Los años trascurrieron como agua y llegó el 2010, el año de la sucesión gubernamental.
Después del escándalo de Lydia Cacho, el gobernador Marín, jamás volvió a ser el mismo de antes.
El mixteco tuvo que invertir carretonadas de dinero para tratar de limpiar su imagen ante los medios de comunicación, se convirtió en rehén de las televisoras nacionales, tuvo que hacer innumerables acuerdos políticos con Manuel Espino, entonces dirigente nacional del PAN, para traicionar en la elección del 2006 a Roberto Madrazo y finalmente pagar millones de pesos para qué el 29 de noviembre del 2007, con seis votos a favor y cuatro en contra, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, determinará que el entonces mandatario, no incurrió en violaciones graves a los derechos humanos de la periodista Lydia Cacho.
Irónicamente, dos personajes hoy integrantes de la 4T fueron fundamentales para que Marín pudiera salir avante, la entonces ministra Olga Sánchez Cordero, ahora secretaria de Gobernación y el entonces asesor jurídico de Marín y hoy consejero jurídico del gobierno de Puebla, Ricardo Velázquez.
Increíblemente, Marín salió airoso no solo de la corte, sino que también ganó de manera amplia las elecciones locales intermedias, manteniendo el control de la ciudad capital, con Blanca Alcalá y la mayoría aplastante en el Congreso.
En esta elección, Marín contó con la complicidad implícita del entonces senador, Moreno Valle, quien abandonó a su suerte al candidato panista a la alcaldía, Antonio Sánchez Díaz de Rivera, ex subsecretario de Sedesol con Josefina Vázquez Mota y candidato del Yunque a la gubernatura. A Rafael no le convenía un triunfo de Toño, porque se convertiría en su adversario al interior del albiazul, para competir por la candidatura a casa Puebla.
En 2009, las elecciones federales intermedias confirmaron la “resurrección del marinismo”, el PRI ganó de manera aplastante las 16 diputaciones federales que estaban en juego. El gran operador parecía resurgir de sus cenizas, aunque todo fue un espejismo.
Para el 2010, el grupo compacto del gobernador Marín comenzó a pujar porque el candidato a la gubernatura, no fuera el entonces secretario de Desarrollo Social, Javier López Zavala.
Valentín Meneses, Mario Montero, Guillermo Deloya, Javier Sánchez Galicia, Arturo Hernández David, una y otra vez intrigaban en contra de Zavala, solo Javier García cerró filas en torno al candidato de su jefe, lo cual provocó una fractura al interior del grupo compacto del mixteco.
Por otra parte, el ya para en ese entonces ex edil capitalino Enrique Doger había establecido una alianza con Moreno Valle y se había convertido en el principal opositor a la campaña zavalista. La también presidenta municipal de Puebla, Blanca Alcalá, ya había tendido lazos a través de su yerno, Edgar Chumacero, con Eukid Castañón, el operador electoral de Rafael.
Para empeorar las cosas, en una decisión por demás desafortunada, Marín decidió quedarse con todo, hacer a un lado a los demás grupos priistas y le otorgó la candidatura a la gubernatura a Zavala y para la presidencia municipal de Puebla, a su hermano político, Mario Montero Serrano. El desastre electoral estaba casi asegurado, aunque pocos los vimos venir.
Todavía a mitad de la campaña, Valentín Meneses intentó dar un golpe de estado y quitar a López Zavala de la candidatura, para sustituirlo por otro personaje, se dice que traía como oferta al entonces rector de la UAP, Enrique Agüera.
Los “golpistas” convocaron a una reunión en el rancho del empresario, Rodrigo López Sainz, en ese entonces dueño del periódico Intolerancia, y compadre de Valentín, pero la intentona fracaso, ante el enfado de Marín, quien conminó a su compadre a dejarse de “pendejadas”.
Rafael reagrupo a sus antiguas fuerzas, el llamado Grupo Finanzas cerró filas en torno a su líder, solo dos figuras no estuvieron de inicio, Fernando Manzanilla, quien había tomado su distancia y Luis Banck, quien había regresado al sistema financiero, a través de una aseguradora.
La presencia de Gali en el equipo morenovallista de inmediato provocó envidias, Rafael le encargo hacerse cargo de la campaña financiera y Tony se movió a sus anchas.
Las arcas de los empresarios poblanos, por obvias razones, estaban cerradas para Rafael, pero eso no fue obstáculo para hacerse de recursos nacionales, de los principales capitales privados de México, que conocían a Moreno Valle, a Gali, a Roberto Moya a la familia del candidato panista y vieron en el proyecto, una buena inversión. Gali recaudaba, aunque Moya y sobre todo Martha Erika vigilaban como se gastaba.
Para sellar aún más la amistad entre Rafael y Tony, el entonces candidato a la gubernatura, le ofertó hacer candidato a una diputación local, a su joven hijo en ese entonces de 26 años de edad, Tony Galli López, quien contendió por el PRD, partido controlado por el hoy gobernador, Miguel Barbosa, quien traicionó a Marín y se sumó a la coalición Compromiso por Puebla, que encabezó Rafael Moreno Valle.
