Paco Ignacio Taibo II iniciará un proceso de reestructuración en el Fondo de Cultura Económica (FCE) luego de que en los primeros 62 días al frente del organismo detectó anomalías como 12 mil libros perdidos de una editorial argentina en las bodegas de Madrid.
En charla con representantes de los medios de comunicación, el escritor indicó que en ese lapso se encontró con situaciones «oscuras y dolosas», por lo que también anunció que serán destituidos directores en todas las filiales.
Comentó que estaban cerradas dos de las 11 filiales que se tenían en el extranjero y que una de ellas en Estados Unidos rentaba parte de un terreno de una iglesia metodista, otra contaba con 52 personas para atender y una más era la que tenía la existencia de los 12 mil libros en cajas sin abrir.
“Todas las filiales perdían dinero al grado de que los pasivos se volvían de hasta un millón 300 mil dólares al año…no había una sola que tuviera números negros ni funcionalidad…no había política de promoción, las ediciones locales estaban almacenándose y no distribuyéndose”, afirmó.
Tras un análisis de esa coyuntura, informó a los comunicadores, para el mes próximo se prevé la destitución de nueve de los 10 directores del FCE, «sólo uno se quedará (Guatemala) y se cambiarán directores en todas las filiales; el proceso de restructuración de la filial comenzará en los próximos días».
“Era un catálogo muy discutible, no por lo que había, sino por como estaba”, alertó el autor de «Días de combate» sobre el inventario del FCE, ante lo cual pidió que se averiguara la situación de 52 títulos, cuántos ejemplares estaban, dónde estaban y los precios que tenían.
Se descubrió que 90 por ciento estaban agotados y se habían vencido los derechos porque no se renovaron los contratos.
De ahí que si se optaba por volverlos a publicar debían volver a contratar con los herederos de los autores porque el libro ya no existía, es decir, aparentemente había un catálogo con 17 mil libros.
Planteó que aunque de manera simultánea se habían firmado los contratos para obras completas, no se tenían los derechos para publicar los libros claves porque los tenían otras editoriales.
A ese hecho se suma, externó, las bodegas de Educal y del FCE estaban repletas, lo que sumado a la cantidad encontrada en las librerías y filiales en el extranjero suman más de ocho millones y medio de libros embodegados.
Se adoptó la máxima de no destruir ningún libro, por lo debían pensar a qué universidad le interesaría recibirlos y se descubrió que se fabricó la desincorporación mediante la cual ciertos ejemplares que no tenían salida comercial eran enviados a la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg) donde eran destinados a volverse pulpa de papel.
Finalmente, aunque descartó que se vayan a cerrar librerías del fondo en difícil situación financiera, indicó que serán revisadas para volver a darles forma.