El anhelado viaje a Rodney Bay, Santa Lucía —país ubicado en las antillas del Caribe—, para dar la bienvenida a su segundo hijo de manera «natural» ha dejado a una pareja británica en una pesadilla burocrática que los mantiene «varados» en un lugar paradisíaco, pero lleno de incertidumbre.
Iuliia Gurzhii, de 38 años, y su esposo Clive, de 51, viajaron más de 6 mil 400 kilómetros para cumplir su sueño de dar a luz en una playa exótica. Sin embargo, el parto inesperado de Iuliia en un bote el 23 de abril les ha llevado a una lucha desesperada por registrar el nacimiento de su bebé y obtener un pasaporte para volver a su país de origen.
El proceso de registro en Santa Lucía se ha convertido en una odisea de negativas y contradicciones para la pareja. Tras el nacimiento de su bebé Louisa a bordo de un bote, Iuliia llevó a la recién nacida al Hospital Owen King de la Unión Europea (OKEU) para registrar el nacimiento. Sin embargo, los empleados del hospital alegaron que ya habían pasado más de 24 horas desde el nacimiento y rechazaron cualquier presentación de papeleo.
“Nos dirigimos a la oficina de registro y completamos los formularios para un certificado de nacimiento”, explicó Clive. “Esperamos un par de semanas y la oficina de registro regresó y dijo que no podían hacer nada porque el bebé no nació en el hospital y nadie presenció el nacimiento”.
Desesperados por encontrar soluciones, los padres buscaron ayuda en oficinas de registro y migración, pero las dificultades persistieron. La falta de testigos del nacimiento y la no pertenencia al hospital crearon obstáculos en su intento por obtener un certificado de nacimiento y un pasaporte para Louisa.
La pareja incluso enfrentó la necesidad de realizar una prueba de ADN para demostrar la paternidad de la bebé, una situación que ha dejado a los padres en un estado de angustia y preocupación.
Para empeorar la situación, Iuliia y Clive dejaron a su hija mayor en casa en Reino Unido, con la expectativa de regresar después de unas semanas. Ahora, casi cuatro meses después, se enfrentan a la angustia de no haber visto a su hija mayor durante este tiempo. La sensación de estar «atrapados» en el paraíso tropical se ha vuelto una experiencia estresante, especialmente con la temporada de huracanes en pleno desarrollo.
“No puedo dormir por la noche”, declaró Iuliia. “Es traumatizante. No puedo dejar de llorar, estamos pidiendo ayuda, nos han abandonado”.
La situación financiera también se ha convertido en un desafío, ya que la pareja enfrenta dificultades para costear los vuelos de regreso debido a los elevados costos y su limitado presupuesto. Con deudas acumulándose y recursos agotándose, el viaje que comenzó como un sueño se ha convertido en una lucha diaria.
“No tenemos suficiente dinero para los vuelos”, afirmó Clive. “Cuando vinimos aquí, costaban 600 libras (unos 760 dólares / 13 mil pesos mexicanos ) cada uno y ahora cuestan poco más de mil dólares. Tengo una deuda de 6 mil libras (7 mil 600 dólares / casi 130 mil pesos mexicanos) en la tarjeta. Nos estamos quedando sin dinero”.
A pesar de buscar ayuda y apoyo, la pareja se siente abandonada por la falta de respuestas claras y soluciones concretas. La Oficina de Desarrollo y Commonwealth Extranjero del Reino Unido se ha negado a proporcionar detalles específicos sobre el caso, dejando a Iuliia, Clive y su bebé Louisa en una situación de incertidumbre y desesperación en una tierra extranjera.
Excelsior