Llegaron a la ciudad de Puebla las reliquias de santa Margarita María de Alacoque, que recorre los templos católicos y que permanecerán expuestas este jueves en la Catedral de Puebla, donde también se celebró la ordenación de cuatro nuevos diáconos permanentes.

La parroquia de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos fue el primer lugar donde la víspera recibió las reliquias de Santa Margarita María de Alacoque, vidente del Sagrado Corazón de Jesús. Consisten en dos huesos -una clavícula y una costilla de la santa-, así como un pedazo de cerebro incorrupto y una rosa de oro obsequiada por San Juan Pablo II.

Con la ayuda de un dispositivo de seguridad a cargo de elementos de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal se dio la bienvenida a los restos mortales de la hoy Santa, la cual recorre varias ciudades de México, proveniente de Francia.

Cantos, alabanzas, flores y rezos acompañan a los restos que se exponen depositados en una pequeña urna de metal grabada con paredes de cristal para la contemplación de los fieles católicos.

Este jueves, las reliquias de Santa Margarita María de Alacoque llegaron a la Catedral de Puebla como parte del calendario de actividades que la Arquidiócesis de Puebla organizó, ya que los restos permanecerán en Puebla hasta el viernes 24 de agosto.

Para el viernes 24 de agosto se prevé que a las 9:00 horas las reliquias lleguen a la Parroquia de El Cielo en la colonia La Paz.

A las 10 de la mañana será la Ceremonia de Ordenación Sacerdotal y diaconal, presidida por Monseñor Víctor Sánchez Espinosa, arzobispo de Puebla en la Catedral.

Las reliquias de Santa Margarita llegarán a la parroquia de Nuestra Señora del Camino, en la Vía Atlixcáyotl.

La principal intención de la visita de las reliquias es recordar los fieles, a las familias y a las comunidades que no podemos alejarnos del amor misericordioso de Dios, que es tiempo de retomar la paz, mirarnos unos a otros como hermanos, que la paz inicia en el corazón de cada uno y después se irradia a los demás.

“La Iglesia, consciente del sufrimiento y del dolor que provoca la violencia que vivimos en estos días y que no sólo es física y de muerte sino también es de profunda indiferencia a la vida, al dolor ajeno y a las necesidades de los demás, invita a aprovechar las jornadas de oración, reflexión y de encuentro personal con el amor de Dios”, señaló.