Madrid, 25 Ago (¡Hola!).- La popularidad de Miguel Herrán continúa in crescendo. El actor de Élite ha conquistado a medio mundo especialmente tras su participación en La Casa de Papel, donde se mete en la piel de Río, uno de los personajes más queridos de la exitosa serie de Netflix.
El intérprete malagueño, que acumula más de 14 millones de seguidores en las redes sociales, está volcado en un nuevo y apasionante proyecto, Hasta el cielo, de Daniel Calparsoro, en la que comparte protagonismo con el consagrado Luis Tosar.
Miguel Herrán no ha dudado en asistir a la 23 edición del Festival de Cine de Málaga, el certamen que lo vio crecer como actor, para hablar con total naturalidad y sinceridad del brillante momento profesional que está atravesando, pero también de la cara B de la fama.
«Creo que la fama la gestionas a ratos. Tienes momentos muy buenos en los que tienes los pies en la tierra y momentos en los que cuando te quieres dar cuenta… Creo que nunca he llegado a ‘despegar’, pero sí que he estado flotando…», explica el actor, además ha reconocido que el universo de la fama y el dinero le ha transformado en ciertos aspectos.
«Cuando te quieres dar cuenta, la sociedad te empuja a meterte en un sitio en el que, aunque no quieras entrar, te acabas metiendo. Es muy difícil que este mundo no te absorba», continúa con franqueza Miguel Herrán, quien alcanzó la gloria con tan solo 19 años, cuando ganó el Goya al Mejor Actor Revelación por su papel en A cambio de nada, la ópera prima de Daniel Guzmán.
El intérprete ha contado cómo ha cambiado radicalmente su vida tras convertirse en todo un ídolo, reconocido en todos los rincones. «He estado tres años encerrado en mi casa sin salir, a las fiestas de mi pueblo no he podido volver a ir, a las piscinas o lagos de los pueblos de al lado tampoco…», asegura Miguel, aunque reconoce que la situación empeora cuando atraviesa nuestras fronteras: «Si me voy fuera de España, tengo que ir con seguridad. En el momento que pisas Francia o Italia, no te puedes desenvolver tú solo. ¡Es imposible! Ha habido bares de los que he tenido que salir con policía».
Sin embargo, a pesar de los problemas que acarrea ser una persona tan popular, Herrán reconoce que esta sacrificada profesión también le da grandes alegrías. «Si no compensase, estaría viviendo ahora mismo en Tailandia. Me lo he planteado muchísimas veces, pero claro que compensa. Ahora estoy poniendo énfasis en lo malo, pero esto tiene muchas cosas buenas. Lo que digo es que es una situación extrema y poco común: lo bueno es genial y lo malo es pésimo».
Aún así, Miguel Herrán, una de las grandes promesas de la industria cinematográfica de nuestro país, lo tiene claro: «No lo cambiaría por nada del mundo».