Evo Morales renunció hoy a la presidencia del país andino al igual que el vicepresidente Álvaro García Linera, tras casi tres semanas de inestabilidad postelectoral que cerraron con una auditoría de la OEA, que dictaminó la existencia de irregularidades y recomendó un nuevo proceso.
En un mensaje poco antes antes de las 17:00 horas (21:00 GMT), Morales anunció que había enviado su dimisión a la Asamblea Legislativa Plurinacional (parlamento), no sin antes denunciar la actuación desestabilizadora de la oposición.
Acusó «a los grupos que solo buscan su interés con mentiras» de hacer daño a Bolivia, y reiteró que con su dimisión busca evitar un baño de sangre. Que mis hermanos no sean agredidos, dijo al llamar a cesar la quema de casas que se había dado en diversos puntos del país.
Recordó que su mandato duró 13 años, nueve meses y 18 días, nunca con ambiciones personales. «No he robado nada, si lo piensan, presenten una prueba», retó y agregó que había llegado por el pueblo y no por la plata.
Mi pecado es ser indígena, dirigente sindical, cocalero, subrayó Morales. Dijo a sus adversarios que «si quieren vengarse, con Evo y con Álvaro, no con nuestras familias».
Venimos de sectores de trabajadores, de hermanos muy humildes, pensando siempre como reducir la pobreza, y recordó que se redujo del 38 a un 15 por ciento del total de la población.
Se deja a Bolivia con soberanía e independencia del Estado, con muchas conquistas sociales universalizadas, como la renta dignidad, el agua potable, se estaba en el mismo proceso en materia de salud, acotó.
Agradeció al pueblo boliviano haberlo acompañado y destacó que «cuando hay sacrificio, esfuerzo, patriotismo, es posible levantar a Bolivia».
Advirtió que la lucha continuará y agregó que con su salida del poder busca evitar el derramamiento de sangre propiciada por sectores opositores.
Estamos dejando nuevas generaciones en desarrollo, nuevas juventudes más humanas, y llamó a tener valores y a no ser instrumentos del sistema capitalista, en particular a la policía boliviana.
A la dimisión del mandatario se sumó la del vicepresidente Álvaro García Linera. «El golpe de Estado se ha consumado», dijo después del mensaje de Morales.
Siempre vamos a estar del lado del más pobre, del más humilde, no los vamos a dejar solos, añadió.