Con la presencia de este virus, se vino alterar la salud mental de las personas por los miedos que comenzaron a experimentar, se dio un incremento significativo de personas con problemas de insomnio, ansiedad y estrés, entre otros padecimientos.
La salud mental a partir de la pandemia le ha cambiado relativamente la vida a todas las personas, ha modificado las relaciones de convivencia y ha cambiado la forma en que se venía trabajando y de cómo se realizaban las relaciones interpersonales antes de la presencia de este virus.
La Covid-19 ha repercutido de forma negativa sobre la salud mental de las personas y de manera especial en la población en general, y en particular sobre los grupos vulnerables, expresó Dulce María Pérez Torres, catedrática de la Facultad de Psicología de la UPAEP.
Dijo que estos grupos vulnerables tienen que ver con las personas adultas mayores, los niños y jóvenes enfermos o las personas que sin saberlo están enfermas de algo que está ahí latente en su cuerpo y que ellos no saben que lo tienen y andan por la vida pensando que no pueden ser contaminados por este virus.
Agregó que la incertidumbre social a esta enfermedad –del Covid-19- más el efecto del distanciamiento social, el aislamiento y la cuarentena pueden agravar la salud mental de la población y dicha situación también puede afectar a la persona y en general a toda su salud.
Pérez Torres, comentó que las emociones están vinculadas directamente con la salud mental de las personas. La Organización Mundial de la Salud, en enero del 2020 declaró el brote de este nuevo padecimiento denominado Covid-19 y desde entonces fue identificada como una emergencia a nivel internacional de salud pública, debido al alto riesgo de propagación en todos los países del mundo.
Dulce María Pérez Torres, manifestó, el mundo se ha detenido físicamente en un alto porcentaje, aun cuando se cuenta con las redes sociales, plataformas digitales y medios electrónicos, dijo que no es igual al del mundo en el que podemos compartir, de establecer una relación física cara a cara; y a medida que avanza esta enfermedad del virus, provoca un alto grado de insatisfacción y preocupación entre la población y de manera particular a los adultos mayores, que son proveedores de atención con personas con afecciones de salud subyacentes y obviamente que éstas son más vulnerables de lo que uno se puede imaginar.
Indicó que la presencia de la Covid-19 vino a cambiar la vida de las personas, principalmente en las costumbres que la gente tenía en el diario convivir, como era visitar a los familiares, amigos y conocidos, a lo largo de un año la gente tuvo que modificar sus rutinas diarias, además de que impera la incertidumbre en las personas al establecer algún tipo de relación al tener que salir a la calle, añadió que algunas personas lo hacen con miedo, pero recordó que la gente tiene que comenzar a vivir con y sin la pandemia.
La académica señaló que en el mundo se han vivido diferentes pandemias y ante esas circunstancias, las personas se las ingeniaron para poder salir a la calle en busca del sustento para la familia y otras tuvieron que quedarse en casa, pero ahora en el mundo en que vivimos, con la incursión de los medios digitales, se ha perdido la memoria social y las personas creen que es la primera pandemia del mundo.
Asimismo, dijo que por otro lado el exceso de información y los rumores infundados pueden hacer que las personas se sientan sin control y no tengan claro qué hacer. “En algunos momentos escuchamos mucha información y muchas veces nos enganchamos con estas noticias y corremos el riesgo de creer que ya estamos enfermos de este virus o muchas veces la descartamos al pensar que no nos vamos a enfermar y dejamos que este avance”.
En ese orden de ideas, Pérez Torres manifestó que por esta causa las personas tienen la sensación de experimentar ansiedad, estrés, miedo, tristeza y soledad, por lo que aumenta la posibilidad de que empeoren con los trastornos de salud mental previos.
Añadió, “si yo tengo ideas catastróficas seguramente me vendrá la Covid-19 y entonces voy a morir, porque la estoy llamando, estoy pensando que eso me va a suceder. Y para evitar ese tipo de pensamientos, la persona debe resignificar su vida, religarse con la vida y así poder reducir este temor terrorífico que me está alterando y que no puedo solventarlo para salir adelante”.
En su intervención, Dulce María Pérez Suárez, Jefa del departamento de Salud Universitaria, apuntó que desde el punto de vista de la salud física y salud mental de las personas, la pandemia sanitaria ha provocado incertidumbre en las personas, pues todavía no se cuenta con un tratamiento efectivo o de que aun cuando ya contamos con una vacuna contra la Covid-19, sabemos que le faltan algunos procedimientos para concluirla y se tenga la certeza de cuánto tiempo va a generar inmunidad, y de que la enfermedad se presenta en algunas personas con ciertas características y en otras con otras características totalmente diferentes, lo que genera un estado de ansiedad e inquietud para todas las personas que comienzan con todo este proceso de salud.
Pérez Suárez enfatizó que con la presencia de la Covid-19 vino alterar la salud mental de las personas por los miedos que comenzaron a experimentar, se dio un incremento significativo de personas con problemas de insomnio y ansiedad, al grado de hacer uso de recetas familiares como tés, consumir vino, fumar un cigarro antes de dormir o consumir medicamentos inductores del sueño que bien utilizados bajo prescripción médica en estos momentos de confinamiento, no generan ningún problema de dependencia.
Advirtió que también la pandemia de salud, ha detonado en el consumo de sustancias ilícitas y desafortunadamente el mercado de la distribución de estas sustancias ilícitas, de estas drogas, también migraron al procedimiento online y utilizó medidas de bioseguridad para su distribución y esto también ha provocado un incremento en el consumo del alcohol y de sustancias adictivas con el pretexto de minimizar el estrés que nos acompaña en esta pandemia de la Covid-19.
Señaló que ante el panorama que se está viviendo por el virus, se pueden utilizar otros recursos de apoyo para atender los problemas de salud de las personas en el ámbito mental, que no tengan que ver con el uso de medicamentos o consumo de sustancias adictivas, como es el caso de los procesos terapéuticos, ejercicio, una alimentación balanceada rica en vegetales, grasas animales, carbohidratos, frutas y carne; así como reducir el uso del lenguaje que tenga que ver con la enfermedad que ocasiona la Covid-19, pero, agregó que si es necesario hablar de los procedimientos que se deben seguir para protegerse de los contagios de esta enfermedad.
Por último, dijo que a un año de la presencia del Covid-19 en México, la sociedad no debe relajar las medidas de salud sanitaria, porque todavía el número de contagios es alto. Agregó, que este virus no tiene palabra de honor, ya que se han encontrado casos médicos en donde el virus ataca a personas que están totalmente sanas o son deportistas, hasta personas que tienen diferentes comorbilidades y que se presenta el virus con diferente intensidad en ellas y puede hacer estragos que va desde los más leves hasta los más complicados.
Por lo tanto, reiteró que el estado de ánimo de la persona juega un papel importante para enfrentar la enfermedad, sobre todo, para evitar problemas de salud que provoquen cierta vulnerabilidad en el estado anímico del individuo.