Una trabajadora en Shanghái se sorprendió al descubrir que su casera había convertido su piso en una sala funeraria mientras ella estaba en el trabajo. La inquilina, de apellido Wang, recibió una llamada telefónica de la hija de la propietaria pidiéndole que “se quedara en un hotel un par de días” porque necesitaban usar su apartamento como salón de luto.
Después de regresar rápidamente del trabajo a casa, Wang se horrorizó al descubrir que la situación era mucho peor de lo que indicaba la llamada telefónica: un ataúd rodeado de parientes de luto ya estaba en su habitación. Wang se fue de inmediato a un hotel, pero la experiencia la asustó tanto que rescindió el contrato de arrendamiento y demandó a su casera por incumplimiento de contrato.
La propietaria, de apellido Li, argumentó que el piso que alquiló Wang era la antigua casa de un anciano miembro de la familia recientemente fallecido y que su uso para el funeral era una cuestión de costumbre y tradición local. Li también dijo que había cumplido con su deber al pagar el hotel de Wang y «restaurar el piso como solía ser» después del funeral.
La disputa llegó al Tribunal Popular del Distrito de Songjiang de Shanghái, y los detalles de la audiencia se publicaron en la cuenta oficial de WeChat del tribunal el 23 de mayo. Describió el caso como un “choque entre las costumbres populares tradicionales y el espíritu de un contrato moderno”. Li finalmente se disculpó con Wang y le pagó una compensación de 8 mil yuanes (unos mil 120 dólares / 19 mil 820 pesos mexicanos).
La tradición de guardar ataúdes ha existido en China desde la antigüedad, algo que está incluso redactado en el ‘Libro de los ritos’, un canon confuciano que describe las normas sociales, incluidos los ritos ceremoniales de la dinastía Zhou (del 1046 a.n.e. al 256 a.n.e).
El canónigo dice que el ataúd debe mantenerse en casa durante tres días antes del funeral en caso de que el difunto haya sido «diagnosticado erróneamente» y «vuelva a la vida». También se creía que guardar el ataúd durante tres días proporcionaba a los familiares tiempo suficiente para viajar desde lugares lejanos a despedir a la persona fallecida. Con los avances en la medicina y el transporte público, ya no se requieren tres días, además, el lugar puede cambiarse a una instalación de duelo temporal o una funeraria.
Excelsior