El caso de Jaime Rodríguez Calderón nos deja un claro ejemplo. Si un gobernador no deja un sucesor tiene que negociar y dejar a un lado la soberbia, de lo contrario suceden casos como el de ex gobernador de Nuevo León. La otra cara de la moneda es el de Quirino Ordaz, se aplicó y hoy tiene su recompensa: Embajador de México en España.