Las manifestaciones misóginas y homofóbicas se esconden. Expresiones discursivas que descalifican al otro por ser mujer, homosexual o diferente, se ocultan en el chiste, en el así nos llevamos, en el albur y en “es que los mexicanos somos de buen sentido del humor”, subrayó Elizabeth Ballén Guachetá, académica de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la BUAP, quien ante este tipo de discriminaciones propone visibilizar el cliché, la broma, el albur, los usos y costumbres que reproducen y refuerzan la misoginia y la homofobia.
“Visibilizarlos a los ojos de los demás y transformarlos en mensajes constructivos, incluyentes y con valores permitirá la sana convivencia en las universidades”, afirmó durante su presentación “Del discurso académico cotidiano a las políticas institucionales para la prevención y atención de la violencia simbólica de género en la BUAP. Análisis de Prácticas Discursivas en los espacios que componen la Universidad”, que forma parte del programa Mujeres que inspiran, que durante esta semana organizó la Institución, con motivo del Día Internacional de la Mujer.
En la Facultad de Filosofía y Letras de la BUAP, Ballén Guachetá sostuvo que su investigación surgió como un llamado de atención a las autoridades de instituciones de educación superior que implementan políticas para lograr la igualdad de género, sólo para cumplir con estándares para la acreditación de la calidad a nivel internacional que exigen respecto al tema. Aunque las implementan, recalcó, no representan un cambio de conducta y cultural que mejore las relaciones en el ámbito académico.
Visibilizar las diferentes expresiones que emplean maestras, maestros, estudiantes y otros miembros de la Universidad, en el ámbito académico, para discriminar, exhibir y desvalorar lo femenino, lo diferente o la diversidad sexual, permitirá emprender un proceso pedagógico que promueva la igualdad, el respeto y el reconocimiento del otro.
Se trata, prosiguió, de un encuadre comunicativo-educativo en el cual todos puedan entender de manera simbólica, sin que nos estén llenando de conferencias, contenidos y regaños, que hay cuestiones de la vida diaria que deben evitarse, es decir, que «aprendamos a tomar responsabilidades de lo que decimos, que respondamos por nuestros comentarios».
Para la académica, la solución es sencilla: “se trata de reconocer al otro como persona, de no vaciar de su dignidad de ser humano, tener relaciones respetuosas, asumir la responsabilidad de lo que decimos y tener siempre cuidado en la forma con que nos relacionamos”.
De esta forma, será posible reconocer al chiste y al albur discriminativos como manifestaciones que atentan contra la dignidad de los demás. Hoy en día muchas mujeres lo aceptan y reconocen como parte de lo cotidiano, “se tienen que adaptar”, cuando se deben evitar si se busca no perpetuar la misoginia y la homofobia en el entorno académico. Con este estudio se aportarán herramientas a los maestros y maestras para transversalizar los contenidos temáticos en las diferentes materias, con los conceptos de igualdad y no violencia.