Esta pandemia exhorta a cada persona a ser más humilde, más agradecida, generosa, prudente y más realista con respecto a los diferentes periodos que se han vivido a lo largo de todo este proceso y las enseñanzas que nos ha dejado.
La pandemia ha cobrado relevancia, ya que todos los seres humanos la han vivido en carne propia y en lo colectivo y en todos los niveles, tanto en las instituciones educativas y en cualquier otra organización social y principalmente en las familias.
Todas las personas están viviendo estos procesos adaptativos, que de manera sorpresiva vino a imponer esta pandemia de salud, y que obligó al ser humano a experimentar diferentes emociones hasta incorporar nuevas medidas y hábitos y enfrentar diversas situaciones y dificultades para salir adelante, manifestó Laura Gaeta González, catedrática de las Maestrías en Profesionalización Docente de la UPAEP.
Dijo que muchas familias han enfrentado diferentes retos, que van desde las dificultades económicas, de salud, familiares y el distanciamiento social entre ellas, pero también se ha presentado la posibilidad de generar otros recursos para articularse en familia y poder seguir adelante.
Laura Gaeta refirió que ante este regreso a lo presencial que se está dando en algunas instituciones educativas del país, de empresas, negocios y de centros de reuniones sociales, con la aplicación de los protocolos de salud que están señalando las autoridades de gobierno, se debe pensar en esa articulación, porque en este momento las redes de apoyo social son esenciales para fortalecer todas estas acciones que se vayan a emprender como sociedad.
Con respecto a estas competencias socioemocionales que cada persona está experimentando, es importante el apoyo solidario entre los individuos, comenzando por la familia que es una pieza clave para hacer ese trabajo reflexivo de autoconciencia emocional para saber cómo estamos, cómo va nuestro desgaste, porque evidentemente no se trata de que las personas se hagan las “fuertes” por estar como responsable en la formación de niños, jóvenes o adultos, en los diferentes niveles.
Subrayó que es importante generar esos espacios de escucha, de mostrarse como una persona que ha vivido la pandemia en sus diferentes manifestaciones y que puede hablar de lo que siente la persona; además de ofrecer también esos espacios de acompañamiento y de valorar el papel que tiene cada persona y el grupo en su conjunto, esté de manera presencial o a la distancia.
Por lo tanto, dijo que es fundamental trabajar ese clima grupal, las relaciones interpersonales y la empatía, para poder entender cómo se ha vivido la pandemia en sus diferentes aristas y que cada persona la ha enfrentado de diferentes formas.
En su participación, Arturo Villanueva González, catedrático de la Facultad de Educación de la UPAEP, apuntó que es determinante que ante las diferentes adversidades que se le presentan al ser humano, como ahora la pandemia sanitaria del Covid-19, siga creciendo, aun cuando muchos proyectos, muchos procesos se quedaron estancados, muchas personas postergaron cosas por miedo o por prudencia, que fueron los primeros indicios de esta emergencia sanitaria impuso.
Explicó que en el tiempo que lleva viviendo la gente con la presencia del Covid-19, las personas han experimentado diferentes escenarios, que van desde la negación de la enfermedad, hasta coraje, miedo, caminar en medio de esa incertidumbre sanitaria, hasta aceptar la situación y llegar a estos momentos actuales en donde ya contamos con una vacuna hecha en tiempo récord en la historia de la humanidad, pero reiteró que todavía no es momento para bajar la guardia.
Villanueva González enfatizó que a más de un año de vivir en pandemia, las personas ya adquirieron nuevos hábitos que son los que van a ayudar a vivir a partir de la pandemia y más allá de ésta; como son los hábitos de alimentación, hábitos de ejercicio y hábitos de salud, que en su conjunto, tienen que ver con todas esas competencias socioemocionales que fortalecerán a la persona.
Dijo que algo bueno de la pandemia es que hizo reflexionar a las personas, “les dio el tiempo para reflexionar y pensar sobre la vida, sobre el futuro, sobre la fragilidad de la existencia, de la importancia de las personas que amamos, de las personas que lamentablemente perdieron a sus seres queridos por este virus, todos estos hechos tienen que hacer conciencia en la gente para hacerlos más dueños de sus aprendizajes”.
En ese sentido, refirió que maestros, padres de familia y jóvenes tienen que hacer un recuento de lo que han aprendido en este lapso de tiempo en confinamiento y distanciamiento social, “estos aprendizajes deben quedarse para siempre y nos deben modificar como personas, porque el mundo pospandemia, definitivamente ya no será el mismo al que teníamos antes de la pandemia”.
Villanueva González destacó que en estos momentos, las personas deben ser resilientes y empáticos con aquellas familias o personas que han padecido el confinamiento de una manera más dolorosa, con otro tipo de carencias y para ello es importante hermanarnos con las demás personas porque no se puede ser indiferente con los demás. Porque agregó, “si no somos más solidarios, más resilientes y empáticos con los demás, no habrá un futuro más saludable para todos”.
En su intervención, María Elena Huerta Rivero, catedrática de las Maestrías en Profesionalización Docente de la UPAEP, acotó que en la pandemia no todo es negativo, también nos ha dado muchos regalos, como el tiempo suficiente para realizar una introspección de cómo nos encontramos nosotros mismos y de cómo estamos con nuestros seres cercanos, nos ha hecho más conscientes de la vida que llevamos y poder abrazar nuestra propia vulnerabilidad, abrazar nuestras emociones y tener la oportunidad para tener una mirada mucho más compasiva por los demás.
Huerta Rivero refirió que esta situación pandémica nos invita a apostar por la pedagogía del mutuo aprecio, en donde, “si yo soy capaz de abrazar mi vulnerabilidad, entonces voy a permitir que haya espacios en donde se hable de aquello que me duele, son espacios que se pueden abordar en un aula virtual, en la familia y con los amigos, y que la gente tenga esa oportunidad de ser escuchada”.
Enfatizó que la familia es un sistema, el cual está constituido por diferentes subsistemas como el conyugal, el subsistema fraternal y además el subsistema fraterno filial, “en donde uno se pregunta, si ha habido espacio para abrazar la vulnerabilidad, buscar ese espacio en familia para platicar de aquello que le duele, alegra o asusta a alguno de los miembros; o bien, en las aulas virtuales con los maestros y el resto de los compañeros, las personas deben mostrar humildad para abrazar estos regalos”.
Dijo que la pandemia del Covid-19 está invitando a la gente a ser sumamente generosos, empáticos, resilientes y flexibles con los demás y qué tan dispuestos estamos para ayudar a los demás desde esta pedagogía del mutuo aprecio, y hasta dónde somos capaces de brindarnos a los demás.
Por último, asentó que esta pandemia invita a cada persona a ser más humilde, más agradecida y generosa, más prudente y más realista con respecto a los diferentes periodos que se han vivido a lo largo de todo este proceso y las enseñanzas que nos ha dejado.
Agregó, “cuando las personas voltean a ver a esos médicos sacrificados, generosos, que siguen trabajando por nosotros y por nuestro país, los maestros que siguen dando lo mejor en las aulas, a los padres de familia que siguen poniendo la mejor cara para que sus hijos puedan atravesar esta situación, contribuye para que todos juntos, salgamos mucho más fuertes, más fortalecidos y más sabios de estos aprendizajes que ha dejado la pandemia”, concluyó la académica.