“La pandemia está lejos de terminar. Todavía la estamos combatiendo, mientras nos enfrentamos a la tarea de restaurar los servicios de salud básicos, con el 90% de los Estados miembros informando sobre la interrupción de uno o más programas sanitarios esenciales”, dijo Tedros Adhanom Gebreyesus, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En su discurso ante la 75ª Asamblea Mundial de Salud, celebrada del 22 al 28 de mayo en Ginebra, Tedros Adhanom afirmó que si bien los casos y muertes reportados de covid-19 han disminuido significativamente, no es momento de bajar la guardia, aunque en numerosos países se han relajado las medidas de prevención con el riesgo que esto conlleva.
“Aún enfrentamos muchos desafíos”, recalcó ante el pleno del órgano de toma de decisiones de la OMS, integrado por representantes de 194 Estados miembros, que vuelven a reunirse de manera presencial luego de dos años consecutivos de sesiones virtuales a causa de la mayor crisis de salud en un siglo.
Tedros citó el aumento de los casos de COVID-19 en los casi 70 países donde se han levantado las restricciones y se ha regresado a una actividad social semejante a la previa a la contingencia. También se refirió al incremento de las muertes registradas en África, el continente con la menor tasa de vacunación contra el coronavirus.
Aunque la vacunación haya alcanzado ya al 60% de la población mundial, ese avance ha sido disparejo: sólo 57 países -casi todos de renta alta o media alta- han vacunado al 70% de sus habitantes y casi mil millones de personas en países de bajos ingresos todavía no han recibido la inmunización, abundó.
Insistió en que una mayor transmisión del virus significa más muertes y mayor riesgo de que surja una nueva variante, y advirtió que la disminución en las pruebas y la secuenciación en todos los países significa que “estamos ciegos frente a la evolución del virus”.
El responsable de la OMS señaló que en algunos países el compromiso político para implementar las vacunas aún es insuficiente y que todavía existen brechas en las capacidades operativas y financieras.
En este sentido, aseveró que la pandemia ha demostrado por qué el mundo necesita a la OMS, “pero también por qué el mundo precisa una OMS más fuerte, empoderada y financiada de forma sostenible”, por lo que acogió con beneplácito la recomendación del Grupo de Trabajo sobre Financiamiento Sostenible de aumentar las contribuciones al 50 % del presupuesto básico durante la próxima década.