Cannes, 15 Jun (Cine Premiere).- El próximo mes de julio, durante la 74 edición del Festival de Cine de Cannes, una productora mexicana participará por primera vez con tres películas seleccionadas en la competencia oficial del certamen más prestigioso del mundo.
Se trata de Piano, compañía fundada en 2011 por Sebastián Hoffman y Julio Chavezmontes, quien expresa en entrevista su orgullo. «Creo que es el resultado de un trabajo muy arduo, pero no solo mío. Yo soy el que está hablando aquí ahorita, pero en realidad es un logro colectivo. A mí me enorgullece especialmente toda la gente de nuestro lado, que trabajó en las películas, el talento mexicano que participó en ellas y que puedan lucir sus habilidades ahora en el festival, o en los festivales más famosos del mundo. Me enorgullece especialmente por ellos”.
Las películas en cuestión, coproducidas por la compañía, competirán en el festival por la Palma de Oro. Estas son Memoria, del tailandés Apichatpong Weerasethakul (ganador de la Palma de Oro en 2010 por Uncle Boonmee Who Can Recall His Past); Annette, del francés Léos Carax (por cierto, programada como función de apertura), y Bergman Island, de la francesa Mia Hansen-Løve (ganadora del premio del jurado de la sección Un Certain Regard de Cannes en 2009 por Le père de mes enfants).
“Son películas que no corresponden a la idea de una identidad nacional porque no te diría yo que una es una película tailandesa o francesa sino son realmente un esfuerzo colectivo. Uso a Memoria de ejemplo: es una película de un director tailandés filmada en Colombia, hablada en español y en inglés, protagonizada por una actriz escocesa, que es Tilda Swinton, con un actor mexicano, que es Daniel Giménez Cacho, una actriz francesa, que es Jeanne Balibar, y un equipo de producción que es mexicano, colombiano, tailandés, francés. Y si bien es una producción mayoritariamente mexicana y colombiana, es también una coproducción con varios países, como Inglaterra, Alemania, Francia, Qatar, Malasia, China, Estados Unidos», dice Julio Chavezmontes, productor mexicano.
De acuerdo con el productor mexicano, aunque Memoria no se adscribe a ninguna nacionalidad, explora tópicos relevantes para América Latina. «En general hace lo que tiene que hacer el arte: darnos un espejo que nos acerque a la realidad, que nos devuelva a lo esencial».
En Annette y de Bergman Island, por su parte, también se deja ver la colaboración multicultural. «Annette es una película cuya trama transcurre mayoritariamente en Los Ángeles, pero es una película de un director francés filmada en México, Bélgica, Alemania, minoritariamente en Estados Unidos, con un equipo de producción de los cuatro países y es una coproducción que también involucra a Japón y otros países, como India, que no se rigen por lo que esperaríamos. No podrías calificar que es una película francesa mexicana, sino ambas cosas”.
Asimismo, Chavezmontes afirma que lo que ha contribuido a la producción de estas películas, filmadas antes de la pandemia, ha sido la existencia de políticas públicas que han incentivado la coproducción, junto con la necesidad de seguir haciendo películas independientes. «Eso lleva a estas vinculaciones y al centro de todo están los festivales. Las plataformas son, creo, otra cosa porque finalmente, más bien, lo que buscan es producir desde lo más local. Y no hay nada malo ni reprobable en eso, me parece perfectamente legítimo y grandes películas salen así. Ellos más bien tienen otra filosofía y creo que ambas cosas conviven muy bien dentro de un ecosistema. Lo importante es que sea un ecosistema, es decir, que no se dé todo ni de un lado ni del otro”.
En términos de producción, dice Julio, hay dos tipos de cine. Por un lado, el que se produce en el contexto de un estudio y, por otro, el que se hace de forma independiente. “Uno puede producir de forma independiente películas con un público amplio. Finalmente, las películas comerciales mexicanas, Nosotros los nobles o No se aceptan devoluciones, son independientes porque no tienen detrás la infraestructura de un estudio, mientras hay películas que son autorales, como las de Wes Anderson o Greta Gerwig, que tienen detrás la infraestructura de un estudio y el respaldo que eso implica a nivel no solo de recursos al momento de la producción sino también en el momento de la promoción. Un estudio tiene una infraestructura que le permite dar a conocer la existencia de una película a un público muy amplio antes de que se filme el primer fotograma. Lo importante es que ambas opciones existan”.
Memoria versa sobre una mujer que visita a su hermana en Colombia y pronto los sonidos activan su memoria y el miedo colectivo; Annette, es un musical sobre una pareja de artistas (Marion Cotillard y Adam Driver) que tienen una hija con un don que les voltea la vida, y Bergman Island, sigue a una pareja de cineastas que pasa el verano escribiendo guiones en la isla que inspiró a Ingmar Bergman. Las tres cintas tienen la característica que desde el guion sorprendieron a Julio. “Además, podía sentir en ellas un deseo auténtico de buscar nuevas formas en el cine, nuevas formas de contar y expresar y tomar ese riesgo, porque al final hacer eso implica un riesgo enorme. Hemos tenido la fortuna de que muchas de esas películas arriesgadas que hemos hecho han funcionado. Justamente, lo principal es hacer cosas que puedan romper esquemas, y eso a veces puede salir mal. En este caso no es así afortunadamente. Creo que las tres películas logran lo que se proponen y la verdad me emociona mucho compartirlas”.
En el caso de Memoria, de Apichatpong Weerasethakul, Julio buscó al cineasta para hacer el proyecto. Annette y Bergman Island provienen de su colaboración con su socio y coproductor francés Charles Gillibert, con quien ya había hecho antes La daga en el corazón, estrenada en competencia en Cannes 2018. “Desde entonces hicimos muy buena sintonía y es justo de las personas con las que, de ambos lados, siempre buscamos cosas que hacer. Y próximamente también vamos a hacer dos películas junto con Charles y estamos bastante emocionados”.
En cuanto a los próximos proyectos de Piano, Julio dice que están trabajando en Triangle of Sadness, la nueva película del sueco Ruben Östlund, el director de The Square (2017), y en Chocobar, de la argentina Lucrecia Martel. “Esto es de lo que podemos hablar ahorita, pero la verdad es que hay muchas cosas más y nos emociona mucho poderlas anunciar pronto”.
En cuanto a sus expectativas con respecto a las tres producciones que compiten en Cannes, dice no tener ninguna. “Lo único que tengo es el deseo de que ya las conozca el público, porque eso es para lo que hacemos cine, para que llegue al público. Ya lo que venga después está fuera de nuestras manos. Lo que importa es la experiencia de hacer las películas y compartirlas. Ya si conllevan cualquier tipo de premio, reconocimiento posterior, pues es lo de menos”.
Por ahora no hay tampoco previsiones de las corridas comerciales en México. “Seguro saldrán, pero ahorita el enfoque es Cannes y ya después del festival ya se podrá dar a conocer más sobre los planes de salida de las películas en México”.