A España también le salpica, y mucho, el escándalo Odebrecht. De hecho, varias empresas españolas, de poca monta en apariencia, fueron clave para transferir el dinero de los sobornos de Oderbrecht.
Unas cuantas multinacionales del país participaron en la trama de sobornos junto con la constructora brasileña para hacerse con contratos públicos en al menos 12 países de América Latina.
La investigación que realiza la Fiscalía Anticorrupción española desde noviembre de 2016 sobre la implicación de constructoras nacionales en el escándalo Odebrecht es muy lenta y se está cruzando con otros casos de corrupción.
Uno es el llamado Caso Lezo, en el que está implicada la constructora OHL (participada mayoritariamente por el Grupo de Villar Mir) y el expresidente del gobierno regional de Madrid, Ignacio González.
Las pesquisas avanzan lentamente, pese a que los jueces españoles cuentan con un testigo de excepción: el exabogado de la constructora brasileña Rodrigo Tacla Durán, de 45 años y nacionalidad española-brasileña.
El testimonio del exletrado de Odebrecht sitúa a tres grandes constructoras españolas, Acciona, FCC y OHL, en la trama de sobornos para conseguir obra pública en diversos países de América Latina, en confabulación con el gigante brasileño.
Según Tacla Durán, Fomento de Construcciones y Contratas (FCC), que participó en sociedad con Oderbrecht en la construcción de dos líneas del metro de Ciudad de Panamá, habría repartido sobornos a la familia del expresidente panameño Ricardo Martinelli, a cambio de la adjudicación de esa obra, que supuso mil 650 millones de dólares.
También informó el exabogado de Odebrecht a la fiscalía española que Acciona participó en la construcción del metro de Quito, Ecuador, en consorcio con la constructora brasileña usando el sistema de sobornos a las autoridades del país. Esa obra tuvo un costo de mil 400 millones de dólares.
Rodrigo Tacla Durán huyó de Brasil cuando era investigado por el presunto blanqueo de dinero de la petrolera pública Petrobras y el desvío de 15 millones de dólares a diversos políticos, entre ellos, el expresidente Lula Da Silva.
A diferencia de otros 77 directivos del gigante Odebrecht, Tacla no quiso acogerse a los beneficios penitenciarios a cambio de su delación en Brasil. Prefirió instalarse en España y someterse a un juicio en el país de nacimiento de su fallecido padre.
El 22 de noviembre de 2016, recién llegado de Miami, cuando se relajaba en el hotel Intercontinental de Madrid, donde en el pasado había tenido varias citas con directivos de Oderbrecht, fue detenido por la Guardia Civil.
Sobre él pesaba una orden de captura por blanqueo de capitales, soborno de funcionarios y pertenencia a organización criminal.
Los cargos contra el abogado de Odebrecht puntualizaban que Tacla Durán había sido el responsable del pago de comisiones para adjudicaciones de obras en Brasil y otros países americanos, entre ellos México, por valor de cientos de millones de dólares.
Sin embargo, las autoridades españolas no aceptaron la petición de extradición de Brasil, al ser Tacla Durán ciudadano español, y decretaron que será juzgado en España con las pruebas y cargos procedentes del país sudamericano.
El juicio aún no se ha celebrado y el abogado, que pasó 72 días en una prisión madrileña, disfruta de libertad provisional y reside en una urbanización al norte de Madrid.
Dinero de chinos en mano
El exabogado de Odebrecht explicó a los fiscales españoles cómo actuó de testaferro para blanquear el dinero destinado a los sobornos, a través de dos de sus empresas en España, Gvtel Corporation y Vivosant Corporation, ambas radicadas en la provincia de Pontevedra, en Galicia.
«Cedí las cuentas bancarias de mis empresas porque en un momento dado Oderbrecht tuvo problemas para mover el dinero a través de paraísos fiscales», dijo.
Según su declaración, el dinero para los sobornos salía de Odebrecht a través de transferencias a las cuentas de sus empresas offshore, como Smith & Nash con cuenta en Banif y en PKB Suiza. De ahí, el dinero pasaba a otras cuentas en Portugal o España, por ejemplo.
