El argentino Rubens Sambueza, mediocampista del León, echó andar sus recuerdos, alargó un suspiro y confesó que nunca se imaginó pasar tantos años en el futbol mexicano.
«Nunca me imaginé que tendría desvíos en el camino y no creí que mi vida en esta liga sería larga», aseguró el jugador de 35 años, que está en el pórtico del título del Clausura con el León que enfrentará desde mañana a los Tigres.
Sambueza debutó en River Plate en el 2003 y Pumas lo trajo al futbol mexicano en el 2007. Pasó un año casi desapercibido y volvió al club millonario en Argentina para de ahí transitar después una temporada en el Flamengo de Brasil.
Regresó a México en el 2010 con Estudiantes Tecos y a partir de ahí hiló temporadas ganadoras con el América, Toluca y ahora León.
«Cuando regresé a México tuve un buen torneo con Tecos y decidieron comprar mi carta, a partir de ahí me quedé en el futbol mexicano. Es una competencia linda sin dejar de ser complicada, dinámica, y que he visto crecer cada año como una de las ligas fuertes del continente», revela.
Es uno de los jugadores de más habilidad en el futbol mexicano. Sin embargo, hay asuntos pendientes en su carrera futbolística. Reconoce que jugar para una selección nacional de su país y probar suerte en Europa quedarán como asuntos sin saldar.
«El tema de la selección fue algo pendiente para mí, primero con Argentina y después cuando salió la opción de México tampoco pude por reglamento. No jugué en Europa; cuando estaba en River Plate me llegaron ofertas, pero tenía 17 años y decidieron no dejarme ir», afirma.
A los 35 años, Sambueza alienta a los jóvenes que empujan. A diario se motiva con el juego en sí mismo y con la idea de que sus consejos dejarán algo bueno en las futuras generaciones.
«A veces me siento a charlar con los más jóvenes cuando se entrenan sin ganas. Trato de ayudarlos porque como ellos, de chico me sacrifiqué para conseguir cosas importantes y aún me apasiona jugar con la pelota», confiesa.
Para la final del Clausura entre el León y Tigres, Sambueza no estará en el juego de ida de mañana por haber sido expulsado contra el América, donde ganó fama de indisciplinado.
«Lo de América queda como un recuerdo y una mala imagen que se me hizo. Muchos árbitros me expulsaban y luego salían a dar disculpas o a aceptar que se habían equivocado. Decidí dar un paso al costado para liberar de la presión a mi familia. Llegar al León fue lo contrario y ahora es una linda oportunidad buscar el título y quedar en la historia de este equipo», dice.