La NASA lanzó este domingo una sonda en una misión sin precedentes: acercarse al Sol más que ninguna otra enviada antes.
En otoño, la sonda solar Parker volará directamente a través los bordes de la corona del Sol, como se conoce a su atmósfera externa, que pudo verse durante el eclipse solar total de agosto pasado.
Con el tiempo, llegará a seis millones de kilómetros de la superficie del astro. Aún entonces mantendrá su temperatura fría a pesar del extremo calor y la radiación y permitirá a los científicos explorar el Sol como nunca antes.
«Todo lo que puedo decir es: ‘Wow, allá vamos’. Vamos a aprender algo en los próximos años», dijo Eugene Parker, el astrofísico de 91 años que pronosticó la existencia del viento solar hace 60 años y dio su nombre a la sonda.
Protegida por un nuevo y revolucionario escudo térmico de carbono y otras maravillas de alta tecnología, la nave espacial pasará junto a Venus en octubre y establecerá su primer contacto solar en noviembre.
En total, la sonda Parker realizará 24 acercamientos en los próximos siete años, en una misión con un costo de mil 500 millones de dólares.
Por segunda noche consecutiva, miles de espectadores se congregaron en el lugar del lanzamiento, en Cabo Cañaveral, Florida, y en las localidades cercanas, incluyendo a Parker y su familia. El astrofísico planteó la existencia del viento solar -una corriente estable y supersónica de partículas liberadas desde la superficie del Sol- en 1958.
Esta fue la primera vez que la NASA puso a una de sus sondas el nombre de una persona todavía viva.
La agencia aeroespacial estadounidense canceló el lanzamiento previsto para la madrugada del sábado en el último minuto por un problema técnico. Pero el del domingo fue un completo éxito.
El cohete Delta IV Heavy despegó antes del amanecer, emocionando a los miles de espectadores que, desde kilómetros de distancia, pudieron ver como se elevaba en un cielo claro lleno de estrellas. La NASA necesitó un potente cohete de 23 pisos, más un tercer propulsor, para poner a la diminuta sonda Parker -que tiene el tamaño de un auto pequeño y bastante menos de una tonelada de peso- en órbita hacia el astro.
A bordo de la aeronave iban más de un millón de nombres, enviados la pasada primavera por entusiastas del espacio, además de fotos de Parker, el científico, y una copia de su histórico reporte.
«Le apuesto 10 dólares a que funciona», dijo el científico.