La obra de Juan Rulfo es una crónica multisensorial porque está dirigida a la capacidad imaginativa visual del lector, aseguró su hijo Juan Pablo Rulfo en Bogotá, en el marco de la programación cultural Año México- Colombia 2017-2018.
La obra de Rulfo, explicó Juan Pablo en entrevista con Notimex, además de su dimensión multisensorial hay “algo que también es importante y son los símbolos y el lenguaje de signos que representa una capacidad de lectura muy grande, de una arquitectura completísima”.
Dentro de estas escenas, dijo, «se esconde una complejidad enorme, se esconde una lectura multisensorial y es por esto que es una obra que va creciendo con el tiempo. Cada vez el lector se va dando el permiso de entenderla de una manera más amplia. Esas lecturas son muy ricas”.
Para Juan Pablo, quien es pintor y grabador, Juan Rulfo fue un hombre “que se preocupó por muchos temas: la imagen, la descripción de la imagen, fotografía, antropología, el cine y la historia”, elementos que se muestran en la serie de documentales sobra la vida de su padre que realizó su hermano Juan Carlos.
Esta es una “serie de siete capítulos, muy rico, muy peculiar” que sorprende al espectador por la forma como se va narrando el perfil de Rulfo en su entorno social.
El documental recupera a través de “investigaciones datos muy peculiares que tienen que ver con sus intereses plásticos, intelectuales y humanos (…) Él (Rulfo) antes que todo fue fotógrafo, un dato muy importante, 15 años antes de publicar ya estaba tomando fotografías”.
El interés del autor de “El Llano en Llamas”, fue “registrar datos, información. Tenía un gran apetito por almacenar imágenes, construyó un archivo imaginario, y poco a poco fue ampliando su labor fotográfica”.
Rulfo dejó una “muestra muy importante del trabajo de arquitectura. Él le llamaba una muestra de colonizar. Poco a poco fue abarcando una serie de libros y de temáticas que le fueron enalteciendo su visión del país”.
Esta sensibilidad en las imágenes, “se fue viendo en sus escritos, ese afán de describir momentos y elementos muy visuales que se iban convirtiendo en un gran respiro emocional en su obra literaria. Se puede hacer un paréntesis en ese sentido como una muestra de su gran capacidad de percibir los sentidos”.
En la fotografía “entre más registros tengas se pueda adaptar a tu capacidad descriptiva. Esos elementos se pueden entender en este documental y en el contexto donde creó sus obras. Qué hacía, qué pensaba. Hay una parte donde él describe cuál fue su técnica para escribir”.
Añadió que la obra de Rulfo permite “muchas lecturas de acuerdo a la capacidad del lector, es cada vez más amplia, más profunda. En lo personal me parece asombrosa porque no tiene límites. Es una especie de un ´no´ en el tiempo histórico”.
Para Juan Pablo en la medida que “el mundo se va volviendo más complejo esta obra ofrece la posibilidad de tener una lectura rica, amplia, de una gran complejidad, simple y de gran creatividad».
«Es una obra donde se pueden encontrar referencias enormes con la literatura universal. Representa una multiplicidad de otros libros”, indicó.
La obra de Rulfo, sentenció, se seguirá leyendo otros 300 años, porque con el tiempo se va a enriquecer, “no se limita a un tiempo aparentemente histórico. Es atemporal”.
La familia Rulfo decidió celebrar el centenario de su natalicio respetando el deseo del escritor, que pidió “discreción y vivir en paz y eso lo respetamos. Hoy en día eso es muy importante por la perversión en la especulación en todo sentido en lo económico y hasta en lo literario, se ve en la pintura y artes visuales”.
En cuanto a la influencia de la obra de Rulfo en la narrativa de Gabriel García Márquez, Juan Pablo consideró que los grandes creadores tienen “una referencia descomunal de otros autores. No creo que exista un autor que sea único, que no tenga influencia de otros autores”.
García Márquez, autor de «Cien años de soledad», percibió la influencia de Rulfo “como un espejo para poder entenderse así mismo, verse de otra manera y poder crear su obra”.
«Comala», el espacio imaginario de Rulfo y «Macondo», la creación de García Márquez, cada uno tiene su propia particularidad porque representan espacios únicos. “Macondo es un espacio imaginario, donde las cosas son posibles. En Comala hay dos espacios uno fértil y el otro desértico”.
“Lo fértil está en el recuerdo y la desértica en la realidad. Hay un Comala en Pedro Páramo que hace una gran advertencia a las sociedades futuras del problema que se está presentando con la tierra, ahí hay una advertencia que puede ser el paraíso o lo desértico. Es una especie de meta-realidad o híper-realidad económica, simbólica y en Macondo hay una realidad mágica”, dijo.
Estos son, abundó, “los espacios que tenemos que imaginar y comprender, porque tenemos que hacer de nuestro sitio de vida un lugar donde la vida sea posible, la vida de nuestro futuro sea fértil y se apodere de nuestro futuro y alejar toda visión de infierno”.
Juan Pablo participó por invitación de la embajada de México en Colombia y el Fondo de Cultura Económica (FCE) en un conversatorio sobre la vida y Obra de su padre, en ocasión de los 100 años del natalicio del autor de “Pedro Páramo”.