Para tener una universidad y un mundo sin etiquetas debemos enfrentar prejuicios propios y evitar propiciar entornos que generan discriminación y desigualdad de oportunidades, afirmó Mónica González Contró, titular de la Oficina de la Abogacía General de la UNAM.
Al participar en el primer coloquio virtual “Hablando de… género, masculinidades, inclusión y cultura de la denuncia”, la abogada General resaltó que la perspectiva de género no sólo aplica a las mujeres, sino a todas las expresiones de la diversidad sexual que impliquen factores que puedan colocar a una persona en situación de vulnerabilidad.
María Dolores Martínez, directora general de la Escuela Nacional Preparatoria (ENP), comentó que temas como el género y las masculinidades hacen que la Preparatoria emprenda acciones efectivas para disminuir desigualdades que se presentan dentro de estas comunidades.
La conjunción de los jóvenes con las autoridades y profesores es una oportunidad para llegar más lejos, pues se pueden realizar acciones que permitan, con solidaridad, justicia y respeto, obtener acuerdos y logros en la materia. Con el intercambio de ideas se pueden enriquecer conocimientos y concertar puntos en común.
Ángel Huitrón Bernal, director del plantel 8 “Miguel E. Schulz” de la ENP, anfitrión y organizador del evento, señaló que expertos y alumnos se refirieron a temas fundamentales en el ámbito universitario, como violencia de género, cultura de la denuncia, no discriminación y nuevas masculinidades.
Estereotipos
Al dictar la conferencia magistral “Por una UNAM sin etiquetas”, González Contró destacó que los estereotipos de género están relacionados con las características sociales y culturales asignadas a hombres y mujeres a partir de diferencias físicas, basadas principalmente en su sexo.
Desde que una persona nace se le van colocando etiquetas que lo ubican en el mundo, y en varias ocasiones provocan consecuencias relacionadas con el ejercicio de sus derechos humanos, por cómo es considerado en la sociedad.
Pero la mayor o menor vulnerabilidad no depende de características inherentes a los individuos o grupos, sino que deriva de las condiciones del entorno. “Si tomamos en cuenta que ‘vulnerabilidad’ es ser susceptible a sufrir algún daño, entonces todos somos vulnerables, porque cualquiera está expuesto a situaciones emocionales, afectivas, psicológicas y físicas”.
El derecho puede ser una herramienta para reducir o consolidar la condición de vulnerabilidad. Los derechos humanos, que son universales, constituyen un factor que favorece la igualdad y la integración social, pues todos tienen derecho a una vida digna, pero sus derechos dependen de las condiciones de desventaja dadas por el entorno.
La abogada General subrayó que si bien los estereotipos afectan a ambos sexos, tienen un mayor efecto negativo en las mujeres, pues históricamente la sociedad les ha asignado roles invisibilizados en cuanto a su relevancia y aportación, y jerárquicamente considerados inferiores a los de los hombres.
“Asignar estereotipos responde a un proceso de simplificación para el entendimiento y aproximación del mundo; están profundamente arraigados y aceptados por la sociedad que los crea, reproduce y transmite. El problema surge cuando las actitudes y los roles se ven sujetos a limitaciones para acceder a los derechos, o se obstaculiza el ejercicio de éstos, pues se restringe nuestra libertad y se genera discriminación”.
Mencionó que existen tres tipos de discriminación: la directa, en la que hay un trato diferenciado legítimo; la indirecta, resultado de leyes que en apariencia son neutrales e impactan en el ejercicio de los derechos de ciertos grupos o personas; y la sistemática, que es un conjunto de prácticas reproducidas por instituciones avaladas por el orden social y provocan que las personas enfrenten distintos escenarios sociales, políticos, económicos y éticos.
A raíz de la Encuesta Nacional de Género que aplicó la UNAM en 2015, la también integrante del Instituto de Investigaciones Jurídicas destacó que se propuso (con una visión científica, analítica y política sobre las mujeres y los hombres) eliminar las causas de la opresión de género, como la desigualdad y la jerarquización.
“En el marco normativo nacional que tiene nuestra Constitución, a través del artículo cuarto, se establece que la igualdad entre hombres y mujeres brinda también una vida libre de violencia y define la perspectiva de género”, detalló.
En el marco normativo internacional existe la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, un instrumento de las Naciones Unidas que obliga a los Estados a crear una protección jurídica de los derechos de ellas con base en la igualdad. En América se cuenta con la Convención interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer, encaminada a instaurar mecanismos de protección, concluyó.