El escritor español Arturo Perez-Reverte presentó hoy su nuevo trabajo “Los perros duros no bailan”, en que traslada a la vida canina la lucha por la libertad y la permanencia de valores como la lealtad y dignidad.
El libro (editado por Alfaguara) narra la historia de Negro, un mastín español cruzado con fila brasileña, que fue campeón en peleas de perros y se ve en la situación de rescatar a su amigo Teo, secuestrado por mafias que organizan peleas.
La trama narra es definida por el autor como “una novela policiaca, con humor pero que también recoge el maltrato y el sufrimiento que sufren los perros”, y es también una historia revertiana en cuanto a tipo de personajes y situaciones de la novela.
Recalcó que como escritor solo recurre a personajes determinados por lo que ha vivido, leído y visto, como periodista, narrador y viajero, y ahora lo hace con el mundo de los perros, al que le decida 30 por ciento de sus mensajes en Twitter.
“Me interesan los personajes que tienen una historia detrás a los que la vida les deja marcas y heridas”, expresó al explicar que eso es una constante en sus novelas.
Sostuvo que con la edad la vida deja pocas palabras en mayúsculas a las personas, y en su caso “las de lealtad y dignidad están intactas y son ideas que veo en los perros”.
“Las virtudes que más amo de los seres humanos, como son el respeto y la lealtad a los amigos está en los perros, entonces el perro es el animal perfecto”, abundó.
Pérez afirmó que “no hay libertad que se gane sin lucha” y que eso está presente en esta novela de perros, que ello contrasta con el hecho de que a las nuevas generaciones “se les ha criado de modo que están de que tienen derecho a todo”.
“El ser humano está sometido a una reválida permanente, se enfrenta cada cierto tiempo a una prueba y allí está la lucha para ver si tenemos derecho a la libertad, porque nada está consolidado, todo puede desaparecer. La libertad se debe ganar continuamente”, dijo.
El autor aprovechó para explicar que incluso la libertad de prensa está en riesgo debido a la autocensura que llega por el temor de muchos periodistas y escritores de no querer afectar a ningún colectivo, lo que contrasta con su novela porque los perros no tienen corrección política.
Asimismo, Pérez criticó la dificultad de la justicia y la policía española para castigar el maltrato animal, principalmente el que sufren los perros, ya que los maltratadores quedan en libertad al estar penado en España con máximo de un año o una multa.