La organización y la participación en la consolidación del Movimiento Estudiantil en Puebla a lo largo de las décadas se han convertido en un aspecto clave para la toma de decisiones en diferentes ámbitos de la vida social y política de la entidad, siendo un parte aguas incluso en la vida democrática de la entidad.
Estas manifestaciones en el entorno educativo, incluso, modificaron el rumbo de la historia de la entidad, en diferentes etapas, por lo que no son ajenas a la sociedad poblana, que de alguna manera siempre se mantuvo al tanto de lo que pasaba en este ámbito.
Incluso, Puebla fue sede de la primera manifestación estudiantil en América, en el año de año de 1647, cuando el Virrey-arzobispo Palafox y Mendoza, al crear su reforma educativa y eclesial-regalista, tuvo problemas con la orden de los jesuitas a quienes se pretendía limitar su participación en la educación popular.
Entonces cuando los alumnos de los jesuitas, muchos de ellos hijos de empresarios coloniales o futuros cuadros de la administración novohispana, protestaron y dieron principio a una larga lucha estudiantil que duró seis años y terminó con la derrota del jerarca.
Para el año 1918, durante la reforma universitaria, se buscaba la autonomía, así como romper con la universidad tradicional, característica de ilustrados y conservadora de las buenas costumbres sociales de la elite poblana era un anhelo de los estudiantes desde por lo menos el año de 1935.
El 23 de noviembre de 1956 se publica en el Periódico Oficial la Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de Puebla.7 Después de lograr la autonomía se tiene el derecho de elegir a sus autoridades, administrar sus bienes, así como a su personal académico y administrativo. Además, se obtiene la libertad de investigación.
En 1959, Adolfo López Mateos visitó la Universidad Autónoma de Puebla como candidato del PRI a la Presidencia de la República. Las autoridades universitarias aprovecharon la ocasión para presentarle varias necesidades que de solventarse serían esenciales para desarrollar la Universidad. Sobresalía el problema de atender la demanda estudiantil. Ya un año antes el rector Manuel Santillana, en una conferencia en el Club Rotario, había expresado su muy sentida preocupación por las carencias que había en la Universidad: «los alumnos permanecen en las aulas unos sentados en pupitres, otros en butacas, otros sobre los umbrales de las puertas y los señores profesores tienen grupos hasta de más de cien alumnos».
Las cuestiones de cupo y la petición de que se construyera la Ciudad Universitaria, que hicieron estudiantes de la Federación de Estudiantes Poblanos (FEP), fueron demandas sentidas porque mientras no se resolviera el tema de las instalaciones y la infraestructura, el panorama era poco alentador para la universidad y los estudiantes.
En 1961, casi todas las escuelas universitarias, llamadas facultades, funcionaban en el antiguo edificio Carolino, salvo la de Medicina, que desde 1956 ocupaba instalaciones del Hospital Civil. En marzo de 1960 se coloca la primera piedra para la construcción del edificio de esta escuela frente a las instalaciones de ese hospital, donde funciona desde ese año.
Un Consejo de Honor dirigía la UAP, formado por cuatro profesores. El presidente rector era Armando Guerra Fernández; otros dos integrantes y lo completaba la química Marina Sentíes Lavalle, miembro de la organización Hijas de María.
Algunos testimonios afirman que los estudiantes debían asistir a misa semanalmente. La mayoría de catedráticos eran conservadores y algunos de ellos también miembros de los Caballeros de Colón. Los planes y programas de estudio se encontraban anquilosados y muchos jóvenes intentaban realizar cambios sin poder lograrlo.
Las disputas por la dirección de la Federación Estudiantil Poblana estallan el 5 de abril. Las corrientes estudiantes liberales postulan a Enrique Cabrera Barroso, estudiante de Ingeniería Civil, y las conservadoras a José María Cajica, estudiante de Derecho, quien llega a la presidencia en medio de conflictos.
El escenario internacional de la Guerra Fría juega un papel sustancial en el movimiento de 1961. Las corrientes estudiantiles liberales simpatizan con la Revolución cubana, simpatía que aumenta por el intento de invasión de tropas mercenarias y norteamericanas a la isla.
