Más allá de las polémicas, rumores y cuestionamientos, solo hay una certeza: México participará de la próxima Copa Mundial. Será el octavo certamen consecutivo de El Tri, que tiene un primer objetivo entre ceja y ceja: superar finalmente los octavos de final tras siete eliminaciones al hilo en el cuarto encuentro. Dispuesto a soñar en grande, uno de los países más apasionados por el fútbol sueña con ganar el trofeo más preciado incluso cuando su campaña reciente no ha sido la más auspiciosa.
Pese a su irregularidad y un rendimiento que no ha saciado las expectativas de sus hinchas ni de la prensa especializada, el combinado mexicano finalizó en la segunda posición del octogonal final igualado en puntos con el líder Canadá. Existe un contraste entre los resultados -clasificado, campeón y subcampeón de la Copa de Oro- y las críticas desmedidas sobre un funcionamiento que realmente no alcanzó todo su potencial.
Pero conseguido el pasaje aéreo a Catar, todo puede pasar en el certamen que comenzará el próximo 20 de noviembre con una selección que tiene nombres propios para crecer futbolísticamente durante los días previos de su debut ante Polonia. Todavía con varias dudas por ser despejadas, el elenco Azteca deberá afrontar desafíos de alto voltaje durante una primera fase en la que deberá enfrentar a rivales como Robert Lewandowski y la poderosa Argentina de Lionel Messi.
La historia se ha repetido durante cada una de sus últimas participaciones, con buenos resultados en la primera fase pero caídas repentinas en los octavos de final. Su primera misión será adueñarse de uno de los dos boletos para meterse en la ronda eliminatoria en un grupo que no será sencillo de superar. Cumplido ese primer hito, y demostrándose a sí mismo y al mundo que puede competir en el mayor evento del calendario futbolístico, sortear ese inicial mano a mano ante un rival de envergadura como cualquiera de los posibles clasificados del Grupo D será la primera gran barrera a superar.
Gerardo Martino, entrenador argentino, estuvo -está todavía- continuamente en discusión, apuntado por cierto grupo de medios, hinchas y hasta antiguos jugadores de la selección que pedían -y piden- su salida anticipada. Pero el Tata hizo caso omiso a todas esas críticas y siguió atravesando su campaña rumbo a Catar con un objetivo que estableció en la conferencia de prensa de su presentación: “Me involucro con el objetivo de jugar el quinto partido del Mundial, pero antes que se vea un sistema de juego y una idea clara”.
El Tata aún no ha podido establecer un sistema de juego y una idea clara, o al menos no ha conseguido su pleno funcionamiento. No todas las responsabilidades son suyas, con un plantel castigado por lesiones que, por ejemplo, no tendrá a Tecatito Corona en Catar. Sin embargo, el propio Martino reconoció la animosidad que existe contra su figura: “No solamente me siento el enemigo público, sino el enemigo público número uno de México”. Con un 4-3-3 como principal sistema de juego, Martino ha modificado en pocas ocasiones su esquema pese a que ha variado en nombres propios, intérpretes, roles y funciones.
Hirving Lozano es el máximo argumento mexicano para soñar con concretar un buen mundial. Chucky, quien ya estuvo presente en Rusia 2018 y llamó la atención del mundo entero por la canción que le dedicaban los hinchas al ritmo de Seven Nation Army, puede ocupar diferentes posiciones en el frente de ataque aunque suele desempeñarse como extremo por cualquiera de las dos bandas. Tal es su versatilidad que incluso puede ocupar el puesto de centrodelantero.
Lozano fue el autor del gol en el histórico triunfo ante Alemania en su debut en la Copa Mundial de Rusia 2018. Un año después de aquella aventura en donde fue una de las figuras de su selección, Lozano aterrizó en el Nápoles como el refuerzo mexicano más caro de la historia. Afianzado como una de las alternativas ofensivas del actual líder de la Serie A. Relampagueante a campo abierto, dispone de una muy buena lectura del juego para detectar espacios tras líneas rivales. Sumamente desequilibrante, gran parte de las esperanzas mexicanas radican en el talento del Chucky. (Con información de FIFA)