Como parte de las medidas para contener la propagación del coronavirus, el presidente Donald Trump firmará el día de hoy una Orden Ejecutiva para prohibir la inmigración a Estados Unidos, esto a partir de que se registraran 2,700 muertes por Covid-19 el pasado martes.
Por su parte, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, indicó que más de 300 mexicanas y mexicanos han fallecido en la Unión Americana por la pandemia, siendo Nueva York el lugar en que más decesos se han registrado. El mismo corte reveló que un total de 120 personas nacidas en Puebla han perdido la vida, la mayoría de ellas en Queens.
Ante este escenario, la lectura de Guillermo Yrizar Barbosa, responsable de Asuntos Migratorios en el Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría, SJ, (IDHIE) es que la población más vulnerable son las y los simpapeles, quienes no sólo no pueden beneficiarse de los programas sociales, sino que se encuentran en el desempleo o realizando actividades informales que ponen en riesgo su salud.
Esta condición, además de múltiples mecanismos legales, limitan el apoyo que el gobierno mexicano puede brindar a los connacionales. “Se ha dado a través de la Red Consular, específicamente haciendo consultas remotas mediante el programa Ventanillas de Salud, las cuales brindan apoyo informativo sobre medidas de prevención y a dónde obtener atención médica”.
Cierre de fronteras
Desde las amenazas arancelarias, los gobiernos mexicano y estadounidense han colaborado para restringir el flujo migratorio, especialmente de manera ilegal. El presidente del país vecino ha comunicado que 27,000 soldados mexicanos protegen la frontera norteamericana.
Previo a la Orden Ejecutiva, el cruce debía ser por necesidades esenciales. Además, quienes pisaban suelo estadounidense debían ser residentes de aquel país o contar con una visa escolar o laboral específica. “Mientras tanto, México se ha encargado de difundir las disposiciones que, en mayor medida, han sido tomadas por el gobierno de la nación vecina”.
Si bien el movimiento migratorio ha sido restringido por ambas administraciones, esto no implica que las personas reciben alternativas ante el cierre fronterizo. Muchas de ellas se encuentran varadas en los límites territoriales de nuestro país a la espera de que se les apoye.
“Se reporta que, en ambas fronteras mexicanas, hay alrededor de 21,000 migrantes estacionados como consecuencia de la pandemia: 12,500 en el norte y el resto en el sur”. Debe recordarse que muchas de estas personas provienen de países de Centroamérica, quienes comienzan a ser interceptados en Chiapas, Tabasco, Campeche y Quintana Roo.
Economía y posible éxodo
Las diferentes estrategias establecidas por el gobierno estadounidense para reactivar la economía se encuentran entre las más voluminosas del mundo. El primer estímulo consistía en otorgar alrededor de 1,200 USD a cada contribuyente que estuviera al corriente con sus obligaciones fiscales, así como 500 USD por cada hijo que tuviese.
La mayoría de las personas indocumentadas no tienen acceso a estos beneficios. “Alrededor de seis millones de mexicanas y mexicanos viven en Estados Unidos sin documentos, de los cuales solo un grupo minoritario paga impuestos a través del Número de Identificación de Empleado, el cual es diferente al Número de Seguridad Social”.
Esta situación ha dado pie a especulaciones sobre un posible regreso masivo de compatriotas. Yrizar Barbosa desestima esta posibilidad, pues las y los simpapeles son conscientes de que las circunstancias no serían mejores de regresar a sus lugares de procedencia.
El sistema económico se beneficia de la mano de obra barata e invisible a ojos del gobierno. Las personas que trabajan en el sector agrícola, de construcción y servicios son mayoritariamente latinoamericanos sin documentos de ciudadanía. Además, la movilidad se encuentra demasiado restringida, por lo que el flujo entre fronteras no podría darse de manera masiva en el corto plazo.
Migrantes en México
Las personas que circulan por nuestro país provenientes de Centroamérica son víctimas de detenciones irregulares y en condiciones deplorables. “Más preocupante aún es el estado en que se encuentran tras ser puestas a disposición de las autoridades fronterizas: mala alimentación, incomunicación externa y restricciones para asesoría legal”.
El IDHIE de la Ibero Puebla ha realizado diferentes estudios y análisis de la violencia que sufren las personas que abandonan sus lugares de origen, así como la falta de acciones puntuales por parte del Instituto Nacional de Migración para garantizar la protección de los derechos humanos.
“Entre enero y marzo hubo múltiples quejas respecto al trato de los agentes hacia las y los migrantes, las malas condiciones inmobiliarias, la presencia de menores de edad y la falta de asesoría para personas no hispanohablantes”. Estas condiciones se acentúan con la pandemia, pues no existe el apoyo legal para deportar a los detenidos dadas las circunstancias sanitarias.
Ahora que la pandemia trastoca todos los ejes de la vida en sociedad, Guillermo Yrizar hace un llamado a repensar los fenómenos migratorios: “La presencia migrante no debería ser una amenaza, sino representar una oportunidad para ser un país congruente con una historia de solidaridad y apoyo humanitario”.