La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) expresan su profundo pesar por la sensible partida hoy, 4 de noviembre de 2021, del compositor mexicano Mario Lavista Camacho, una de las figuras más relevantes de la música de la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI para México y el mundo.
Al respecto, la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto Guerrero, expresó sus condolencias y envió un abrazo a sus familiares, amigos, alumnos y colegas, al afirmar: “La música está de luto. Hoy se despide el maestro Mario Lavista, enorme figura del arte y maestro de generaciones. México y América Latina pierden a uno de los compositores más destacados del último siglo”.
Y agregó que, en acuerdo con su familia y como reconocimiento a una de las figuras más influyentes en la conformación de la escena musical contemporánea en México y por su compromiso constante con las nuevas generaciones, se realizará un homenaje póstumo de cuerpo presente, hoy, en el Palacio de Bellas Artes a las 17:00 horas.
A su vez, la directora general del INBAL, Lucina Jiménez López, señaló: “México le rinde honor a un gran músico, al compositor más eminente de las últimas décadas, a uno de los más generosos, queridos y reconocidos maestros. Para Mario Lavista no hubo límites en la música. La perplejidad y el asombro, la curiosidad y la experimentación eran para él casi naturales. Como buen sabio, se nutrió de la literatura, la pintura, la música de los grandes. Su obra dio fecundos frutos a la música de América Latina y del mundo a través de una poética sonora muy propia. Sus cátedras de composición, análisis y lenguaje musical del siglo XX en el Conservatorio Nacional de Música y su impulso a la revista Pauta son irremplazables”.
Agregó que “un dolor profundo cuando se despide a un amigo entrañable con quien se dialogaba en torno a la vida política y cultural de México. Abrazo con solidaridad a Claudia Lavista, su hija, destacada coreógrafa con quien desarrolló profundos procesos creativos. A su querida nieta Elisa, a su madre, doña María Luisa Camacho. El INBAL asume el compromiso de trabajar con su familia en torno al enorme legado de Mario Lavista, que es un universo infinito”.
La pasión por la docencia y la composición
Mario Lavista conformó un legado fundamental a la música de los siglos XX y XXI, no solo por su obra musical, sino también por su labor como divulgador y como maestro de numerosas generaciones de profesionales de la música y la composición.
Su trayectoria artística y académica enriqueció la vida cultural y musical del país y de otras latitudes, por ello fue galardonado con múltiples reconocimientos, de los cuales destacan el Premio Nacional de Ciencias y Artes y la medalla Mozart en 1991, la distinción de Creador Emérito por el entonces Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) en 1995, y la Medalla Conmemorativa del Palacio de Bellas Artes, en 2006, otorgada por el entonces Conaculta y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura. Desde 1987 formó parte de La Academia de Artes; en 1998 ingresó a El Colegio Nacional, fue miembro honorario del Seminario de Cultura Mexicana.
El 22 de noviembre de 2013, fue galardonado con el XII premio SGAE de Música Iberoamericana Tomás Luis de Victoria, distinción concedida por primera vez a un compositor mexicano, no solo «por su relevante obra, profundamente arraigada en la identidad de su país y que contribuye a la creación de un lenguaje universal en la cultura iberoamericana, sino además por su pasión por la docencia y generación de conocimiento con su extraordinaria labor como maestro de nuevas generaciones y difusor de la música actual”, según lo ponderó el acta del jurado.
Siempre abierto a la experimentación y en constante búsqueda del refinamiento del lenguaje musical, su obra abarca diferentes formatos, desde música para instrumento solo, así como música vocal, de cámara, orquesta y su única ópera, Aura, basada en la obra de Carlos Fuentes y realizada con una beca de la Fundación Guggenheim. Destacan también sus seis cuartetos de cuerdas, en especial el No. 2, Reflejos de la noche, que es quizás, junto a Simurg para piano, una de sus obras más programadas, a pesar de la dificultad interpretativa que implica. De igual forma, Marsias
para oboe y copas de cristal refleja la fascinación de Lavista por esos otros sonidos que esconden los instrumentos.
A lo largo de su trayectoria, desarrolló un profundo interés por otras artes y por la interdisciplina. Fue así que realizó obras como Música para un árbol y Bocetos para una rama, a propósito de la obra de la artista plástica Sandra Pani. La danza también formó parte de sus procesos creativos, por ello compuso música para diversos proyectos que desarrolló en colaboración con su hija, la bailarina y coreógrafa Claudia Lavista, entre ellos, Divertimento para una bruja, escrita para la obra coreográfica Memoria Ciega, dentro del Homenaje Nacional a Guillermina Bravo en 2020. Su gusto por la música de cine quedó plasmado en las bandas sonoras de películas como Cabeza de Vaca, Vivir mata, Eco de la montaña y María Sabina.
Como parte de su ardua labor en la divulgación y el análisis en torno al quehacer musical, a través de El Colegio Nacional, publicó los textos Cuadernos de música y 13 comentarios en torno a la música, y en colaboración con el Centro de Investigación, Documentación e Información Musical Carlos Chávez (CENIDIM) publicó el libro Mario Lavista. Textos en torno a la música. Asimismo, fue fundador y director de la revista Pauta, cuadernos de teoría y crítica musical.
Su compromiso con la formación de nuevas generaciones de compositores fue patente desde su ingreso al Conservatorio Nacional de Música (CNM), en donde por más de 45 años fomentó la libertad de creación y la experimentación de nuevas técnicas instrumentales a través de las cátedras de Análisis, Composición y Lenguaje Musical del siglo XX, gracias a las cuales se formaron varias de las voces más representativas de la composición en México en la actualidad. Su constante disposición por compartir sus conocimientos, lo llevó también a impartir seminarios y conferencias en prestigiosas universidades del extranjero, principalmente en Estados Unidos.
En relación con sus actividades académicas, Mario Lavista consideraba “que el ejercicio de la docencia puede ser igualmente creativo, interviene con la imaginación y es espléndido el contacto con los jóvenes y que lo cuestionen a uno en muchos sentidos”. De igual forma sostenía que “hay una especie de exigencia social que me dice que una manera de retribuir a la nación por lo que me dio, es a través del ejercicio de la docencia, es preparando lo mejor que uno puede a los jóvenes», y así lo cumplió.
Gracias a su estrecha relación con el CNM, en el marco del 39 Foro Internacional de Música Nueva Manuel Enríquez (FIMNME) en 2017, los ensambles de Música Contemporánea del CNM y de la Facultad de Música de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) realizaron el estreno en México de Cristo de San Juan de la Cruz, obra comisionada a Lavista en España para conmemorar el centenario del nacimiento de Salvador Dalí. De igual forma, en 2018 se realizó la presentación de su ópera Aura, en el auditorio Silvestre Revueltas del CNM, como parte de una colaboración académica entre la Secretaría de Cultura, el INBAL y la Secretaría de Marina.
La música de Mario Lavista fue constante protagonista de diferentes ediciones del FIMNME por lo que, en 2013, se realizó la conferencia Mario Lavista: cuaderno de viaje, en ocasión del 70 aniversario del compositor.
En su permanente colaboración con el INBAL, al que consideró su casa creativa, Lavista Camacho deja importantes aportaciones al quehacer musical del país, en complicidad con agrupaciones como la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), la Orquesta de Cámara de Bellas Artes (OCBA) y especialmente con el Centro de Experimentación y Producción de Música Contemporánea (CEPROMUSIC), agrupaciones que han dado vida a su música.
Foto: @alefrausto