Carolina Leyva Inzunza, ganadora del reconocimiento, destaca que el galardón ayuda a visibilizar la labor de las tecnólogas y científicas
Una llamada telefónica entró al celular de Carolina Leyva Inzunza. En la pantalla, resaltaba el número 33. “Esto es de por allá… de Guadalajara”, pensó. Del otro lado, le indicaron que las instituciones del Sistema Universitario Jesuita (SUJ) habían decidido otorgarle el Premio Ada Byron a la Mujer Tecnóloga. Capítulo México 2021.
“Me dio mucha alegría, me puse muy feliz, porque en este mundo de la ciencia y la tecnología haces las cosas, primeramente, por amor al arte”, refiere la sinaloense por nacimiento, pero avecindada en la Ciudad de México.
La alegría se le nota en el rostro. Sonríe constantemente y agradece el reconocimiento que le han dado por su labor en el mundo de la ciencia y la tecnología, pero también por su trabajo de difusión y el apoyo brindado a comunidades afectadas por distintos problemas vinculados al agua, tema al que se dedica actualmente desde el Laboratorio Nacional de Ciencia, Tecnología y Gestión Integrada del Agua del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
En sus palabras se nota la pasión por su trabajo y el premio es un indicador de que está haciendo bien las cosas. “Que una institución ajena a la tuya te reconozca es importante. Qué bueno que hay otras personas que no te conocen, no saben quién es Carolina Leyva, pero que su trabajo está hablando por ella. Sentí una satisfacción muy grande cuando me hablaron por teléfono”.
Meses antes, cuando se enteró de la convocatoria del Premio Ada Byron, revisó los fundamentos del galardón y le interesó que estuviera enfocado a la mujer tecnóloga y científica, a visualizar el trabajo “que hacemos las mexicanas” en este campo. Entonces se dijo que valía la pena participar y postularse.
Para la nacida en Guamúchil, las mujeres han ganado mucho terreno y “afortunadamente yo estoy aquí por el trabajo que hicieron otras”. Sabe que aún falta mucho camino por recorrer y más brechas que cerrar, como educar a la sociedad para que acepte que las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, en inglés) también son para ellas.
No dejó pasar la oportunidad y agradeció al Sistema Universitario Jesuita de México —integrado por la Ibero Ciudad de México, Ibero León, IBERO Puebla, Ibero Tijuana, Ibero Torreón, el ITESO Universidad Jesuita de Guadalajara, el Tecnológico Universitario del Valle de Chalco, el Instituto Superior Intercultural Ayuuk — y a la Universidad de Deusto, también jesuita, por promover el reconocimiento a la labor de las mujeres científicas y tecnólogas.
Y de la misma forma, a los patrocinadores Microsoft y AT&T, así como al Movimiento STEAM como aliado, por unirse a estas instituciones de educación superior y apoyar causas con las que se busca fomentar el acceso de más niñas y jóvenes a este campo del conocimiento.
Esfuerzo y dedicación, claves para cumplir un sueño
Carolina Leyva demuestra en carne propia que el esfuerzo y la dedicación son necesarios cuando se quiere alcanzar un sueño. Y trabajar arduamente es indispensable para destacar en el mundo de la ciencia y la tecnología, pero sobre todo ser un modelo para las nuevas generaciones de niñas y jóvenes que desean incursionar en este campo del conocimiento.
El camino no es fácil. Para llegar a donde está ahora ha recorrido varias millas: primero, fue al Instituto Tecnológico de Sonora para convertirse en ingeniera química; después, avanzó hacia la Ciudad de México para estudiar la Maestría en Ciencias y el doctorado en Ciencias de la Ingeniería Química en el Instituto Mexicano del Petróleo.
Sin embargo, su visión estaba más allá de nuestro país, así que decidió estudiar en la Universidad de Caen, en Francia, y en el Imperial College London, en Reino Unido. Tras su aventura en Europa, regresó a América para enrolarse en la Universidad de Texas y estudiar un posdoctorado. Finalmente, hizo uno más en el Instituto Mexicano del Petróleo.
