El 95 por ciento de la población mundial respira aire “peligroso” y por encima de los límites recomendables de contaminación, según el informe State of Global Air del Health Effects Institute (HEI).
Las ciudades, donde se congregan más de la mitad de los casi siete mil 500 millones de habitantes del planeta, son el caldo de cultivo del que está considerado ya como la cuarta causa de muerte a nivel mundial, después de la presión arterial alta, la mala nutrición y el tabaquismo.
De acuerdo con el estudio que cita el periódico británico The Guardian, la carga recae más en las comunidades más pobres, con un aumento rápido de la brecha entre los países más contaminados y menos contaminados.
«La brecha entre las zonas más contaminadas y menos contaminadas del planeta se está agrandando año tras año», advirtió Bob OKeefe, vicepresidente del HEI, con sede en Boston, que ha combinado datos obtenidos por satélite con mediciones a nivel de tierra en más de 150 países.
La contaminación interior y exterior, causadas principalmente por la quema de combustibles fósiles, contribuye a 6.5 millones de muertes prematuras al año, con una incidencia especial en las grandes megalópolis de India y China.
Asimismo en las zonas rurales de Africa donde el carbón y la leña siguen siendo la principal fuente energética en los hogares.
«En los países desarrollados existe la conciencia y la determinación de limpiar el aire para velar por salud de los ciudadanos», señaló OKeefe.
«Pero en los países en desarrollo, el control de la contaminación va por detrás del impulso al crecimiento económico», detalló.
El «bache» de la contaminación, comparable al de la riqueza, es casi el doble de lo que era a finales de los años 90.
Aunque las medidas emprendidas en los últimos años por China e India, donde se registran una de cada cuatro muertes prematuras por la mala calidad del aire, son razones para un relativo “optimismo”, según el informe del Health Effects Institute.
«China se está moviendo agresivamente para cortar la dependencia del carbón e imponer mayores controles de la calidad del aire en las ciudades», apuntó OKeefe.
«India ha dado también un paso adelante para combatir la contaminación interior, impulsando la electrificación con energías limpias y el gas licuado del petróleo como alternativa al carbón doméstico».
En el caso de áreas rurales se expone que el riesgo de contaminación del aire interior a menudo es causado por la quema de combustibles sólidos.
Una de cada tres personas en todo el mundo enfrenta el doble golpe de aire inseguro tanto en el interior como en el exterior, aseguran.
Se estima que dos mil 600 millones de habitantes están expuestos a niveles de contaminación interior en los hogares superiores al máximo recomendable.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha puesto un especial énfasis en combatir este enemigo invisible que afecta a los países en desarrollo.
Las emisiones del transporte, de la industria y de las centrales térmicas son por otra parte los principales responsables de la contaminación exterior.
Mientras las ciudades occidentales han declarado la guerra al diesel y han levantado barreras al tráfico, en los países en desarrollo siguen circulando millones de vehículos de gasolina que superan todos los límites permitidos y sin ningún tipo de control.
OKeefe destacó cómo en la última década ha ido aumentando, sin embargo, la presión sobre las autoridades locales, gracias a la campañas en redes sociales.
También a una mayor conciencia ciudadana sobre los efectos de la mala calidad del aire, que se ha convertido en el mayor riesgo ambiental para la salud humana y puede contribuir a la muerte por enfermedades respiratorias, por afecciones cardíacas y por infartos cerebrales.
El informe Health Effects Institute utilizó nuevos hallazgos, como datos satelitales y un mejor monitoreo para estimar el número de personas expuestas al aire contaminado por encima de los niveles considerados seguros por la Organización Mundial de la Salud.
Expertos estiman que este tipo de contaminación del aire contribuyó en la muerte de más de seis millones de personas en todo el mundo en el 2017. China e India representaron más de la mitad del número de muertos.