El confinamiento que se ha vivido por la pandemia de la Covid-19 ha transformado drásticamente el consumo mediático de la sociedad. Empresas como Amazon, Netflix y distintas plataformas de streaming se han visto beneficiadas en términos económicos gracias a esto.
En ese sentido, es importante cuestionar de qué manera las compañías trasnacionales, protegen, aglomeran y usan la infinita cantidad de datos que tienen de sus usuarios. Por ende, las Licenciaturas en Comunicación y Comunicación Digital de la Ibero Puebla organizaron la conferencia titulada: Algoritmos, Binge Watching y Series: Netflix y big data en el ecosistema de medios.
Gabriela Pinto Márquez, coordinadora de ambas licenciaturas, expresó al principio de la charla lo importante que es no ignorar a los macrodatos sobre todo por la injerencia que estos tienen en el sistema de medios.
Uno de los mayores problemas que la era digital ha traído es la erosión de la privacidad. Así lo ve Alonso Pérez Fragua, gestor cultural, periodista e investigador. Su ponencia se centró en compartir con el auditorio su investigación sobre la historia y los efectos que Netflix ha tenido en la cultura a una escala global.
Para Pérez Fragua, el peligro comienza cuando se concede a los servicios digitales un acceso ilimitado a la vida de los usuarios sin que ellos revisen sus políticas de privacidad: “ver toda la información que Netflix tiene de mí fue un balde de agua fría pensar que una plataforma digital está almacenando toda mi interacción”.
Este descubrimiento forma parte de la tesis que Fragua está realizando en estudios culturales en la Universidad Paul Valéry desde el 2019. Al periodista le consterna la precisión con la que el algoritmo de Netflix confecciona las películas y series que recibimos como recomendaciones basándose en el material que ya hemos consumido anteriormente.
Los ojos del Big Brother
El periodista planteó que la privacidad de los usuarios de Netflix ha estado comprometida desde hace mucho tiempo. Fragua compartió con el auditorio que, en el 2008, una mujer bajo el seudónimo de Jane Doe, demandó a Netflix por romper el contrato de privacidad al exponer los datos de todos los usuarios estadounidenses.
La demandante usó el argumento que la compañía de origen californiano no tenía el derecho para liberar esa información. Netflix lo hizo con el propósito de mejorar el algoritmo para la renta de películas en DVD en su página de internet; cuestión que es completamente ilegal según Jane Doe.
En ese sentido, Pérez Fragua arguye en su tesis que, a través de estos mecanismos, hay una violación de los derechos humanos sin que la gente lo sepa. Para él, es menester debatir qué clase de control le damos a corporaciones multimillonarias sobre nuestras vidas.
Según el académico, otro daño colateral de la inteligencia de datos es la coerción de la libertad de expresión de los creativos que trabajan para la plataforma: “Ya empiezan a salir opiniones de creadores de películas y series donde explican que Netflix no les permitió hacer tal o cual cosa por la cuestión de los datos”.
El maestrante instó en el auditorio que declaraciones de esa índole son focos rojos a los que debemos de prestar atención porque se corre el peligro de que todas las futuras producciones sean propuestas por los algoritmos dejando la creatividad y el amor por historias distintas.
Alfabetización digital
Desde el 2013, año en que Netflix empezó con sus producciones originales, se le ha considerado como un medio disruptivo. Esa es una cuestión que Alonso Pérez Fragua desmonta por completo en su proyecto. Él razona que el binge watching (maratones de series) existía mucho antes que la llegada de los medios digitales.
Bajo este contexto, explicó que el primer paso para solucionar los problemas que la nueva revolución de la web ha suscitado, se requiere que los usuarios cuenten con una mejor alfabetización digital para evitar que sean víctimas de un abuso de poder.
El ponente concluyó diciendo que es nuestro derecho como consumidores exigirle a Netflix el resguardo de nuestra información personal para evitar una situación similar a la de Google o Facebook en la cual los datos de millones de personas fueron vendidos al mejor postor.