael Williams llevó a su hijo en su auto a recorrer vecindarios en la localidad de Opa-locka, Florida. Pero por lo que se ha revelado al respecto no se trató de un paseo que una familia normalmente realizaría en un fin de semana festivo (el pasado lunes se celebró el Memorial Day, que conmemora a los soldados estadounidenses caídos en combate) sino de un recorrido absurdo y que pudo haber acabado en una tragedia mayúscula.
Mientras recorría las calles en su auto y pasaban frente a una reunión de personas en el patio delantero de una casa en esa ciudad, el hijo de Williams sacó su rifle de balas de pintura y disparó una ráfaga contra la gente allí reunida.
Según el relato de The Washington Post, la policía informó que el hijo de Williams, de 10 años de edad, le propuso a su padre hacer un “tiroteo desde el auto” para probar su arma de balas de pintura (usada para tiro deportivo) y el padre sorprendentemente le dijo que sí.
Se subieron ambos a su camioneta y mientras pasaban frente a un grupo de gente el niño disparó sus balas de pintura. Quizá a él y a su padre eso les pareció divertido o una suerte de broma, pero se habría tratado de una grave falta de respeto, un abuso en contra de las personas allí presentes.
De acuerdo a la televisora local WSVN, Williams o su hijo (y al parecer otros niños que iban con ellos en el auto) incluso llevaban máscaras de esquí y sudaderas con capucha, de acuerdo a una persona que vive en el área.
La irresponsabilidad de ese acto quedó terriblemente comprobada solo unos instantes después, pues una de las personas atacadas con esas balas de goma, de nombre Gregory Barns, al parecer pensó que se trataba de un ataque con balas reales, sacó su pistola muy real y, presumiblemente para defenderse o para neutralizar al tirador hostil, abrió fuego.
Un solo balazo bastó, pues el disparo impactó la camioneta de Williams e hirió al niño de 10 años, que debió ser llevado al hospital.
Ha de considerarse que en esa ciudad y otras localidades de Florida (y de Estados Unidos) los tiroteos con armas de fuego son perturbadoramente frecuentes y se cobran muchas vidas.
Williams luego alegó, según la televisora WSVN, que ni él ni su hijo iban en el auto cuando se dieron los disparos sino que su hijo ya estaba en el suelo. Y algunas versiones, basadas en lo dicho por Williams, dicen que en el lugar había otros niños que jugaban a dispararse con balas de pintura entre sí.
Sea como sea, el asunto terminó de modo terrible. Hasta el momento no se ha informado sobre la situación del menor herido, aunque la televisora citada mencionó que se esperaba que el niño se recuperaría.
Williams fue arrestado, indicó el Post, y acusado de cargos de negligencia que causó grave daño a un menor, lo que podría llevarlo, si es hallado culpable, a pasar varios años en prisión.
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