En México las Fuerzas Armadas tienen muchas tareas que no siempre corresponden a la naturaleza de estas instituciones, de tal manera que su involucramiento en actividades que deberían ser atendidas por los civiles, ya se ve como una actividad normal.
Por muchas debilidades en el aparato civil de México, las Fuerzas Armadas mexicanas han ido cubriendo papeles que en otros países cubren las autoridades civiles, como es el caso de la protección ante los desastres naturales o la ayuda a la población civil ante este tipo de fenómenos.
En los países democráticos de Europa, Estados Unidos o Canadá esa ayuda la proporcionan autoridades civiles debidamente equipadas y capacitadas, en el caso de México, son las Fuerzas Armadas con su plan DN3 o plan Marina, por mencionar un ejemplo.
En México las Fuerzas Armadas tienen muchas tareas que no siempre corresponden a la naturaleza de estas instituciones, de tal manera que su involucramiento en actividades que deberían ser atendidas por los civiles, en nuestro país ya se ve como una actividad normal, señaló Herminio Sánchez de la Barquera y Arroyo, Decano de Ciencias Sociales de la UPAEP.
Dijo que con el actual gobierno federal, se tiene a las Fuerzas Armadas “participando en la administración de las aduanas, en los puertos, construyendo un aeropuerto, construyendo tramos de vías del ferrocarril, construyendo bancos, transportando dinero, como responsables del proyecto transístmico en Tehuantepec, por parte de la Marina, y son actividades que sobrepasan la naturaleza de las Fuerzas Armadas en nuestro país”.
Manifestó que es peligroso encargarles a las Fuerzas Armadas actividades de ese tipo, porque descuidan sus actividades normales que por naturaleza tienen, como son la defensa del país, su preparación militar y participación en otro tipo de actividades más acordes a sus funciones militares y se está dando paso a un círculo vicioso en el que las autoridades civiles no hacen su trabajo y se lo dejan a las Fuerzas Armadas y por consecuencia, las autoridades civiles siguen sin la capacidad para hacerlas.
Sánchez de la Barquera, advirtió que las Fuerzas Armadas de México no deben estar involucradas en diferentes tareas, deben mantenerse al margen de estas responsabilidades que son del aparato civil, comenzando por la policía y demás instituciones que están para realizar este tipo de funciones.
Las Fuerzas Armadas juegan un papel importante en la existencia de cualquier estado del mundo, y no hay estado que no cuente con una institución de defensa o seguridad, inclusive países como Panamá o Costa Rica que no tienen fuerzas armadas como tales, mantienen un aparato de seguridad muy costoso. Las policías nacionales en esos países aun cuando no reciban el nombre de fuerzas armadas, cuidan por la seguridad interna y externa de sus respectivos países, comentó el Decano de Ciencias Sociales.
En el caso de México, tenemos una tradición muy antigua de las Fuerzas Armadas, que a partir de la Revolución Mexicana se fueron institucionalizando y que poco a poco se fueron alejando de la acción política y concentrándose más en sus labores.
En su participación, Ana María Guadalupe Peregrina Ruiz, catedrática de la Facultad de Ciencia Política y Gobierno de la UPAEP, expresó que las Fuerzas Armadas son el símbolo de la soberanía nacional, no hay una institución y ningún gobierno que pueda prescindir de este soporte que las fuerzas armadas brindan a las instituciones civiles de una nación, sobre todo, de un país democrático.
Asimismo, la académica hizo un recorrido histórico de la presencia de las Fuerzas Armadas en nuestro país, desde los años de 1930 hasta nuestros días.
En ese recorrido histórico quedó la evidencia de que el hecho de que un militar llegara a ocupar la presidencia de la república, significara que México se militarizara, es decir, la profesión del titular del ejecutivo, no necesariamente repercutió en la estructura o contacto que el ejército tuvo con la población en ese momento de la historia de nuestra nación.
Dijo que el papel del ejército ha sido el de coadyuvar a la estabilidad de nuestro país y de la buena marcha del estado.
Compartió que en los últimos tiempos, ese encuentro ríspido que se ha dado entre el ejército y la población, y que para muchos no son los deseables, y que en algunos casos han opacado el “brillo del ejército mexicano”, pueden provocar que se dañe la imagen de las Fuerzas Armadas ante la población.
Por su parte, Valente Tallabs González, Director de la Facultad de Ciencia Política y Gobierno de la UPAEP, comentó que con el actual presidente de México, la militarización se ha profundizado aún más en aspectos de la seguridad interior y pública, que ya se había visto en nuestro país desde sexenios anteriores.
Señaló que muchos especialistas se preguntan qué implicaciones tienen las decisiones del gobierno para la seguridad y la democracia en México, es decir, ampliar las tareas convencionales y las que no son convencionales; y aquí “no podemos hablar de una democracia sana en el sentido de que las fuerzas armadas no están hechas para las tareas que vienen realizando y que ya se mencionaron”.
Tallabs González dijo que hay que entender que las Fuerzas Armadas mexicanas son en realidad un ejército de seguridad interior, es decir, no es nuevo el que participen en tareas no convencionales, más bien contribuyen en los planes de desarrollo nacional desde hace varios sexenios.
Subrayó que las Fuerzas Armadas no son una institución a la cual le haya llegado la democracia, sigue gozando de cierta autonomía y mayores prebendas que ninguna otra secretaría del gobierno federal en turno.
Por último, Valente Tallabs señaló que el gobierno de los Estados Unidos ha manifestado su preocupación a través de la oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (Wola, por sus siglas en inglés), por el poder adquirido por parte de la milicia, en la actual administración, lo cual señalan no es sano para la democracia en México.
Foto: Es Imagen / Alfredo Fernández