Los ciudadanos deben construir un entorno social en donde predomine la prudencia, la tolerancia, el respeto entre las personas y fomentar los valores fundamentales que deben regir la convivencia entre las personas, con todas sus diferencias de pensamiento y sociales.
La ética social y el contar con políticas públicas sustentables, permitirán a la sociedad establecer el camino para llegar al bien común y contribuir al bienestar de las personas.
Las políticas públicas para el desarrollo del bien común son necesarias, no son un lujo o algo opcional, y deben estar encaminadas en beneficio de todos los sectores de la sociedad y no en determinados grupos de interés, señaló Livia Bastos Andrade, investigadora de la Facultad de Filosofía de la UPAEP.
Indicó que se pueden tener buenas políticas para el desarrollo del bien común o no, al mencionar que la omisión relativamente para hacer buenas políticas públicas para el desarrollo no solo de determinados grupos sociales o de “amigos o equipos”, sino para toda la sociedad, mirando de manera especial a los sectores más vulnerables, es una exigencia que no debe postergarse, y menos en los tiempos actuales que se están viviendo, porque la factura será siempre muy alta para quienes menos tienen, es decir, los grupos más desprotegidos.
Livia Bastos manifestó que los problemas sociales que en estos momentos enfrentan México, Brasil y otros países del mundo, son la pobreza, la violencia, la pandemia del Covid-19 y la corrupción que viven en el entorno social, son problemas que se viven en estos países.
Enfatizó que la prudencia en la vida pública es muy importante, sobre todo de aquellos que gobiernan para dirigir los destinos de una nación, pero también es importante la prudencia de las personas que votan porque de esta manera cada uno asume con responsabilidad lo que le toca hacer en el entorno social.
Advirtió que hoy en día hay una falsa concepción de la prudencia, entendida como un “cálculo del interés personal. Hoy muchas veces se entiende de manera equivocada la moral, como la obligación que uno tiene hacia los demás, y la prudencia como esa destreza o habilidad de calcular los propios intereses de la persona. Cuando en realidad la prudencia en la vida pública debe ser una búsqueda inteligente del bien para la sociedad, para las comunidades”.
Livia Bastos reiteró que la prudencia en la vida pública es una inteligencia que se desarrolla y que se practica para deliberar con justicia y de forma sensata, además de que implica una formación técnica y esto no quiere decir que los políticos sean meros tecnócratas o especialistas, porque las buenas leyes y buenos proyectos de desarrollo vienen hechos por personas que deliberan buscando el bien de los grupos humanos y el bienestar de un país.
Asimismo, dijo que las buenas políticas para el desarrollo del bien común deben ser pensadas a corto, mediano y largo plazo. Agregó, “en diferentes países se ha observado que ha fallado el liderazgo de los políticos, no han actuado cuando deberían actuar, han reaccionado tarde o sólo ha pensado en acciones inmediatas o en un futuro lejano, menos en el aquí, y en el ahora”.
Bastos Andrade señaló que países como México o Brasil entre otros, por su tamaño tienen tal diversidad en sus regiones, cuentan con distintas urgencias y necesidades y muchas veces las aproximaciones que se buscan homologar sin considerar las diferentes necesidades, terminan por no responder a la realidad a lo que se necesita atender socialmente.
Por lo tanto, invitó a las nuevas generaciones de jóvenes a ejercer el liderazgo político, aun cuando la vida política es muy difícil e ingrata en un sentido, porque lamentable además de la pandemia de salud que estamos viviendo a nivel mundial, también está la pandemia de la corrupción en donde surge la deshonestidad de las personas y muchas veces el querer ingresar a la vida política para hacer buenas políticas públicas es casi someterse asimismo a un campo de muchos desafíos, de pruebas y de mucho sufrimiento, pero sabemos por los momentos históricos que ha vivido la humanidad que las sociedades han podido salir adelante y progresar porque hay personas que han sabido asumir retos y sacar adelante lo mejor de su sociedad, de su ciudad y de su país.
Acotó que se necesita de una nueva generación de buenos políticos en Brasil y México, así como en otros países que estén comprometidos con los ciudadanos y con la promoción del bien común.
Por su parte, Rubén Sánchez Muñoz, investigador de la Facultad de Filosofía de la UPAEP, enfatizó que la ética desde sus diferentes aristas siempre es social, aunque técnicamente suele entenderse como una reflexión personal a partir de la cual el sujeto valora, crítica, reflexiona acerca de la moral, acerca de las reglas que a la sociedad se le proponen para actuar, la ética es una reflexión sobre estas normas sobre la moral y a partir de ahí el sujeto, delibera, juzga y encuentra la bondad o en todo caso la maldad de aquello que se permite o de aquello que se prohíbe y toma postura. Es una actividad estrictamente personal, la ética es individual porque el sujeto es capaz de reflexionar por sí mismo y a valerse de su propio entendimiento para juzgar las reglas que mejor le convengan para actuar.
Destacó que las decisiones que toma cada individuo pueden tener un impacto importante para otras personas, grupos, familias o sociedades, de manera positiva o negativa, según el actuar de la persona.
En ese sentido, dijo que la persona debe reflexionar y pensar la importancia que tiene cada decisión, cada acción y hábitos de comportamiento en el entorno social y las afectaciones que se pueden generar, como el salir a la calle sin las condiciones necesarias de protección sanitaria, el tirar la basura en la calle y otros hábitos que van en detrimento de las buenas costumbres de las personas y de la sociedad.
Sánchez Muñoz comentó que en una sociedad en donde no se respetan las reglas, en una sociedad en donde no se respetan las normas, y en una sociedad en donde no hay individuos críticos, reflexivos, en donde falta cultivar la reflexión, difícilmente se puede llegar a vivir bien, de vivir en armonía con los semejantes.
Afirmó, que desde el contexto de la democracia, “en una sociedad en donde no se respetan los derechos humanos, en donde se violan los derechos de los animales, se viola lo que se llama en la actualidad los derechos de la naturaleza, los derechos de la tierra, pero tampoco nos permite vivir bien en una sociedad en donde predomina la pobreza, en donde la gente tenga que migrar a otra nación, en donde tenga que dejar su casa o familia porque en el país en el que vive no encuentra las oportunidades para trabajar, estudiar o emprender un negocio, que le permitan llevar una vida digna”.
Y en ese sentido, destacó que vivir en una sociedad democrática es vivir juntos, buscando el bien común pero también en una sociedad que es diversa por su propia naturaleza, diversa en cultura, diversa en tradiciones y costumbres, entre otros, se deben establecer las condiciones para alcanzar ese bienestar.
Finalmente, los académicos exhortaron a los ciudadanos a vivir en un entorno social en donde predomine la prudencia, la tolerancia, el respeto entre las personas y los valores fundamentales que deben regir la convivencia entre las personas con todas sus diferencias de pensamiento y sociales, por ello, es importante la presencia de la ética, porque las acciones de los individuos tienen un impacto social para bien o para mal.
Ilustración: Alejandro Medina