Con varias fojas en su currículum, Leyva Inzunza reflexiona sobre la importancia de premios como el Ada Byron y, de inmediato, contesta que gracias a ellos se impulsan fuertemente las carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas por sus siglas en inglés), se reconoce a las mujeres de ciencia y tecnología, y la sociedad se da cuenta de la importancia de ellas en este campo.
Y es que la difusión es relevante, pues permite que haya modelos femeninos y se cambie la idea de que sólo hay hombres trabajando en los laboratorios. En el caso de Carolina, Marie Curie fue su inspiración para decir “yo también quiero estar haciendo ese tipo de cosas (experimentos)”, sin embargo, es necesario promover más a las científicas.
Es enfática en este punto y señala que se debe dar a conocer que muchas mujeres participan en estas disciplinas tradicionalmente copadas por el sexo masculino, sin que con ello se caiga en una lucha de géneros. Simplemente, reconocer que la ciencia y la tecnología están abiertas para quien desee incursionar en ellas.
“No hay información sobre lo que se puede hacer en una carrera STEM, porque la mayoría de las personas que participan en ciencia y tecnología son hombres. Entonces, no hay modelos a seguir entre las mujeres”. Desde su visión, ésta es una de las razones por las cuales es menor la cantidad de mujeres que aplican a las carreras STEM.
Se debe romper con estereotipos, lograr que se publiquen trabajos de científicas y éstos lleguen a más personas. “Siento que eso es lo que hace mucha falta, que haya reconocimiento hacia nosotras, que las nuevas generaciones se acerquen a nosotras, y digan ‘ella salió de Sinaloa y como pudo llegó a la Ciudad de México, y ha tenido una trayectoria satisfactoria en este campo de las STEM… yo también puedo’. Eso es algo bien importante, que la gente nos conozca”.
Un mejor mundo… con agua
Actualmente, en el Laboratorio Nacional de Ciencia, Tecnología y Gestión Integrada del Agua, en el Centro de Investigación en Ciencia Aplicada y Tecnología Avanzada CICATA-Unidad Legaria, del IPN, la Dra. Carolina Leyva Inzunza trabaja en diferentes tópicos sobre el agua, principalmente en la contaminación, sobreexplotación y gestión de la misma.
En este momento, desarrolla varias líneas de investigación sobre el desarrollo de materiales, tecnología para abordar la contaminación y la escasez del agua, y también en llevar el conocimiento generado a las comunidades afectadas, con el fin de que éstas entiendan cómo cuidar el líquido y de qué forma impacta la salud de sus integrantes.
“Entonces, no solamente hacemos la ciencia y la tecnología, también hacemos la difusión y aportar a la sociedad. En la problemática del agua es muy importante educar a la sociedad, que la gente conozca qué se está tomando; si no cuidan el agua, qué va a pasar… eso es muy importante”, refiere.
En tono crítico, apunta que las y los investigadores deberían tener como prioridad la difusión científica, pues lo importante es el impacto que genera en la sociedad, por lo que no es suficiente publicar sus artículos especializados y seguir generando proyectos dentro de las aulas. “Estoy relacionada muy estrechamente con la conciencia social, tienes que acercarte a la gente y explicarle en términos que pueda entender”.
Esta labor social es uno de los puntos que evaluaron los integrantes del Premio Ada Byron para entregar el galardón a la Dra. Leyva Inzunza, pues empata muy bien con la visión de las instituciones confiadas a la Compañía de Jesús, cuya búsqueda es que el conocimiento salga de los recintos universitarios y ayude al desarrollo de la sociedad.
De esta forma, advierte. “desde la academia se ayuda a que las personas tengan conciencia social de los problemas que hay en su entorno y puedan relacionarse y tomar decisiones; y también poder ejercer presión para que sus problemas sean resueltos. Pero una vez más, muchos de los problemas se pueden resolver educando y fortaleciendo una cultura con conocimientos sólidos y fiables”.