Tres científicos ganaron el miércoles en forma conjunta el premio Nobel de Química de este año por desarrollar un método para “enlazar moléculas con broches”, lo que puede usarse para explorar células, mapear ADN y diseñar medicamentos que ataquen enfermedades específicas, como el cáncer.
Los estadounidenses Carolyn R. Bertozzi y K. Barry Sharpless, y el danés Morten Meldal, fueron reconocidos por sus trabajos en la química del clic, que funciona “como Lego molecular”.
“Todo gira en torno a unir moléculas”, dijo Johan Aqvist, miembro de la Real Academia Sueca de Ciencias, que anunció a los ganadores en el Instituto Karolinska de Estocolmo, Suecia.
Sharpless, de 81 años, ya ganó un Nobel en 2001 y es la quinta persona que recibe el premio en dos ocasiones. Él propuso por primera vez la idea de enlazar moléculas con “broches” químicos al inicio del nuevo milenio, dijo Aqvist.
“El problema era encontrar buenos broches químicos”, dijo. “Tienen que reaccionar entre ellos de forma sencilla y específica”.
Meldal, de 68 años, que trabaja en la Universidad de Copenhague, Dinamarca, y Sharpless, afiliado a Scripps Research, en California, encontraron cada uno por su lado las primeras moléculas candidatas de este tipo que se enlazaban fácilmente entre ellas pero no con otras moléculas, lo que condujo a aplicaciones en la manufactura de medicamentos y polímeros.
Bertozzi, de 55 años, que trabaja en la Universidad de Stanford en California, “llevó la química del clic a un nuevo nivel”, dijo el comité del Nobel, al encontrar una manera de hacer que el proceso funcione dentro de los organismos vivos sin perjuicios.
El objetivo es “hacer química dentro de los pacientes humanos para conseguir que los medicamentos se dirijan al lugar correcto y se mantengan apartados del lugar equivocado”, dijo la investigadora por teléfono en una conferencia de prensa después del anuncio.
El premio fue una sorpresa, afirmó. “Todavía no estoy del todo segura de que sea real, pero se vuelve más real cada minuto que pasa”, dijo.
Después, hablando por Zoom con The Associated Press, Bertrozzi comentó que una de las primeras personas a las que llamó después de que la despertaran con una llamada alrededor de las 2 de la mañana fue su padre, William Bertozzi, un físico retirado y trasnochador que estaba despierto viendo televisión.
“Papa, bájale a la tele, tengo algo que decirte”, indicó la investigadora a su padre. Después de que ella lo convenciera que no había nada de qué preocuparse, William Bertozzi adivinó la noticia. “Te lo ganaste, ¿verdad?”
Bertozzi, una de tres hijas, se dijo “afortunada porque crecí con padres que apoyaban mucho, casi evangélicamente, a sus hijas para que participaran en las ciencias”.
Bertozzi, a la que le paga el Instituto Médico Howard Hughes, que también apoya al Departamento de Salud y Ciencia de The Associated Press, dijo estar agradecida de la energía y el entusiasmo que ganar un premio Nobel inyectará en este campo.
Meldal dijo haber recibido una llamada del comité del Nobel una media hora antes del anuncio público. “Me dijeron que no se lo dijera a nadie. De modo que me senté en mi oficina un poco tembloroso”, relató a The Associated Press. “Es un enorme honor”.
Meldal comenzó su carrera como ingeniero, “pero quería comprender el mundo, de modo que pensé que la química me daría las soluciones”, dijo a AP.
Jon Lorsch, director de Instituto Nacional de Ciencias Médicas Generales de Estados Unidos, que apoya el trabajo de Bertozzi y Sharpless, describió la química del clic como “un Lego molecular: tienes un grupo en una molécula que específicamente se adhiere a un grupo en otra molécula”, como unir piezas de Lego.
“Esto permite enlazar moléculas en patrones específicos predefinidos”, dijo, y brinda a los científicos una herramienta muy precisa para construir nuevas moléculas complejas para su uso en medicamentos, materiales sintéticos y otras cosas.
Sin embargo, la primera iteración de la química del clic no pudo ser utilizada en células vivas. “La química del clic original utilizaba cobre como catalizador para enlazar moléculas”, dijo Lorsch. “El problema es que el cobre es tóxico para la mayoría de los sistemas vivos en concentraciones altas”.
Bertozzi diseño después un método para comenzar las reacciones sin cobre ni otros solventes tóxicos, lo que amplió las aplicaciones a tejidos humanos y animales.
“Poder trabajar sin solventes peligrosos abrió muchísimas puertas: permitió a los científicos trabajar en nuevos tipos de reacciones que tienen lugar dentro del organismo humano”, dijo Angela Wilson, presidenta de la Sociedad Química de Estados Unidos.
Eso ha permitido a los científicos adherir colorantes a las células cancerosas para seguir sus movimientos y analizar cómo difieren de los tejidos sanos.
Fuente: AP