Tony papá, para demostrar su lealtad e incondicionalidad al morenovallismo, convenció a su joven hijo de incursionar en la política y dejar el futbol, para convertirse en candidato por el distrito 3 con cabecera en la ciudad de Puebla, en donde su contendiente, fue la en ese entonces protegida del rector Agüera, Silvia Arguello de Julián.
El resultado ya es de todos, conocido, Rafael derrotó a Zavala el 4 de julio del 2010, con más de 10 puntos de ventaja y se convirtió en el hombre que sacó al PRI de casa Puebla.
Desde un inicio, Rafael pensó en Tony Gali para encabezar la Secretaría de Obras Públicas, la cual cambio de nombre a Infraestructura, puesto que también ambicionaba el panista, Pablo Rodríguez Regordosa, quien fue designado secretario de Desarrollo Económico.
Desde la transición nació una animadversión entre Tony y Pablo, la cual prevalece hasta estos días.
Tras la toma de posesión, Pablo Rodríguez fue el primero en urdir un plan para tratar de tirar a Tony, acusándolo con Moreno Valle, de pedirles “moche” a los constructores.
El capítulo ya es de todo mundo conocido, a los pocos días de haber iniciado la administración, Pablo acusó en el Salón de Protocolos, habilitado en ese entonces como oficinas del gobernador, porque casa Puebla estaba en remodelación, a Tony de corrupción. Moreno Valle mandó a llamar a Víctor Carrancá quien se estrenaba como procurador de Justicia en Puebla y citó a Tony para que pudiera refutar lo dicho por Pablo, Gali, casi fulminó a Rodríguez y lo conminó a presentar a los empresarios a los cuales según él, había extorsionado, está por demás decir que las horas pasaron y los supuestos empresarios nunca llegaron.
El 2011 y 2012 trascurrieron, Tony Gali se posicionó como uno de los mejores colaboradores de Rafael, quien fiel a su estilo, explotaba de inmediato en contra de quien cometiera un error, lo mismo aventaba celulares, que agarraba a cachetadas a algún personaje o los bajaba del vehículo en plena carretera, ese era su estilo, aunque nunca lo hizo con Tony, ni con Fernando Manzanilla.
A quienes se oponía a los deseos de Rafael terminaba en la cárcel o tenía que huir. Uno de los primeros en padecer sus arranques fue el entonces edil de Acatzingo, Eliseo Zayas Jaén, a quien recluyó en el penal de Tepeaca, acusado de encubrir a un policía municipal, el cual había matado a una persona, además de tener, según las autoridades, todo un arsenal en la alcaldía.
El 2013 llegó y con él, la primera prueba de fuego para la maquinaría que había vencido al PRI y a Mario Marín, se tenía que renovar el Congreso local y las 217 alcaldías, entre ellas la de Puebla capital, la polis (ciudad estado) como la denominó, Manuel Bartlett por su peso electoral, político y económico.
Un personaje que había sido clave en la victoria electoral de Rafael en el 2010, fue Fernando Manzanilla, quien regreso a la escena pública a solicitud de su amigo Moreno Valle, luego de haberse ausentado de Puebla desde mediados del 2004.
Fernando regresó cuando la campaña de Rafael a la gubernatura llevaba un mes de haber iniciado y reinaba el caos y el desorden. Manzanilla cohesionó al equipo y encontró el motivo o razón de voto de la campaña, el enfocar las baterías hacia el gobernador Marín, para reactivar la molestia del electorado hacia el mixteco.
En efecto, la estrategia rindió frutos y se obtuvo el triunfo. Manzanilla recibió como premió la Secretaría General de Gobierno, a la cual se le ampliaron los poderes, era sin discusión el número 2 en el organigrama y el jefe del gabinete.
Todos daban por seguro que Manzanilla sería el heredero indiscutible de Rafael, habían sido amigos muy cercanos desde hace tiempo, Fernando había sido clave para derrotar a Marín y todos veían a este personaje, sin duda como su sucesor.
Fernando comenzó a acumular poder, lo mismo tendía puentes con los medios de comunicación vetados por Rafael, que con los Yunquistas, a los cuales Rafael, les arrebató su partido, Manzanilla era el único puente con el alcalde de Puebla, Eduardo Rivera, a quien Moreno Valle trataba de humillar constantemente y tejía una red de operadores por toda la capital, con la finalidad de convertirse en el candidato a la presidencia municipal de Puebla.
Al mismo tiempo, Manzanilla, desde la campaña del 2010, había establecido una relación con la hermana de Rafael, Gaby. A Moreno Valle y a su esposa Martha parecía incomodarles mucho esa relación, tan es así que en plena lucha por casa Puebla, el entonces candidato del PAN a la gubernatura le había declarado al periodista, Alejandro Mondragón, en los micrófonos de la 1010 de AM, que si ganaba, Fernando iba tener que elegir entre ser su cuñado o ser parte de su administración, no obstante, fue designado secretario General de Gobierno y ya en pleno ejercicio público, se casó con Gaby.