«Gvtel mandaba el dinero mediante transferencias a China o Hong Kong y a cambio los chinos me daban dinero en efectivo en España o donde quisiera Odebrecht», explicó Tacla. La justificación de esas transferencias de la empresa de Galicia a China se hacía a través de facturas falsas.
Con este sistema, Tacla ha confesado que se blanquearon las mordidas para FCC y para la constructora portuguesa Bento Pedroso.
Tacla Durán con Lozoya
El abogado hispano-brasileño también actuó en México. Lo reveló Hilberto da Silva, responsable de la estructura de sobornos de Odebrecht, ante los fiscales brasileños.
En un momento dado, Emilio Lozoya Austin, entonces director general de Petróleos Mexicanos (Pemex), no quiso seguir recibiendo el dinero de los sobornos a través de sus cuentas en las Islas Vírgenes Británicas.
Era ya mucho lo que acumulaba sin justificación alguna. Hilberto da Silva llamó a Rodrigo Tacla, uno de los mejores testaferros que tenía la constructora.
En un reunión en la residencia de Lozoya, se acordó que Tacla abriría una cuenta en Mónaco y allí se transfirieron cinco millones de dólares, según Hilberto da Silva, como pago por haber conseguido Odebrecht la obra de ampliación de la refinería Miguel Hidalgo, en Tula. Un contrato de 115 millones.
Empresas insignificantes
La investigación española descubrió que el gigante brasileño, que desembolsó 600 millones de dólares en mordidas a políticos y funcionarios, usó un pequeño estudio de arquitectura madrileño para transferir dinero a Andorra, donde una jueza investiga la conexión Odebrecht en la banca del Principado.
DSC Workshop, estudio dirigido por el arquitecto Juan Lago-Novás, pasó de facturar apenas 12 mil euros a 28 millones de euros.
La Policía de Andorra descubrió que esta empresa actuó de pasarela instrumental entre 2010 y 2012 para camuflar el dinero ilícito de Oderbrecht, a través de una cuenta de BPA en Andorra.
El propietario de la sociedad habría cobrado una comisión del 3.0 por ciento. Pero Juan Lago-Novás lo niega. «El estudio ha actuado de puente sin saber lo que había detrás de esos pagos. Nadie sospechaba de Odebrecht», declaró al diario El País.
Otra empresa española, cuyos responsables se hacen los sorprendidos al destaparse el escándalo, que presuntamente usó la constructora brasileña es Detección de Riesgos Técnicos, Control de Calidad de Supervisión de Obras de Edificación, S.A.
Esta sociedad habría servido para enmascarar 10.9 millones de dólares en comisiones ilegales en Colombia.
Esta mercantil aparece en un contrato suscrito con Constructora Norberto Odebrecht S.A. en julio de 2009 en Bogotá para construir más de mil kilómetros de carretera entre la capital colombiana y El Caribe.
El administrador de esta empresa, Javier Díaz Vecino, aseguró que si bien firmó un contrato con la brasileña, no recuerda para qué era y que en ningún caso percibió una gran suma de dinero.
Otros nueve millones de dólares para sobornos, esta vez a funcionarios del gobierno de Ecuador y de Perú, fueron camuflados a través de las cuentas de la pequeña sociedad española Eathisa, S. A., radicada en Zaragoza.
Los pagos de Odebrecht a esta empresa de ingeniería fueron en concepto de asistencia técnica de obras públicas, por ejemplo, para el poliducto Pascuales-Cuenca de Ecuador.
El descomunal ingreso de dinero de la pequeña sociedad levantó las sospechas de la Agencia Tributaria española. Creada en 2012, en dos años alcanzó un volumen de negocio de 20 millones de dólares.
La Audiencia Nacional investiga a Eathisa como un tentáculo de Odebrecht. Aitor Elexpe, el socio único de esta empresa, ha preferido no contestar a las preguntas de este medio. Dice que le puede perjudicar en la investigación.