Un grupo de expertos de la ONU en derechos humanos* afirmó este viernes que el reciente cambio de liderazgo en Twitter provocó un fuerte aumento del uso de la expresión racista «Nigger» -negro, en español-, un término peyorativo y extremadamente ofensivo para una persona de raza negra.
“Esta situación evidencia la urgente necesidad de que las empresas dedicadas a las redes sociales asuman un mayor nivel de responsabilidad frente a las muestras de odio dirigidas a los afrodescendientes”, subrayaron los especialistas.
«En los primeros días de la adquisición de Twitter, el Network Contagion Research Institute de la Universidad (estadounidense) de Rutgers destacó que el uso de la detestable y racista palabra «Nigger» aumentó casi un 500% en un periodo de doce horas en comparación con anteriores promedios”, apuntaron.
Urge una respuesta
Los especialistas matizaron que, pese a la advertencia de Twitter de que se trataba de una campaña de troleo y que en la empresa no hay lugar para el odio, esta muestra de animadversión contra los afrodescendientes es profundamente preocupante y merece una respuesta urgente basada en la defensa de los derechos humanos.
“Llamamos a Elon Musk (Twitter), Mark Zuckerberg (Meta), Sundar Pichai (Google), Tim Cook (Apple) y a los directores ejecutivos de otras plataformas de redes sociales a centrar su modelo de negocio en los derechos humanos, la justicia racial, la rendición de cuentas, la transparencia, la responsabilidad social corporativa y la ética”, emplazaron.
Los expertos les recordaron “que la responsabilidad corporativa en materia de justicia racial y de derechos humanos es una responsabilidad social fundamental. Respetar los derechos humanos beneficia a largo plazo a estas empresas y a sus accionistas”.
Con relación a cómo implementar su propuesta indicaron que la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y los Principios Rectores de las Naciones Unidas sobre las Empresas y los Derechos Humanos “ofrecen un camino claro sobre cómo hacerlo”.
El compromiso de las empresas no se refleja en los comportamientos que vemos en la red
Pese a que muchas empresas aseveran que no permiten la incitación al odio, los especialistas señalaron que hay una amplia brecha entre los compromisos de estas compañías con sus directrices y su posterior cumplimiento en las redes sociales.
“Esto es especialmente patente en la aprobación de anuncios incendiarios, desinformación electoral en Facebook y contenidos que hablan de teorías conspirativas. Una investigación de Global Witness y SumOfUs reveló recientemente cómo Meta es incapaz de bloquear determinados anuncios”, acotaron.
Del mismo modo, reconocieron que, en respuesta a numerosas quejas, Meta dio un paso importante con la creación el año 2020 de un consejo de supervisión. Sin embargo, indicaron que su eficacia sólo podrá apreciarse a largo plazo y que requerirá de un compromiso continuo al más alto nivel para la revisión y modificación de sus mecanismos para combatir la incitación al odio racial en línea.
Arbitrariedad e intereses económicos
“Existe el riesgo de que la arbitrariedad y los intereses económicos se interpongan en el control y la regulación de las plataformas de las redes sociales”, advirtieron.
Por último, destacaron que la moderación de contenidos sólo puede abordar “una parte de lo que ocurre en el ciberespacio”, pero que “no tiene en cuenta los efectos intencionados y no intencionados (que provoca) en la sociedad”.
“Si se abordan, pueden ser factores determinantes para construir un futuro positivo tanto en internet como fuera de la red. Está en juego el futuro de las generaciones actuales y venideras, así como la cohesión social entre comunidades”, alertaron.
Añadieron que “las redes sociales desempeñan un papel fundamental a la hora de evitar que se produzcan nuevas fisuras, de modo que la justicia racial y los derechos humanos puedan defenderse para construir sociedades menos racistas, menos divisivas, más tolerantes, justas y equitativas”.
*Catherine Namakula (Presidenta), Barbara Reynolds (Vicepresidenta), Miriam Ekiudoko y Sushil Raj grupo de trabajo de Expertos sobre las Personas de Ascendencia Africana; Pichamon Yeophantong (Presidenta), Damilola Olawuyi (Vicepresidente), Fernanda Hopenhaym, Elżbieta Karska, y Robert McCorquodale grupo de trabajo sobre la cuestión de los derechos humanos y las empresas transnacionales y otras empresas comerciales; Ravindran Daniel (Presidente-Relator), Jelena Aparac, Sorcha MacLeod, Chris Kwaja, Carlos Salazar Couto grupo de trabajo sobre la utilización de mercenarios; Ashwini K.P., relatora especial sobre las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia; Fionnuala Ní Aoláin, relatora especial sobre la promoción y protección de los derechos humanos y las libertades fundamentales en la lucha contra el terrorismo; Muluka-Anne Miti-Drummond, experta independiente sobre el disfrute de los derechos humanos por las personas con albinismo; Tomoya Obokata, relator especial sobre las formas contemporáneas de la esclavitud, incluidas sus causas y consecuencias; Vitit Muntarbhorn, relator especial sobre la situación de los derechos humanos en Camboya; Isha Dyfan, experta independiente sobre la situación de los derechos humanos en Somalia; Alioune Tine, experto independiente sobre la situación de los derechos humanos en Malí; Reem Alsalem, relatora especial sobre la situación de los derechos humanos en la República Árabe Siria; Reem Alsalem, relatora especial sobre la violencia contra la mujer, con inclusión de sus causas y consecuencias; Morris Tidball-Binz, relator especial sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias; Paula Gaviria Betancur, relatora especial sobre los derechos humanos de los desplazados internos; Ian Fry, relator especial sobre la promoción y protección de los derechos humanos en el contexto del cambio climático.
Con información de ONU Noticias
Foto: Es Imagen / Daniel Casas