Egresada de Ciencias de la Computación, hoy es desarrolladora de software en Microsoft, una compañía multinacional en tecnología
Nayeli despertaba antes del primer rayo de sol. Llegar a Ciudad Universitaria le implicaba más de una hora de viaje. Oriunda de una comunidad adelante de San Martín Texmelucan, siempre acompañada de su madre cada mañana salía a la carretera para tomar el autobús que la condujera a este municipio y de aquí a la ciudad de Puebla. Una rutina que repitió durante cuatro años de licenciatura, cuyo esfuerzo -expresa- ¡valió la pena!
Egresada en 2014 de la Licenciatura en Ciencias de la Computación, de la Facultad de Ciencias de la Computación de la BUAP, Nayeli Ángel Pérez hoy es desarrolladora de software para una de las compañías más importantes en el área de la computación: Microsoft, donde su trabajo tiene un impacto mundial.
Las largas travesías para llegar cada día a Ciudad Universitaria nunca fueron tan tediosas -algo muy importante, dice, es cuestionarse ¿qué hacer con tu tiempo?-, ni infructuosas. Su formación universitaria fue el primer eslabón de una carrera académica y laboral en ascenso que dejó atrás limitaciones económicas.
Mientras viajaba adelantaba tareas, reflexionaba sobre sus necesidades y cómo resolverlas, formulaba ideas de cómo mejorar lo que ya existía en el mercado, ya aficionada a las competencias de la Feria de Proyectos (Fepro) de su facultad, donde la creatividad e innovación son herramientas con las que cuenta el estudiante.
Beneficiada con las becas Jóvenes Investigadores de la BUAP, con las cuales pudo costear parte de su vida como estudiante, Nayeli participó en la Fepro durante tres años consecutivos, del 2011 al 2013. En ese tiempo, recuerda, una de sus deficiencias era el aprendizaje del inglés, por lo que creó una aplicación para mejorar el dominio de esta lengua, con la cual obtuvo el segundo lugar en software básico, en 2012; al año siguiente desarrolló otra aplicación para identificar el dengue, publicada en una revista de salud.
“Para mí toda mi formación universitaria fue un proceso retador. Me trasladaba todos los días de San Martín Texmelucan a Puebla, adelantaba tareas o desarrollaba proyectos independientes y con estos concursaba. También fue un proceso enriquecedor de ir construyendo habilidades, competencias. Importa mucho tu tiempo y qué haces con él: yo tenía ganas de crecer”.
Tras obtener el grado de licenciatura en 2015, con la defensa de su tesis sobre algoritmos metaheurísticos con enfoque en problemas de marco teórico, continuó su formación, actualmente estudia la Maestría en Ciencias de la Computación y Matemáticas Industriales, en el Centro de Investigación en Matemáticas (CIMAT), con enfoque en Machine Learning: desarrollo de modelos matemáticos que ayuden al ser humano a realizar tareas, una especialidad que prevé consolidar más adelante en un doctorado.
Como desarrolladora de software en Microsoft, donde ingresó en mayo de 2021, diseña plataformas que hacen posible a los estudiantes realizar sus prácticas y prepararse para el mercado laboral. “Lo que yo hago aquí tiene un impacto mundial”, dice con una expresión de orgullo.
De su formación en la BUAP destaca los valores de la honestidad, la responsabilidad y el trabajo en equipo: “Antes era muy individualista, no me gustaba lidiar con otros, pero los profesores nos motivaban a trabajar en equipo y colaborar para tener resultados en un proyecto sólido. Ahora eso me ayuda mucho, pues trabajo con más ingenieros y uno tiene que ser capaz de unir las piezas que uno hace y las que hace el resto”.
El liderazgo también. “Tuve la fortuna de tener profesores dedicados y con esta habilidad para impulsarnos y motivarnos. Así empecé a estudiar y ser auxiliar de investigación durante la licenciatura en la BUAP”.
Para estimular a otros y con el ejemplo decirles: ‘sí se puede’, Nayeli Ángel Pérez, quien en 2009 representó a Puebla en la Olimpiada Mexicana de Informática, para lo cual fue preparada por alumnos de la BUAP y ganó el bronce, imparte clases gratuitas de computación y programación a niños y adolescentes de su comunidad.
Para la joven, a quien le gusta leer publicaciones científicas, “¡Todo valió la pena! “Ese tiempo y dedicación invertidos, trabajos y proyectos…Vengo de familia de escasos recursos, lo que significaba ciertas limitantes, por lo cual fue necesario hacer esfuerzos extras, pero…en definitiva ¡todo valió la pena!