¿El amor a tu carrera y la vocación a ésta es más fuerte que cualquier cosa? Es la pregunta que deberíamos hacernos al hacer un análisis por el salario que se recibe por realizar el trabajo. Las respuestas quizá serían diversas, algunos dirían que sí es más fuerte la vocación, aunque habrá quienes opinen lo contrario. Tal como una maestra de Sinaloa, México, que renunció a la escuela en la que trabaja, pues indicó que la vocación no le dará de comer.
Fue a través de TikTok, en donde la docente renunció públicamente, luego de que en la escuela en la que laboraba no le pagara lo justo.
De acuerdo con su testimonio, Diana Clarissa mencionó que tras haber recibido un permiso de seis meses, esperaba que al volver a clases por “amor al arte y a los niños”. Sin embargo, se dio cuenta que lo mejor sería ir a las oficinas de la Secretaría de Educación Pública de Culiacán, en donde realizó el trámite para dejar su plaza como maestra.
Durante su renuncia, preguntó si le darían un finiquito por su servicio de profesora. Sin embargo, se llevó tremenda sorpresa: nada le correspondía.
“Hasta nunca SEP, hoy reiteré que tomé la mejor decisión, nomás por no dejar pregunté si me correspondía algún finiquito, compensación o algo por mis más de 8 años de servicio, y me dijeron que nada, que podía pedir mi compensación de AFORE por desempleo. Hasta nunca SECRETARÍA DE EDUCACIÓN PÚBLICA, ojalá algún día paguen sueldos dignos a los maestros”, escribió la maestra en una publicación de sus redes sociales.
Asimismo, en TikTok respondió un comentar8io que la felicitaba por ver por ella y que dejara de lado la vocación.
“No es el problema mi vocación, mi vocación siempre ha estado firme. El problema es que con vocación yo no mantengo a mi familia. Con vocación no pago las facturas ni los recibos. Desgraciadamente, cuando tenemos familia nos damos cuenta que un salario de docente no alcanza”, mencionó.
@dianaclarissa1 Por salarios dignos para los docentes 🙏🏾✅ #SEP #docentes #salariodigno #amoralarte #renuncia #emprender ♬ sonido original – Diana Clarissa
Fuente: Milenio