Para asegurar el acceso a la justicia de todas las personas es necesario un análisis minucioso y con perspectiva de género de las diversas violaciones a los derechos humanos.
La situación de los derechos humanos es preocupante frente a las violaciones perpetuadas por la impunidad estructural y estatal. Principalmente, las mayorías populares y los grupos vulnerables se han visto afectadas por estos agravios. Bajo esta premisa, el Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría, SJ (IDHIE) de la Ibero Puebla arrancó el Diplomado en Derechos Humanos, Género y Acceso a la Justicia.
En su mensaje, Rosario Arrambide González, directora del IDHIE, indicó que esta nueva oferta educativa se inscribe como un espacio de formación, reflexión y una apuesta a la transformación social para formar a actores conscientes de la realidad y de la necesidad de implementar el aprendizaje en el día a día.
Por su parte, Isabel Villarroel Diego, coordinadora académica en la Dirección de Educación Continua de la Ibero Puebla, celebró que cada vez más personas se sumen a hacer algo, desde sus campos, para que el mundo sea un lugar más digno, justo y pleno para la vida. “Éste es un espacio para que nos sigamos preparando para aportar a este mundo que necesita muchas voces y manos”.
Las desigualdades no se entienden sin un análisis meticuloso del neoliberalismo, una forma de organización hegemónica que atenta ineludiblemente contra los derechos humanos. Por ello, Pilar Calveiro Garrido, profesora investigadora de la UNAM, enfocó la conferencia inaugural del diplomado a la comprensión de esta estructura y lo que se ha hecho para confrontarla.
Por lo regular, se entiende como neoliberalismo una serie de recetas económicas que refieren a la apertura, desregulación y desprotección de mercados locales; precarización de condiciones y derechos laborales; reducción de la participación del Estado en el gasto social, y el endeudamiento del mismo. En síntesis, se trata de la privatización de múltiples sectores de la sociedad.
En ese sentido, compartió la académica, la gubernamentalidad neoliberal provoca que el Estado-Nación pierda la centralidad; los mandatos económicos provenientes de entes supranacionales y el crecimiento de la deuda externa son factores que influyen a este fenómeno. Así, los aspectos políticos y sociales quedan subordinados a los principios de ganancia y costo-beneficio: lo político se mide con base en la eficiencia económica.
Para Calveiro Garrido, los núcleos de poder centrados en el aparato económicamente activo son tan importantes como los medios de comunicación y publicidad. En estos últimos se construyen las verdades alternativas inherentes al modelo de las corporaciones. Estos medios, advierte, crean la realidad.
La investigadora denunció las violencias público-privadas constitutivas del neoliberalismo: desde la amenaza nuclear hasta las violencias locales y guerras. En todos los casos, se combinan casos legales e ilegales de cohesión. “El 1% de la población mundial reúne más riqueza que el 99% restante. Esto es violencia estructural”, dijo.
Reprobó el concepto de “guerra” para referirse al conflicto con el narcotráfico, pues lo que ocurre es la ocupación de territorios para alcanzar un poder soberano para optimizar ganancias lícitas e ilícitas. “Se crean territorios de muerte, espacios dispuestos a subordinar la vida a la rentabilidad y la ganancia”.
Se refirió al miedo como una estrategia rentable para el mercado. También es una forma de crear un estado permanente de temor que dificulta las resistencias y permite instalar la nueva gobernabilidad. El miedo es, dijo, una forma de control político y territorial. No obstante, esto no ocurre sin que haya resistencia efectiva, la cual se manifiesta en todos los espacios de la sociedad.
Las resistencias aparecen marcadamente en los espacios locales y comunitarios debido a que la articulación entre redes delictivas, gobiernos e instituciones estatales son muy claras. Al comprender cómo operan las violencias, las estrategias locales pueden asociarse para desarrollar prácticas defensivas. “Representan la potencia del vínculo social frente a la fragmentación del neoliberalismo”.
En dos palabras, aclaró Pilar Calveiro, las políticas del miedo pueden provocar tanto la huida como la confrontación, pues en esta retórica los otros son constituidos como enemigos desde los centros de poder y son difundidos por los medios de comunicación Por otro lado, la defensa del territorio implica la lucha por la supervivencia de las comunidades: la persona es en la naturaleza.
Por ello, consideró que algunas de las enseñanzas más significativas de las experiencias comunitarias implican dejar de centrar la lucha política en el control y, en cambio, construir desde los márgenes: ser lo más autónomos posible del Estado en términos de territorio, gobierno y manejo de recursos. “La comunidad no es algo ancestral, sino una forma de organización social alternativa a los procedimientos del Estado”.
La investigadora concluyó con un llamado a fortalecer el vínculo social de persona a persona y tejer redes de trabajo en contra de la despersonalización y jerarquización de las relaciones. “Se debe dejar de practicar la política como especialización y pasar a su ejercicio como un servicio voluntario”. A través de la organización horizontal será posible recuperar la memoria colectiva de las luchas contrahegemónicas.