Ciudad de México, 4 Abr (20 Minutos).- La escritora Laura Esquivel consideró que para buscar justicia se debe dar la cara, mostrar pruebas e ir a los tribunales, ya que de lo contrario “parece que lo que se busca es venganza y acabar con una persona de manera anónima”.
Visiblemente contenida por la tristeza que siente por la muerte de su “hermano” Armando Vega Gil, Esquivel opinó que las redes sociales se han convertido en la Santa Inquisición y que es ahí donde se deciden los destinos de muchas personas. “Algunas tendrán algo que aclarar, quizá disculparse o enfrentar a la justicia, pero hay muchas otras que no”, expuso.
En la carta que el intelectual mexicano publicó previo a quitarse la vida, la madrugada del lunes, se lee: Es un hecho que perderé mis trabajos, pues todos ellos se construyen sobre mi credibilidad pública. Mi vida está detenida, no hay salida. Sé que en redes no tengo manera de abogar por mí, cualquier cosa que se diga será usada en mi contra, y esto es una realidad que ha ganado su derecho en el mundo, pues las mujeres, aplastadas por el miedo y la amenaza, son las principales víctimas de nuestro mundo.
Al respecto, la autora de uno de los clásicos de la literatura mexicana “Como agua para chocolate” señaló que no se vale el denunciar de manera anónima y sin presentar pruebas, a la vez que cuestionó que el movimiento no esté permitiendo que se den disculpas o se intente reparar el daño.
“Tengo amigos que han pedido una disculpa y les va peor, ya no se vale disculparse ni tratar de reparar el daño, entonces ya no entiendo el propósito de una denuncia. Creo que esto lo tenía claro Armando y me duele muchísimo porque él lo pone en su carta: Ya no hay para donde ir porque lo que yo diga será utilizado en mi contra”, agregó la también dramaturga.
Para Esquivel es urgente levantar la voz y preguntar qué se está buscando, “recapacitar la intención de la denuncia, porque yo no dudo que haya mujeres que hayan sido violentadas, pero cuál es el camino. El castigo y la condena del otro no me va a liberar. Lo que sí me va a liberar es un trabajo interno donde yo también asuma mi responsabilidad”.
Aunque reconoce que el movimiento #MeToo nació con una buena intención de dar voz las mujeres que han sido violentadas, también es cierto que es urgente revisar cómo y para qué se están haciendo las denuncias, porque se está manejando de una manera irresponsable la información, generando olas de odio. “Es realmente muy alarmante porque no hay la menor conciencia de lo que se está provocando”, apuntó.
Portando un atuendo color negro en símbolo de luto, la también promotora cultural no dejó pasar la oportunidad de manifestar la profunda tristeza que la embargaba por la muerte de uno de sus grandes amigos. “Yo le creo y considero que era una acusación falsa, no pudo y es muy triste que además él sintiera la desesperación de no poder defenderse”.
Y con firmeza añadió: “No es través del dolor, el castigo y el juicio que se cambian las cosas. Es dándole la oportunidad al otro, sentándose, confrontando, dando la cara, sanando y asumiendo una parte de responsabilidad”.
“Es tan doloroso el hecho que nos obliga a hacer una revisión de este problema (…) en Estados Unidos había denuncias con nombres y juicios, creo que nos está faltando llevarlo a las instancias que pueden proceder”, mencionó Esquivel en entrevista con Notimex.
Mesurada en sus respuestas, pero dejando entrever su dolor por lo que ella considera una injusticia cometida hacia Vega Gil, la escritora sostuvo que la manera más efectiva de ejercer tu derecho al presentar una denuncia es dando la cara y presentando pruebas, y que el acusado, sea culpable o no, pueda defenderse y manifestar su posición.
Porque, dijo, “si se destruye la reputación de una persona se le cierran puertas (…) por eso denunciar debe venir de un deseo, de una fuerza, de una valentía y de una honestidad que implica ver cuál fue mi responsabilidad también. Yo no creo en una víctima total”.
Ayer, mientras era sepultado el cuerpo de Armando Vega Gil, fundador y bajista de la banda de rock Botellita de Jerez, en Twitter surgía la cuenta @MeTooMenPower, un espacio que aclara no estar contra las mujeres ni fomentar la violencia hacia ellas.
En ese sentido, Esquivel estimó que su lanzamiento es una reacción al devenir del movimiento MeToo. “Lo están haciendo a manera de defensa pero ojalá lo hagan de la mejor forma y que ellos sí vayan a denunciar y presenten pruebas ante las autoridades. Tienen todo su derecho a hacerlo, pero los invitaría a que lo hicieran de manera correcta”.
Pese al cansancio emocional que está cargando, Laura Esquivel dijo hará todo lo que esté en sus manos para demostrar la inocencia de “El Cucurrucucú” –apodo de Armando en referencia al verso «no más se le iba en puro llorar».
“Voy a ayudar a colaborar en su defensa porque él ya no puede. A nosotros nos corresponde investigar, buscar y que se sepa la verdad, que se aclare todo”, manifestó con gran impotencia.
Esquivel y Vega Gil se conocieron gracias a Sergio Arau (hijo de Alfonso Arau, exesposo de la escritora) previo a la conformación de la agrupación Botellita de Jerez.
“Por aquel entonces empezaban con la idea de armar un grupo y de inmediato nos hicimos muy amigos porque teníamos muchas cosas en común. Siempre hubo una relación creativa y alegre, incluso familiar, porque realmente yo lo consideraba como un hermano”, expresó.
Juntos, Armando y Laura, desarrollaron grandes proyectos culturales, entre ellos un taller de Literatura de Misterio y Horror, “en el que los niños enloquecían. Ese fue uno de mis talleres más exitosos”, recordó la escritora.
A decir de la también autora de novelas como “El diario de Tita” y “Mi negro pasado”, otro de los trabajos en los que unieron talento fue el programa “Rolando rolas”, cuyo objetivo fue ir a zonas marginadas de la delegación Coyoacán e invitar a los chavos a armar su banda.
“Fue un proyecto muy lindo y exitoso. Es triste y lamentable lo que está pasando porque él tenía todavía mucho que dar, realmente tenía un talento que se desbordaba, hacía literatura, fotografía, música, era una gama impresionante”, señaló.
Además de su compromiso como activista y promotor de acciones contra la población femenina, “Armando Vega Gil fue el maestro que tocaba corazones con sus palabras”, mencionó Esquivel.
Siendo una amiga muy cercana al escritor, casi como una hermana, Laura Esquivel conoció de cerca la relación que Armando mantenía con su hijo, por lo que no tuvo reparo en expresar:
“Como padre era de los mejores que yo he conocido, por el cariño y la forma en que lo cuidaba y lo trataba, incluso Andrés fue su fuente de inspiración, a él le escribió cuentos y el disco “Armando Vega Gil y su ukulele loco”. Era muy conmovedor verlos juntos”.
Y como amigo, Esquivel reconoció –con apenas una sonrisa dibujada en su rostro- que fue el mejor y el más solidario. “Siempre fue un luchador social, siempre estuvo a favor de las mujeres, peleando por nuestras causas. Era de los primeros en manifestarse, era de esos que sabía estar al lado de cualquiera y abrazando. Sus abrazos eran muy verdaderos”.