El papa Francisco instó este lunes a aprovechar la crisis del coronavirus como una oportunidad revolucionaria para crear un mundo que sea más justo en lo económico y en lo medioambiental, y donde todos tengan garantizada la atención sanitaria básica.
Francisco hizo esa petición en su mensaje anual sobre política exterior ante los embajadores acreditados en la Santa Sede, un acto que se pospuso durante dos semanas tras sufrir un episodio de ciática que le complicaba caminar y ponerse de pie.
Francisco instó a los gobiernos representados ante el Palacio Apostólico a contribuir a las iniciativas globales para proporcionar vacunas a los pobres y aprovechar la pandemia para reformular lo que describió como un modelo económico enfermo que explota a los pobres y a la Tierra.
“Tiene que haber una clase de nueva revolución copernicana que ponga a la economía al servicio de los hombres y mujeres, no al revés”, comentó en referencia al cambio de paradigma en el siglo XVI que estableció que el centro del universo era el Sol, no la Tierra.
Esa nueva economía revolucionaria, señaló, es “una que trae vida, no muerte, una que es inclusiva y no exclusiva, humana y no deshumanizadora, una que se preocupa por el medio ambiente y no lo saquea”.
Francisco ha pedido a menudo que el mundo aproveche la pandemia como una oportunidad de reimaginar una economía global que valore a las personas y al planeta por encima de los beneficios, y una en la que la fraternidad y la solidaridad guíen las relaciones humanas en lugar que el conflicto y la división.
Francisco, de 84 años, tocó esos temas en su largo discurso, ofrecido en una sala de recepciones más grande de lo habitual para permitir un mayor distanciamiento social a los 88 embajadores que asistieron. Al final, Francisco invitó a cada uno a acercarse, aunque dijo que no les estrecharía la mano y les instó a mantener la distancia. Francisco ha sido vacunado contra el virus.
En su discurso, pidió que todo el mundo tuviera acceso a atención sanitaria básica. Las personas en los márgenes de la sociedad y los trabajadores informales han estado entre los más afectados por la pandemia, y con menos redes sociales para superarla.
“Empujados por la desesperación, muchos han buscado otras formas de ingresos y se arriesgan a verse explotados en trabajo forzoso o ilegal, prostitución y varias actividades delictivas, como el tráfico de personas”, advirtió Francisco.
Los niños, añadió, han sufrido una “catástrofe educativa” con el cierre de escuelas, mientras que las mujeres han sufrido violencia doméstica, los fieles se vieron privados de los oficios en comunidad y toda la humanidad ha visto restringido su contacto humano.
«Junto con las vacunas, la fraternidad y la esperanza son, como fueron, la medicina que necesitamos en el mundo de hoy», apuntó.
Además de la pandemia, Francisco mencionó otros temas de especial preocupación, como el golpe de Estado en Myanmar, que Francisco visitó en 2017. Pidió que los líderes políticos en el país sean “liberados con prontitud como gesto de invitación a un diálogo sincero por el bien del país”.
También pidió el final definitivo de la guerra en Siria, señalando que en 2021 cumplirá 10 años, e instó a la comunidad internacional a “abordar las causas del conflicto con sinceridad y coraje y a buscar soluciones”. Elogió el tratado de Naciones Unidas que prohíbe las armas nucleares, así como la ampliación del tratado Nuevo START entre Estados Unidos y Rusia.
También pidió que los esfuerzos de desarme se ampliaran a las armas químicas y convencionales.
Fuente: AP
Foto: Vatican News