La hija del oceanógrafo francés Paul-Henri Nargeolet, una de las cinco personas que estaba en el sumergible desaparecido cerca del naufragio del Titanic, dijo el jueves, cuando aún no se han hallado restos humanos, que se siente consolada por saber que su padre está en el lugar que más amaba.
Sidonie Nargeolet dijo a Reuters que vivió con “mucho estrés, emociones muy encontradas” cuando la búsqueda de la nave en las profundidades del Océano Atlántico entró en una fase crítica, y se estimó que se había acabado el aire para las cinco personas a bordo.
“Él era un apasionado del Titanic desde que lo encontraron hace 30 años y sé que ahora está en el lugar donde le gustaría estar”, dijo Nargeolet, de 39 años, a Reuters en la ciudad de La Massana, Andorra, donde vive.
Los colegas de su padre, de 77 años, lo describieron como un destacado experto en el Titanic con más de 35 inmersiones en el naufragio en su haber después de una carrera de dos décadas en la marina francesa.
Su hija dijo que se enteró del accidente el lunes, cuando recibió un mensaje de texto de la esposa de su padre que decía que debería haber regresado a las 18 del domingo.
“Lloré mucho”, dijo sobre su reacción a la noticia. Había visto a su padre por última vez justo antes de la Navidad del año pasado en Andorra.
“Me envió un mensaje una semana antes (de entrar al submarino) diciéndome que hacía mal tiempo, que no habían podido bajar, pero que había un gran ambiente”, dijo. “Le envié un mensaje el domingo por el Día del Padre, pero ya no respondió”.
Nargeolet dijo que su padre había hecho su primer viaje al naufragio en 1987. En un viaje en otro barco operado por OceanGate Expeditions, con sede en Estados Unidos, le dijo que no estaba seguro de si regresaría a salvo, aunque finalmente lo hizo.
“Él sabía cómo manejar una situación de crisis. Estaba preparado para eso. Aquí, creo que a las otras personas les habría explicado que respiren suavemente para que usen menos oxígeno. Tal vez les dijo que debían patear el submarino, para que pudieran escucharlos”, dijo.
“Será muy triste para nosotros porque ya no lo volveremos a ver. Lo que más le gustaba era estar en un submarino, cerca del Titanic. Está donde realmente amaba estar. Prefiero que haya quedado en un lugar donde fue muy feliz”, dijo Nargeolet, luchando por contener las lágrimas.
“Él está feliz donde está… Eso es tranquilizador”, concluyó.
Este explorador francés era director de investigación submarina de una empresa que posee los derechos sobre los restos del Titanic. Excomandante de la Marina francesa, fue a la vez buceador de profundidad y dragaminas. Tras retirarse de la marina, dirigió la primera expedición de recuperación del Titanic en 1987. En una entrevista concedida en 2020 a la radio France Bleu, habló de los peligros del buceo profundo: “No tengo miedo a morir, creo que algún día ocurrirá”.
El Universal Online