En México se registra un promedio de tres mil 500 temblores al año y de ellos, por su fuerza, únicamente cinco son perceptibles y rara vez, alguno es de carácter destructivo, destacó el especialista de la Universidad Autónoma del Estado de México, Armando Reyes Enríquez.
El catedrático de la Facultad de Planeación Urbana y Regional de la UAEM refirió que, por su posición geográfica en el mundo, nuestro país se ubica entre las naciones con mayor actividad sísmica y volcánica.
En el marco del 33 aniversario del terremoto de 1985 y a un año de los ocurridos en septiembre del año pasado, el experto detalló que México se ubica en el Cinturón de Fuego del Pacífico, es decir, una formación geográfica del planeta localizada entre el este de América y el oeste de Asia.
Ante alumnos de las licenciaturas en Ciencias Ambientales y Planeación Territorial de esta casa de estudios, el también responsable del Laboratorio de Geomática detalló que en la entidad existen diversos riesgos de carácter natural ante los que se pueden tomar medidas preventivas.
Por ejemplo, para las zonas aledañas al volcán Popocatépetl, los habitantes pueden evacuar por rutas que deben situarse a través de espacios libres de obstáculos como topes y con carriles de mayor amplitud.
Sin embargo, subrayó, existen otros riesgos que son producto de factores socioeconómicos como la falta de planeación urbana, asentamientos humanos en sitios de riesgo, extracción de agua y trasvases, que ocasionan la desecación del territorio y, por lo tanto, hundimientos y agrietamientos que pueden ser, en algunos casos, fatales para las personas que habitan en las inmediaciones.
Armando Reyes Enríquez sostuvo que, con la finalidad de mitigar las contingencias producidas de forma natural y antrópica, la Facultad de Planeación Urbana y Regional colabora con los gobiernos estatal y municipales en la elaboración de atlas de riesgos, programas ante el cambio climático y ordenamientos ecológicos, así como recomendaciones en la reubicación de población en situación de riesgo.