Este lunes, monseñor Víctor Sánchez Espinosa, arzobispo de Puebla llevó a cabo la Ordenación de 11 diáconos para el servicio de la Arquidiócesis.
El líder religioso destacó que el orden sacerdotal o presbiterado, es uno de los 7 sacramentos de la Iglesia, por el cual, el varón elegido y capacitado en un largo proceso de formación, por la imposición de las manos del Obispo y la Oración Consecratoria, queda configurado con Cristo Maestro, Pastor y Santificador; además de quedar consagrado al servicio de la Iglesia.
11 nuevos diáconos son:
Juan Maldonado Domínguez, Parroquia San Juan Bautista; Yalálag Oaxaca Luis Francisco Ramírez Téllez, Parroquia Santa Ana Xalmimilulco; Anastacio Alejandro Corona González, Parroquia San Pablo Xochimehuacán;
Irving D. Peralta Álvarez, Parroquia San Antonio de Padua; Juan Armando Méndez Sosa, Parroquia Santa Ana Xalmimilulco; José Feliciano Salas González, Parroquia San Miguel Arcángel, Tilapa; Ernesto Rugerio Cervantes, Parroquia San Jerónimo Caleras; Adrián Hernández Saldaña, Parroquia San Nicolás Tolentino; Geovanny Portillo Arroyo, Parroquia Nuestra Señora de la Asunción, Tetela de Ocampo; Armando Pérez Alonso, San Rafael Tlanalapan, Ángel de Jesús Cruz Saldaña.
Estos sacerdotes fueron ordenados después de largos años de formación: 3 años de bachillerato (opcional), 1 año en el curso introductorio, 3 años de filosofía, 1 año de experiencia pastoral y 4 años de teología. Al ser ordenados, se integran al Presbiterio Poblano, el cual cuenta actualmente con más de 400 sacerdotes diocesanos, que atienden las 316 parroquias de la Arquidiócesis. Desde su llegada a Puebla, Mons. Víctor ha ordenado 114 sacerdotes para el servicio de esta Arquidiócesis.
Una vez ordenados diáconos, en comunión con el obispo y su presbiterio, sirven al pueblo de Dios en el ministerio de la liturgia, de la palabra y de la caridad. Después de un tiempo en el ejercicio de este ministerio, serán ordenados sacerdotes.
Es oficio propio del diácono, según le fuere asignado por la autoridad competente, administrar solemnemente el bautismo, reservar y distribuir la Eucaristía, asistir al matrimonio y bendecirlo en nombre de la Iglesia, llevar el viático a los moribundos, leer la Sagrada Escritura a los fieles, instruir y exhortar al pueblo, presidir el culto y oración de los fieles, administrar los sacramentales, presidir el rito de los funerales y sepultura.
Cabe destacar que, el diácono es el grado jerárquico anterior al sacerdocio. Se pide a Roma una vez que lo autoriza el obispo correspondiente. Ya aprobado por el vaticano, un diácono puede realizar algunos sacramentos, así como leer el evangelio en misa, pero no puede aún consagrar las hostias.