La reunión y el mitin fueron en el zócalo de la ciudad de Puebla. En su recorrido la manifestación se detuvo frente al edificio del diario El Sol de Puebla y cuando los jóvenes se retiraban, tanto por las calles 2 Sur como por la 4 Sur, la policía bloqueó a una parte de los manifestantes y los atacó a macanazos. Algunos manifestantes lograron llegar al edificio Carolino, donde se escondieron; otros subieron a las azoteas de las casas e intentaron repeler la agresión. Después aparecieron volantes sin firma con leyendas anticomunistas. «Cristianismo sí, comunismo no» fue la más difundida. Al día siguiente se conoció por la prensa el saldo de la trifulca: 30 heridos, agredidos por la policía.
La simpatía por la Revolución cubana crece; entre los jóvenes estudiantes simpatizantes había guevaristas, masones, comunistas y metodistas. En tanto los opositores se declaran fervientes católicos anticomunistas, algunos eran miembros del Frente Universitario Anticomunista (FUA). Además de la manifestación, de panfletos, declaraciones y algunas reuniones, otras situaciones mostraban que las simpatías por la Revolución cubana podían crecer después de que regresan los primeros universitarios poblanos invitados por el gobierno cubano: Luis Rivera Terrazas, Enrique Cabrera Barroso, Erasmo Pérez Córdoba y Julio Glockner. En los inicios de 1961 Julieta Glockner y Anselma Hernández asistieron después al Encuentro Mujeres de México, Centroamérica y el Caribe.
Manuel Lara y Parra (rector de la UAP en ese entonces y a quien se le considero como “El rector de la dignidad”) junto con el consejo universitario se declararon en huelga y rompieron cualquier relación de la universidad con el gobierno del estado. A partir de ahí las movilizaciones fueron en aumento, contando con la participación de trabajadores, amas de casa, campesinos, estudiantes y el 29 de octubre el general Antonio nava Castillo (El entonces gobernador del estado) presentó su renuncia y el 20 de diciembre de ese mismo año fue cancelada “La ley de pasteurización “la cual tenía un efecto negativo en productores y comerciantes de leche.
Después de esto, se organizaron otras dos marchas en las cuales participaban estudiantes y las cuales fueron disueltas de manera agresiva, el descontento de afectados por esta ley aumento e inicio lo que hoy se conoce como “Movimiento estudiantil de 1964”.
La matanza de Tlatelolco del 2 de octubre de 1968 es uno de los hechos más sanguinarios en la historia de nuestro país y difícilmente se pueden olvidar.
La comunidad estudiantil en Puebla apoyó mediante diferentes eventos la lucha que se desarrolló durante este año. En el Estado hubo diversas causas que motivaron el movimiento de alumnos, como la detención del estudiante Enrique Cabrera Barroso y el linchamiento de trabajadores de la Universidad Autónoma de Puebla en San Miguel Canoa. La universidad se incorporar plenamente en el movimiento nacional desde agosto de 1968, fecha en la que las escuelas de Economía, Filosofía y Letras, Medicina, Leyes, Físico-Matemáticas y Preparatoria Nocturna resuenan en huelga en apoyo a las demandas nacionales.
Luego de varios años, se dieron otras manifestaciones, pero con un sentido político, y destacan las de 1972-1973 con la lucha entre gobierno-iniciativa privada en contra de universidad-Partido Comunista, además de la de 1976 con la toma del Carolino, y la crisis de 1989 siendo rector Samuel Malpica Uribe.
A 47 años de la ruptura por la lucha ideológica entre izquierda y derecha, protagonizadas por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), y la Universidad Popular Autónoma de Puebla (UPAEP) los estudiantes se han unido a una sola voz para pedir una mayor y mejor seguridad para los poblanos.
A ello, se suma un acontecimiento de movilización estudiantil sin precedentes, denominada “Marcha Universitaria Pacífica por una Puebla y México Seguros” que ha crecido producto de la preocupación de las instituciones y de los propios universitarios que exigen su voz sea escuchada y se frene la ola de inseguridad que azota al estado y el país en general, donde se ha confirmado la presencia al menos de 30 universidades, quienes recorrerán las principales calles de la ciudad.
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