En los momentos actuales sabemos los importantes retos que se le presentan a nuestro país y, también la necesidad de fortalecer la ciudadanía y su compromiso. Por ello, es claro que quizá como nunca nuestra participación es clave, no sólo porque formamos parte de una gran nación, sino fundamentalmente por el conjunto de valores, principios y prácticas democráticas que están en juego.
En una época de cambio como la que vivimos solo existen dos papeles: los actores y los espectadores. Por eso la democracia que buscamos impulsar, no pretende ser de espectadores, sino de actores. Escribamos la historia todos, comenzando con nuestra participación en este próximo proceso electoral, y evitemos que ésta se haga en contra de nosotros si permanecemos como simples espectadores. Hagamos patente la posibilidad de construir el bien común con la participación de todos en el marco de la democracia.
Este momento es ocasión de participación, porque al afectarnos, nos despierta, e interpela. Sólo si entendemos que la crisis actual por la que atravesamos se supera con el trabajo y voluntad de todos los mexicanos, sin distinciones, sin divisiones, podremos sentar las bases sólidas para emerger ante nuevas circunstancias y oportunidades que debemos crear para el desarrollo integral de los mexicanos.
México es una nación, es nuestra patria. Por tanto, es una unidad. Por encima de cualquier diferencia, independientemente de nuestra actividad particular, de edades o de sexos, todos estamos unidos, por un fuerte vínculo, que constituye nuestro pasado común, y por nuestro futuro que también es común.
Por ese futuro común, hoy hacemos un llamado a toda la ciudadanía de nuestro país, particularmente a los jóvenes que votaran por primera ocasión, a que salgan a ejercer ese derecho, con un profundo amor a México y, juntos decidamos como queremos que se empiece a edificar nuestra nación en la próxima década.
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