Mientras las personas se resguardan en sus hogares para evitar el contagio del Covid-19, la vida silvestre ha aprovechado para retomar lo que le fue despojado hace mucho tiempo, concretamente desde el Antropoceno. Así lo reflexionó María Magdalena Ramírez Martínez, investigadora de la Universidad de Guadalajara, durante una videoconferencia en el marco del Día de la Tierra.
El Antropoceno tiene que ver con una serie de factores que engloban muchas características que han cambiado en la Tierra con la presencia de los seres humanos. Encerró dichas variables en lo que denominó la Sexteta Diabólica: sobreexplotación de especies, introducción de especies exóticas, destrucción de hábitat, contaminación, toxificación y cambio climático.
La deforestación es uno de los fenómenos que más visibilizan la conversión del planeta. “Estamos disminuyendo la cobertura forestal, erosionando el suelo y orillando a la extinción de especies silvestres. Al mismo tiempo, la actividad humana nos ha llevado a la construcción de caminos hacia lugares recónditos para obtener recursos e interactuar con especies”, comentó.
Si bien esta interacción ha conducido a incontables descubrimientos científicos, los costos medioambientales son igualmente voluminosos. Se estima que, entre 1900 y 2015, el 50% de los mamíferos terrestres redujeron en 80% su rango de distribución o se extinguieron.
Epidemias zoonóticas
El 60% de las enfermedades humanas infecciosas tienen que ver con la convivencia con especies silvestres. Previo al surgimiento del SARS-CoV-2 (organismo causante del covid-19), han existido propagaciones importantes como el virus del Ébola o de Marburgo, los cuales tuvieron porcentajes de letalidad mucho mayores, pero se propagaron menos que el nuevo coronavirus.
Ramírez Martínez enfatizó que la naturaleza zoonótica de los agentes patógenos que afectan a los seres humanos debe representar un replanteamiento de la convivencia y consumo de animales, especialmente con fines alimenticios. “El hecho de que cohabitemos en el mismo planeta nos lleva a estudiar y conocer acerca de las enfermedades que afectan a todos los seres vivos”.
¿Por qué el SARS-CoV-2 resultó tan contagioso? Tiene que ver con el tiempo de convivencia patógeno-portador-sociedad. Cada región tiene su diversidad particular. El tiempo evolutivo en el que han interactuado lleva un proceso histórico que hace que los reservorios se adapten a la presencia del virus en el organismo (América tiene un rezago en esta materia con respecto a Asia).
Cuando el virus pasa a otra especie, explicó María Ramírez, el periodo de convivencia no es normal. Por eso, los primeros brotes tienen tasas de letalidad muy altas, pues en lo que el organismo del ser humano (el nuevo portador) genera resistencia, ocurren las complicaciones. “Por decirlo de alguna manera, las personas se acostumbran a los patógenos de la región”, resumió.
La experta especificó que los mecanismos de transmisión de zoonosis dependen del tipo de patógeno. La mayoría de los virus están contenidos en el organismo y tienen salida a través de los fluidos. A su vez, los principales reservorios o portadores de enfermedades son los roedores, murciélagos y mamíferos, así como los que generan transmisión vectorial (como los mosquitos).
Recordando que la pandemia actual tuvo su génesis en un mercado de animales exóticos, Ramírez Martínez llamó al desarrollo de una gastronomía sustentable para evitar la voracidad alimenticia. A su vez, recomendó a los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud como voces autorizadas y fuentes confiables de información.