La relación entre ambas parejas Moreno Valle-Alonso y Manzanilla-Moreno Valle se fue deteriorando, mucho se habló de la mala relación que siempre existió entre Martha Erika y Gaby, así como también entre la misma Martha y Fernando, mientras más se alejaba Rafael de Fernando, más se acercaba a Gali, con quien estableció una gran complicidad.
A finales del 2012, tres personajes dentro del equipo de Rafael se disputaban la candidatura a la alcaldía de Puebla, el entonces secretario General de Gobierno, Fernando Manzanilla Prieto, el de Infraestructura, José Antonio Gali Fayad y el secretario de Salud, Jorge Aguilar Chedraui, ahí arrancó una lucha sin tregua, la cual dividió al morenovallismo y derivó en una serie de pugnas que hasta la fecha se mantienen entre Gali y Jorge Aguilar.
A inicios del 2013, la situación era muy clara, la carta de Rafael para la alcaldía era Gali, la de Martha Erika era Jorge y Fernando corría su propia ruta, ya con bastantes diferencias con su entonces cuñado.
El segundo informe de labores de Rafael transcurrió y con él vino lo que Germán Sierra denominó “la pinche señal”, transcurrido el tiempo oficial para la promoción del gobernador, todo Puebla fue inundado por una serie de espectaculares con la figura de Tony acompañado de las principales “obra simbólicas del morenovallismo”, los puentes atirantados, el CIS y diversas carreteras, ya no había dudas, Gali había ganado la partida.
Un personaje había sido clave para terminar de amarrar la amistad entre Rafael y Gali y este fue su hijo, Tony Junior, a quien Rafael adoptó como un “hijo político”.
“Junior” era un influyente diputado, líder de la bancada del PRD en el Congreso del Estado. Rafael tenía múltiples deferencias para Tony, lo llevaba a reuniones de “alto nivel” con los círculos políticos y empresariales de México e incluso del extranjero, parecía que Moreno Valle había elegido al joven político como su “discípulo”, aunque al Junior, nunca terminó por agradarle la política, muchas cosas la hacía por ayudar a su padre.
Por supuesto que comunicarle a los vencidos la decisión no fue nada fácil. En las encuestas Tony punteaba, seguido de Fernando Manzanilla y en tercer lugar aparecía no muy lejos, Jorge Aguilar, quien había construido una base fuerte de seguidores en diferentes juntas auxiliares del norte de la ciudad.
Martha Erika tenían un afecto especial por Jorge, la esposa del entonces gobernador fue quien se encargó de darle a conocer la noticia de que no iba a ser candidato a la alcaldía de Puebla. Martha primero comió con la mamá de Jorge y después cito a este personaje para cenar con él y darle a conocer la noticia.
Jorge al principio se deprimió, pensó alejarse de la política, luego de una semana, decidió aceptar la oferta que su amiga le había hecho, aceptar la candidatura a la diputación local por Puebla capital y luego convertirse en líder del Congreso local.
Fernando Manzanilla, por su parte, ya desde el informe de labores de Rafael había decodificado el mensaje, más tarde me confesaría en una plática sostenida en la cafetería del hotel el Presidente, que se había dado cuenta que Martha siempre había sido la candidata de Rafael para sucederlo, ya que Moreno Valle no confiaba en nadie más, solo en ella.
En julio del 2011, la entonces legislatura local encabezada por el diputado panista, Mario Riestra Piña, aprobó la reforma electoral de Puebla, que dio cabida a la creación de la mini gubernatura y los ayuntamientos de 4 años y 8 meses para el 2014, para empalmar las elecciones locales con la elección federal del 2018.
En la elaboración de esta ley participaron de manera activa, Luis Carlos Ugalde “el maguito”, ex consejero presidente del IFE, Virgilio Andrade quien más adelante sería secretario de la Función Pública en el sexenio de Peña Nieto, el propio Manzanilla y Eukid Castañón, entre otros.
Era claro que la iniciativa tenía un mensaje directo, quien fuera el candidato a presidente municipal de Puebla en el 2013, sería también el candidato a la mini gubernatura, pero entonces no sería el sucesor de Rafael en el 2018, quien a su vez tendría todos los recursos de Puebla a su alcance para más tarde buscar la candidatura del PAN a la presidencia de la República.
Manzanilla descubrió que no era él quien iba suceder a Rafael, quien le había perdido la confianza por no someterse a sus caprichos, no era manipulable, ni mucho menos, Rafael necesitaba a alguien que le debiera demasiado, razón por la cual no se le iba a poder rebelar, pero falló en sus cálculos, Tony Gali Fayad era leal, pero no un títere.
El jueves 4 de abril del 2013, tanto Fernando Manzanilla como Tony Gali presentaron la renuncia a su cargo.
Fernando pensaba irse nuevamente de Puebla, pero aceptó la oferta de Tony y se convirtió en el coordinador de su campaña a la alcaldía. La relación entre Manzanilla y Rafael estaba completamente rota, nunca más se volverían a dirigir la palabra. La unidad morenovallista se había roto.
En el capítulo 4, de Charly Hall a Casa Puebla
Fotos: Es Imagen / José Castañares / Jafet Moz
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