El director del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, Pedro Salazar Ugarte, aseguró que el fenómeno de las migraciones demanda atención urgente a escala mundial, razón por la cual se fortalece la interacción con el Observatorio del Sistema Interamericano de Derechos Humanos (OSIDH), con sede en esa entidad académica.
En su mensaje durante la inauguración del “Congreso internacional crisis migratoria en Europa y América a la luz del Derecho Internacional de los Derechos Humanos”, convocado por el IIJ, explicó: se trata de una iniciativa en la que realizamos un esfuerzo institucional, mediante la presencia de expertos en la materia; por ejemplo en Tijuana, Baja California, contamos con la Estación Noroeste de Investigación y Docencia que inició actividades permanentes.
Se dedica, entre otros aspectos, al fenómeno y los retos propios de las dinámicas fronterizas. Los estudios multidisciplinarios que ahí se realizan, con un enfoque jurídico, tienen la meta de conocer y proponer soluciones a esas problemáticas, comentó Salazar Ugarte en el evento que se realizó en formato híbrido.
En el encuentro, también organizado por la Universidad Iberoamericana, el rector de esta institución educativa, Luis Arriaga Valenzuela, se refirió al Informe sobre Migraciones en el Mundo 2022 publicado por la Organización Internacional para las Migraciones, el cual estimó que en 2020 había en el mundo 281 millones de personas en esa situación, porcentaje bajo de la población mundial, ya que sólo representa 3.6 por ciento.
La mayoría de las personas, 96.4 por ciento, vivía en su país natal. “Considerando estas cifras es importante eliminar las percepciones basadas en el temor o en las supuestas amenazas ocasionadas por la magnitud de la migración forzada”, abundó.
Más bien, prosiguió, se requiere llevar a cabo estudios basados en evidencia, datos e información que ayuden a caracterizar mejor el fenómeno, y pensar en respuestas viables para su atención. En esto podemos colaborar las universidades y lo estamos haciendo, establecieron los participantes.
En el mundo globalizado se abren las fronteras a los capitales, inversiones, bienes y servicios, pero no necesariamente a los seres humanos; a los migrantes se les ve como una amenaza.
Es necesario combatir discursos xenofóbicos que aparecen fundados en afirmaciones que no encuentran respaldo en la realidad. “Una de las consecuencias más graves de este tipo de narrativas es que suelen afirmar que las personas migrantes, refugiadas o solicitantes de asilo, son peligrosas, y se les pone el sello de delincuentes, lo cual es absurdo”, sostuvo.
A su vez, el representante en México de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Giovanni Lepri, manifestó que el año pasado México fue el tercer país del mundo en recibir nuevas solicitudes de asilo, sólo después de Estados Unidos y Alemania.
Opinó que la ignorancia es la mejor amiga de la xenofobia, y el conocimiento y la difusión de la evidencia pueden ser los mejores amigos de la inclusión. “Por eso son tan importantes este tipo de foros”.
“Ni nosotros como organismos internacionales, ni los Estados, la comunidad o la sociedad en su globalidad están haciendo un acto de caridad al responder o solucionar e integrar a personas refugiadas, sino que estamos contribuyendo a restituir derechos violados”.
ACNUR trabaja con otras instituciones en un programa de integración de refugiados y ellos se convierten en personas que aportan a la sociedad. Con sus trabajos formales, el recaudo fiscal es de más de 100 millones de pesos anuales, destacó Lepri.
En torno a las mal llamadas caravanas de migrantes se ha creado una imagen de peligro, del refugiado como una amenaza, cuando en realidad es una persona amenazada que tuvo que huir de sus tierras, advirtió.
En su oportunidad, José María Porras Ramírez, catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Granada y director de la Cátedra Jean Monnet sobre Migraciones, asilo y refugio de la Unión Europea, explicó que la integración de los migrantes y extranjeros naturalizados conlleva una apuesta decidida por la interculturalidad.
La construcción de sociedades más inclusivas garantiza el bienestar de largo plazo y la estabilidad de las economías, y además empodera a quienes se encuentran en situación de desventaja y hace que las sociedades fragmentadas en las que vivimos se cohesionen.
Pero eso requiere ofrecer igualdad de oportunidades, luchar contra las diversas formas de discriminación y garantizar el acceso a empleo, vivienda, sanidad y demás servicios sociales para que todos, sin importar su origen o procedencia, disfruten de derechos, concluyó.
En el auditorio San Ignacio de Loyola de la Universidad Iberoamericana, también participaron el presidente de la Corte Derechos Humanos, Ricardo Pérez Manrique; y la directora del OSIDH Magdalena Cervantes Alcayde. El foro concluirá el 6 de mayo.