Las restricciones de movilidad implementadas para evitar contagios de la Covid-19, han supuesto nuevos paradigmas para la enseñanza superior en materia de conservación y restauración del patrimonio cultural, lo que implica una inventiva mayor dado que la formación en estos campos es en 60% práctica-técnica; lo mismo sucede con el reto de seguir avanzando en la rehabilitación de los inmuebles históricos y bienes asociados, dañados por los sismos de septiembre de 2017.
Con un conversatorio magistral dedicado a los retos, las posibilidades y las perspectivas de estos campos frente a los escenarios derivados de la actual pandemia, abrió el III Coloquio de Conservadores del Patrimonio Cultural, el primero de una serie de diálogos remotos enmarcados en la XXXI Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia (FILAH), organizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Los titulares de los organismos convocantes: la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC) y la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía, “Manuel del Castillo Negrete” (ENCRyM), María del Carmen Castro Barrera y Gerardo Ramos Olvera, explicaron lo que ha supuesto continuar las actividades formativas y normativas de ambas dependencias, ante el confinamiento sanitario.
Dentro de la ENCRyM, reflexionó su director en la transmisión vía remota, realizada por el canal de INAH TV en YouTube, se ha tenido que aprender a responder de forma asertiva a esta situación, aplicando como muchas otras instituciones de enseñanza, las herramientas tecnológicas virtuales. Esto supone migrar los contenidos presenciales a los formatos a distancia y, sobre todo, gestionar cursos para evaluar estos procesos de enseñanza-aprendizaje, garantizando la legalidad de los resultados.
Lo anterior “implica un cambio de lógica y de pensamiento para lo que no estábamos preparados; en ese sentido, la brecha digital no solo compete a la formación académica, sino al conocimiento mismo de estas nuevas plataformas, para que mediante ellas se implementen actividades específicamente diseñadas para la educación a distancia, con el objetivo de desarrollar competencias y habilidades en estos campos”.
Los retos de la escuela, agregó Ramos Olvera, tienen que ver con la posibilidad de capacitar a sus profesores en esta nueva normalidad, pues aunque en un par de años se supere la pandemia, las instituciones de educación superior deberán estar preparadas para formar a los estudiantes en estos nuevos esquemas de trabajo, entre cuyos beneficios está la oportunidad de interactuar con personas de todo el mundo, sin importar el tiempo ni la distancia.
En el conversatorio, difundido en el marco de la campaña “Contigo en la Distancia”, de la Secretaría de Cultura, la titular de la CNCPC, María del Carmen Castro Barrera, recordó que la coordinación a su cargo es un área tanto normativa como sustantiva del INAH, y su actuación es a nivel nacional. Pese a que su labor es en gran medida presencial, también genera programas de conservación desde los ámbitos de la educación, la difusión, el registro y la investigación, tareas y avances que gracias a colaboraciones se han podido divulgar entre los públicos.
Respecto al seguimiento de las acciones del Programa Nacional de Reconstrucción, relativas a la conservación, restauración y rehabilitación de los bienes muebles e inmuebles afectados en 11 entidades tras los sismos de 2017, comentó que si bien en estos momentos no se ejecutan directamente en los talleres de la CNCPC, desde su carácter normativo ha facilitado la continuidad de estos trabajos.
“Ello ha permitido que, gracias a nuestra colaboración, los restauradores externos o privados atiendan el patrimonio cultural dañado, porque nosotros seguimos generando los expedientes, estamos a cargo de la supervisión y de los dictámenes, y autorizamos obra para que ellos puedan continuar. Otro de los aspectos que derivan de esta situación, ha sido brindar recomendaciones para que la sanitización de los espacios, principalmente en iglesias, no afecten a estos bienes”, explicó.
El uso de las plataformas digitales, destacó Castro Rivera, ha permitido una mayor interacción con los centros de trabajo del propio INAH, así como con las áreas de restauración de las representaciones estatales de la institución, y llevar adelante proyectos que ya se tenían programados, como las reuniones con expertos del Instituto del Patrimonio Cultural de España, en noviembre próximo.
De acuerdo con la profesora de la ENCRyM, Isabel Medina-González, “lo que está en juego en estos días, es un planteamiento bastante profundo, y es cómo nuestras tradiciones profesionales, de enseñanza-aprendizaje, de publicación y de investigación, van poder adaptarse a esta realidad y a sacar el mejor provecho de ella.
“Enfocándonos a los beneficios, esta circunstancia abrió tiempo a la investigación, tanto para restauradores dedicados a la academia como quienes realizan trabajo en campo; asimismo, la pandemia abrió nuevos temas de estudio y nuevos recursos para ejecutarlo, los temas de la resiliencia y la comunidad global se han vuelto centrales. Y, por si fuera poco, nos ha forzado al aprendizaje de nuevas formas de comunicación, de apertura a lo global y construcción de comunidades”.
La profesora concluyó que “tenemos la oportunidad de utilizar diferentes medios, nuestra creatividad intelectual, técnica y profesional, para deconstruir y reconstruir nuestra realidad investigativa, formativa y práctica como conservadores y restauradores, para que nuestras presencias se vuelvan contundentes”.