A medida que se aproxima el quincuagésimo aniversario de la dictadura militar en Chile (1973-1990), las controversias sobre las consecuencias del régimen se vuelven a instalar en primera plana. El miércoles, el presidente Gabriel Boric se pronunció ante las declaraciones de una de las principales figuras de la ultraderecha que calificó a Augusto Pinochet de estadista.
“Augusto Pinochet fue un dictador, esencialmente anti demócrata, cuyo gobierno mató, torturó, exilió e hizo desaparecer a quienes pensaban distinto. Fue también corrupto y ladrón”, escribió el mandatario en su cuenta de tuiter. Su mensaje concluía con: “Cobarde hasta el final hizo todo lo que estuvo a su alcance x evadir la justicia. Estadista jamás”.
La dictadura militar (1973.1990) dejó un saldo oficial de 40.018 torturados o presos y 3.065 opositores asesinados de los cuales un tercio permanecen desaparecidos. Los militares nunca colaboraron para encontrar sus restos y poco más de un centenar cumplen condenados en prisión por crímenes de lesa humanidad.
El pronunciamiento del mandatario sobreviene a las declaraciones del consejero constitucional Luis Silva, en las que ensalzaba la figura de Pinochet. Silva, que obtuvo la primera mayoría nacional en la elección de los redactores, será parte de los responsables de escribir una nueva constitución para Chile para reemplazar a la impuesta por la dictadura militar.
“Hay un dejo de admiración (por Pinochet)… Fue un estadista, un hombre que supo conducir el Estado, que supo rearmar un Estado que estaba hecho trizas”, dijo el consejero constitucional. Añadió que los “atroces crímenes cometidos bajo su mando, lamentablemente manchan lo que hizo por Chile”.
La controversia entre Boric y Silva se da en el marco de los resultados de una encuesta, de la consultora Cerc-Mor, difundida en la víspera que indica que el 36% de sus 1.000 encuestados opina que las Fuerzas Armadas “tenían razón” en dar un golpe de Estado, aunque un 41% cree que nunca hay razones para ello, mientras un 19% no respondió.
Sobre Pinochet, un 64% opinó que fue un dictador, un 39% que es “el hombre que impulsó y modernizó la economía chilena” y un 20% que “es uno de los mejores gobernantes que ha tenido Chile en el siglo XX”.
La ministra del Interior, Carolina Tohá, se sumó a la polémica: “Me parece que ningún dictador merece admiración, ciertamente Pinochet, que lo conocimos de cerca, no, ni él ni ningún otro”.
Su padre, José Tohá, quien para el golpe de septiembre de 1973 ocupaba el mimo cargo que ella, fue detenido, enviado a un campo de concentración en el extremo sur del país, donde con su altura de 1,92 metros, llegó a pesar 49 kilos. Murió mientras estaba hospitalizado en la capital chilena. La versión oficial dijo que se ahorcó.
Fuente: AP