Con la asistencia de más de 160 mil personas provenientes de diferentes estados de la república mexicana y del interior del estado comenzó la XXVIII Procesión de Viernes Santo en Puebla.
“Es un momento en que debemos acompañar a Jesús en su Viacrucis, en su camino de la Cruz y como ya es una hermosa tradición en nuestra ciudad arzobispal, peregrinamos con las imágenes no solo las más bellas, sino las imágenes más queridas, las imágenes de tanta fe y devoción de quienes seguimos y somos devotos de ellas”, manifestó, Víctor Sánchez Espinosa, arzobispo de Puebla durante la primera reflexión de la XXVIII Procesión de Viernes Santo.
Miles de fieles se congregaron en la Catedral de Puebla y las calles del primer cuadro del Centro Histórico, para vivir con fervor y pasión la Procesión.
En la XXVIII Procesión de Viernes Santo, se dio por primera vez la participación del Santo Niño Doctor de Tepeaca, quien encabezó la Procesión, seguido de la Virgen de la Soledad, para continuar con Jesús Nazareno de las Tres Caídas, la Virgen de los Dolores del Templo del Carmen, Jesús Nazareno y el Señor de las Maravillas.
Agregó, “hoy recibimos al Niño Doctor de Tepeaca, peregrinamos con él, es el niño que nace en Belén, nace para morir después en Jerusalén, los palos del pesebre serán después los palos de la Cruz, mucha gente lo visita en su santuario, y los devotos me han pedido que les pidiera a los tepeaquenses que nos permitieran traer esta imagen. Por eso comenzamos nuestra procesión, meditando, orando, cantando, reflexionando en estos misterios que la Iglesia celebra en este día. Los misterios de la pasión de la Cruz, del sufrimiento, del dolor, de la muerte de Nuestro Señor Jesucristo”.
Dijo que este momento es importante, porque nos debe ayudar a crecer en nuestra vida de fe y en nuestra vida cristiana, por lo tanto, con esos sentimientos vamos a iniciar nuestra procesión.
Ni el clima frío y nublado por la mañana y menos aún el calor y los rayos del sol desmotivaron a los fieles católicos a participar en el camino de la cruz; desde los balcones, azoteas y aceras los participantes observaban con atención el andar de cada una de las imágenes.
Muchos más, desfilaban detrás de ellas a través de los casi 3 kilómetros de recorrido, acompañando de manera simbólica a Jesús en su camino hacia la Cruz, y a la Virgen María en su camino de dolor.
El arzobispo de Puebla subrayó, “hoy acompañamos a Jesús en su Viacrucis, en su camino de la cruz, lo acompañamos en su dolor, en su sufrimiento, con estas hermosas imágenes, llenas de devoción”.
Las seis bellas esculturas son llevadas en andas por sus grupos de porteadores muy bien preparados, así como los grupos de tamborileros y matraqueros que marcan el paso de la procesión, las bandas de música que acompañan al cortejo, los niños vestidos de angelitos, las congregaciones de católicos y por supuesto todos los fieles y visitantes que se suman al acto.
Monseñor Víctor Sánchez, arzobispo de Puebla, agradeció a los diferentes organismos que participaron en la organización de la XXVIII Procesión de Viernes Santo para que continúe viva la fe en los fieles católicos.