Estudiantes y docentes de la Licenciatura en Diseño Industrial protagonizaron un encuentro virtual con proyectos de incidencia social amigables con el ambiente.
La comunidad estudiantil y docente de la Licenciatura en Diseño Industrial de la Ibero Puebla colaboró con el Posgrado de Artes y Diseño de la UNAM y la Cátedra Extraordinaria «Francisco Toledo» de Arte y Comunidad para la celebración del 4° Coloquio de Diseño Sustentable e Innovación Social (DSEIS). El foro permitió al alumnado de semestres avanzados compartir sus proyectos de incidencia y los resultados cosechados con su implementación.
Durante el periodo menstrual, una mujer puede utilizar entre dos y cuatro toallas higiénicas al día. Los productos femeninos de un solo uso tardan cientos de años en degradarse, problemática que se acentúa al considerar que una sola persona puede generar hasta 310,800 kilogramos de residuos en su vida.
Para atender a esta situación ambiental y de género, el equipo conformado por Giselle Castañeda Córdoba, Ricardo Cabrera Huerta, María Álvarez Trujillo y Jorge Chandoqui Pérez desarrolló el proyecto MUCI. Se trata de un receptor de flujo sanguíneo menstrual intuitivo, reutilizable y de larga vida útil creado con el objetivo de disminuir el impacto ambiental causado por productos desechables utilizados durante el ciclo menstrual.
La propuesta consta de un receptor de flujo menstrual con una base de silicona de grado médico y almohadillas de papel de bambú con mayor absorción que el algodón convencional. El producto, pensado para utilizarse como una toalla sanitaria, cuenta además con un recipiente esterilizador para uso doméstico.
De manera paralela, Andrea Castillo Huerta, Sebastián García Santaella y Karla Paola Martínez Espinoza expusieron su prototipo de una cabina diseñada para la lactancia en espacios laborales. Como aseguraron los estudiantes, la habilitación de infraestructura para maternidad puede contribuir a disminuir el ausentismo de madres trabajadoras entre un 30 y un 70 por ciento.
Como revela una investigación de Amanta (2018), truncar las carreras de las mujeres mexicanas provoca pérdidas de hasta 240,000 millones de pesos. La cabina se enfoca en ofrecer un espacio digno y privado a las mujeres que extraen bancos de leche durante sus jornadas de trabajo, pues esta práctica es realizada por tres de cada cuatro madres en periodo de lactancia.
Preservación de la naturaleza
Tras diferentes encuentros con comunidades de Puebla, Jocelin Castañeda, Nancy García, Daniela Lozada, Paola Ramírez y Marco Valdés desarrollaron xAgua: proyecto integral que busca la implementación de un filtro para el saneamiento de agua pluvial al tiempo que se construye una cultura de la sustentabilidad.
Si bien los lugareños ya contaban con instrumentos para el tratamiento de acuíferos, la intervención de los diseñadores permitió que sus usuarios pudieran hacerse cargo sin depender de terceros. En palabras del alumnado: “[Buscamos] contribuir a que las cadenas de usuario se apropien del proceso de filtración de agua más allá de su función, además de generar toda una experiencia entre las personas y el productor para el desarrollo integral en comunidades vulnerables”.
Por su parte, el proyecto Bee Colmena voltea a ver a las pequeñas protagonistas del proceso de polinización en la mayoría de los ecosistemas: las abejas. Luego de cuatro ejercicios de prototipado y pilotaje, el equipo conformado por Argelia Acevedo, Andrea Aguilar, Ana María Hernández, Michelle Lara y Valeria Montes desarrolló un panal de cerámica y madera que pretende funcionar como un “hotel para abejas solitarias”.
El equipo de diseñadores aseguró en su exposición que las aportaciones de las abejas al medioambiente y a la producción de alimentos se encuentran en riesgo debido a la alteración de los ecosistemas y la presión de la actividad humana. El producto busca convertirse en una alerta sobre la importancia de actuar para el cuidado de estos insectos.
A las disertaciones de los equipos estudiantiles se sumaron las conferencias de las docentes Gabriela Sandoval y Dulce Taina Campos. La primera versó acerca de la importancia de crear comunidades comprometidas con la sustentabilidad, mientras que la segunda reflexionó sobre la naturaleza ontológica del diseño como disciplina y sendero hacia mejores realidades.
Hacia un buen vivir
Con el fin de ofrecer un espacio para la reflexión crítica sobre el quehacer profesional, las licenciaturas en Diseño Industrial y Arte Contemporáneo de la Universidad Jesuita trazaron las Rutas para el buen vivir. El encuentro virtual, inspirado en los principios de vida comunitaria de los pueblos originarios, invitó al replanteamiento profundo de la producción material y de conocimiento desde un diálogo intercultural y en equilibrio con la naturaleza.
Durante una semana, representantes de proyectos sociales, académicos y estudiantes exploraron temáticas relacionadas con autogestión, uso de tecnologías, estéticas decoloniales y cómo el arte y el diseño pueden abonar a la justicia social. Además, se tomaron como ejes transversales la economía social y solidaria, los derechos humanos y la perspectiva de género.