Así, como se narra en The Guardian, el millonario desembolsó casi dos millones de dólares para dejar a toda prisa Manhattan y rentar una vasta mansión en los Hamptons para aislarse allí con su familia y escapar de la epidemia de COVID-19 que se ceba sobre Nueva York.
De acuerdo al New York Post, la citada mansión, operada por el desarrollador inmobiliario Joe Farrell, tiene 10 dormitorios, 15 baños, una gran alberca, canchas de tenis, biblioteca llena de madera, una sala de boliche, un cine con 10 butacas, una discoteca, un muro de escalamiento, área de patinaje y amplios jardines.
La propiedad es conocida como Sandcastle (castillo de arena) y ha tenido como previos inquilinos a celebridades como Beyoncé y Justin Bieber.
El potentado, que se dice es un magnate de la industria textil, pagó casi 2 millones por el alquiler de esa mansión hasta septiembre. Pero aunque tiene amplio espacio para mantener un aislamiento holgado durante la epidemia, no necesariamente ha logrado escapar de ella.
Long Island, indica The Guardian, está también experimentando una severa crisis de coronavirus, con cerca de 34,000 casos en el Condado Suffolk donde se ubica los Hamptons y en su cercano vecino, el Condado Nassau. La epidemia está llegando a las puertas de la mansión y aunque quizá no la penetre, ciertamente el magnate no ha podido poner mayor distancia de ella.
En todo caso, la renta de propiedades de gran lujo en los Hamptons es una actividad económica que no se ha suspendido para nada, y muchas de las mansiones de la zona han sido ya alquiladas por decenas de miles de dólares al mes o más.
Esa economía, a diferencia de otras, no se habría mermado por el golpe de la pandemia.
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