3 años después de la pandemia de salud, el 50% de la población mexicana se encuentra afectada con altos índices de insomnio o mala calidad del descanso nocturno.
Hay que recordar que el sueño de calidad es un hábito fundamental para el bienestar físico, mental y social.
A tres años de que se presentara la pandemia de salud del Covid 19, ahora estamos recibiendo las secuelas que nos ha dejado y, una de ellas es el hábito funcional del ser humano que es el sueño, en donde para la sociedad el sueño no es suficientemente importante, ni lo considera una prioridad, subrayó Mercedes Paola Dehesa Isidoro, profesora de la Facultad de Medicina de la UPAEP.
Dijo que es importante concientizar a la sociedad de la importancia que tiene el mantener un buen sueño, es decir, un ciclo de sueño completo porque va a ayudar a mantener al cuerpo humano sano.
Agregó que la función del sueño va más allá de solo descansar, es una función vital que ayuda a mantener las funciones cognitivas y conductuales en niveles adecuados. Expresó que una cantidad insuficiente de sueño puede tener consecuencias graves en la salud física de la persona, aumentando el riesgo de enfermedades como diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares, etc.
Comentó que en la salud mental ha dejado lapsos de atención afectados, cognición reducida, reacciones retardadas, disminuye la capacidad de productividad de las personas. Con respecto a la salud emocional, el no dormir adecuadamente, provoca cambios de humor, niveles altos de ansiedad y una mayor predisposición a tener depresión.
Mercedes Paola Dehesa al señalar quiénes duermen más en el mundo, comentó que los finlandeses, holandeses, e ingleses superan las 7.3 horas de sueño, los españoles 7.13 al igual que Bulgaria y Rumania; los estadounidenses duermen en promedio 7.19 horas con una clara diferencia entre el oeste y el este del país. Los que menos duermen son los turcos con 6.5 horas.
En el caso de México, la población en promedio duerme 7.2 horas; Guerrero 7.9 horas, Veracruz Ignacio de la Llave 7.8, Oaxaca 7.8, con menos horas en promedio por día, Yucatán 7.4, Nuevo León 7.3 y Ciudad de México 7.2 y Puebla también con 7.2 horas de sueño.
Expresó que 3 años después de la pandemia de salud, el 50% de la población mexicana se encuentra afectada con altos índices de insomnio o mala calidad del descanso nocturno. Manifestó que hay que recordar que durante la pandemia se establecieron varias restricciones para frenar el número de contagios, lo que provocó alteraciones en las rutinas de las personas que a su vez afectaron el ritmo circadiano, es decir, los cambios que ocurren en cada periodo de 24 horas en una persona y que se relacionan con los ciclos del sueño.
Dehesa Isidoro, refirió que este padecimiento de dormir poco durante el periodo de pandemia y que se viene arrastrando hasta el día de hoy fue nombrado por los expertos como coronasomnia o COVID-somnia.
Asimismo, manifestó que la prevalencia de insomnio antes de la pandemia era de 18.8%, pero tres años después, las cifras de mala calidad del sueño llegaron a 50% de la población adulta, mientras en muchos jóvenes y adolescentes se intensificó el fenómeno de atrasar por muchas horas el inicio del descanso nocturno y levantarse después de mediodía.
Apuntó que las principales repercusiones del descanso insuficiente están reflejando padecimientos mentales como depresión y ansiedad, además de un mayor índice de accidentes, bajo rendimiento escolar o laboral, irritabilidad y enfermedades metabólicas o cerebrovasculares.
Señaló que antes de la pandemia ya se estimaba que en torno al 10% de los niños y al 20% de los adolescentes sufría trastornos mentales, con consecuencias que se pueden prolongar a lo largo de toda su vida. El insomnio afecta al 30% de los niños entre 6 meses y 5 años. En nuestro medio, el 27% de los niños de 5-12 años presentan resistencia para ir a dormir, el 11% latencia de sueño prolongada, el 6% despertares frecuentes y el 17% dificultades para levantarse por la mañana.
En la actualidad, los adolescentes presentan más ansiedad, síntomas depresivos, autolesiones y conductas suicidas que reportan incrementos de casi un 50% en los trastornos de salud mental y de hasta un 59% en los comportamientos suicidas, asentó la académica.
Dijo que dormir poco hace que las personas sean menos propensas a ayudar a los demás, incluso si la pérdida de sueño es colectiva, por ejemplo, en un cambio de horario, caso en el que un grupo de científicos vieron que las donaciones benéficas caían un diez por ciento.
Acotó que un estudio de la Universidad de California muestra que cuando hay una pérdida de sueño las personas retiran su decisión de ayudar a otros, un comportamiento que se asocia a una menor actividad en la red cognitiva prosocial del cerebro.
Por último, compartió que en la población mexicana los hombres duermen más que las mujeres. Los hombres duermen en promedio 7 horas, mientras que las mujeres sólo 6 horas. En cuanto al resto de la población las horas de sueño son las siguientes, niños de edad preescolar (3 a 5 años) de 10 a 13 horas; menores de 6 a 13 años la sugerencia es de 9 a 13 horas de sueño; adolescentes (14 a 17 años) 8 a 10 horas; jóvenes y adultos 7 a 9 horas y las personas de la tercera edad 7 a 8 horas.