Como parte de Seminario de Investigación Primavera 2023: Conferencias Magistrales del Consejo Consultivo del Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente Xabier Gorostiaga (IIMA) de la Ibero Puebla, se presentó una nueva forma de estudiar lo rural y lo urbano a partir de diversos sistemas estadísticos.
En la conferencia Lo rural y lo urbano en México: Una nueva caracterización, Isidro Soloaga, integrante del Departamento de Economía de la IBERO Ciudad de México, explicó la importancia de reconfigurar la definición de los espacios rurales y urbanos, puesto que actualmente se trabaja con un concepto con más de 100 años de antigüedad.
Según la definición usada, una población rural se compone de 2,500 habitantes o menos; cualquier cifra mayor es considerada urbana. Actualmente, son muy pocas las localidades que cuentan con una densidad tan baja, lo que afecta no solo la categorización, sino otros campos como el estudio de la pobreza en México o la asignación de presupuesto público.
En ese sentido, Soloaga, desde un trabajo conjunto con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), propone cuatro componentes para una nueva definición del espacio rural a partir de la información disponible.
El primer componente es el índice relativo de ruralidad, que se conforma de diversas cifras que abarcan lo geográfico y lo estadístico. En este rubro se considera la distancia que hay de una localidad rural a una urbana —que tenga más de 50,000 habitantes—, la población total, la densidad poblacional y el porcentaje de uso urbano de suelo.
Otro componente consiste en hacer un criterio de cercanía a vías de comunicación de la localidad, que actualmente se usa para la medición de la pobreza multidimensional en México cada cinco años. En este trabajo se le toma como otro criterio importante para la determinación de un espacio rural.
Este se calcula por medio de la población que habita en el sitio, la cercanía que existe con la Red Nacional de Caminos y la condición de estos, es decir, si están asfaltados y son transitables o si, por el contrario, sus condiciones los hacen inaccesibles o poco útiles.
Los componentes principales y los polígonos de Thiessen son el tercer criterio. Si bien su uso es más especializado, permite conocer la proporción de uso de suelo. Se mide con la población total, la densidad poblacional y las proporciones de suelo natural, de cultivo y construido.
El cuarto y último componente consiste en una metodología desarrollada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que ayuda a identificar tres diferentes tipos de unidad espacial —centros urbanos, clústeres urbanos y clústeres rurales—, en particiones de un kilómetro cuadrado. Esto abre la puerta para la categorización más precisa de espacios.
Uno de los rubros en los que se ha usado esta propuesta de redefinición de espacio rural y urbano es en el cálculo de indicadores de pobreza en México, en el que los investigadores descubrieron que la pobreza urbana se reduce en un 34%, y que en las zonas rurales la pobreza es del 44%; esto en comparación de cifras oficiales del INEGI.
Estos datos, y su tratamiento estadístico, dan como resultado una nueva manera de ver la distribución espacial del país, que se apega a los valores mínimos y máximos de la urbanidad o ruralidad, además de ofrecer continuidad en la comprensión de las realidades demográficas del país.